Una propuesta de reforma electoral
Hemos de alejarnos del ¡°voto ¨²til¡± para conseguir ¡°la utilidad del voto¡±
Los pol¨ªticos pueden permanecer encerrados en el Congreso, sabedores de su verdad absoluta, mientras miles de personas se manifiestan en la calle, pero lo cierto es que la pol¨ªtica espa?ola est¨¢ en un callej¨®n sin salida. Los espa?oles desconf¨ªan de sus pol¨ªticos; no les creen competentes ni eficaces ni honestos. Se sienten estafados y enga?ados.
La generalizaci¨®n del ¡°todos son iguales¡± es tan injusta como peligrosa; pero una mayor¨ªa se limita a asentir, aplaudir e imitar frases y comportamientos, a veces incomprensibles para el sentido com¨²n. Son pol¨ªticos que acceden por fidelidad al l¨ªder y no por compromiso con sus votantes. A ello se une la falta de transparencia sobre el salario de los diputados, sus prebendas o prestaciones, que hace que circulen verdades a medias, que se evitar¨ªan con la misma regulaci¨®n que el resto de trabajadores.
En la dram¨¢tica situaci¨®n actual de recortes, falta de trabajo y expectativas, negocios que se cierran todos los d¨ªas, miedo e incertidumbre, reformas laborales indignantes, eliminaci¨®n indecente de derechos, los partidos pol¨ªticos siguen ¡°permisivos¡± con la corrupci¨®n y los comportamientos deshonestos, por complicidad o cobard¨ªa. Al calor de la demagogia, rugen propuestas de eliminar diputados, anular salarios o subvenciones a la representaci¨®n social, pol¨ªtica o sindical, que huelen a democracia org¨¢nica.
Dicho todo esto, ah¨ª va una propuesta de Reforma Electoral, ?y que empiece el debate! Hemos de alejarnos del ¡°voto ¨²til¡± para conseguir ¡°la utilidad del voto¡±.
Una propuesta con dos pasoscomo ¡°punto de partida¡±: 1) Que los votos de un partido en el parlamento tanto nacional como auton¨®mico sean exactamente el n¨²mero de votos obtenidos, no el n¨²mero de diputados que lo representan. Al abrir las urnas, y a partir del suelo electoral marcado (5% ¨® 3%), se adjudica el primer diputado a cada partido y el resto se asignar¨¢n seg¨²n la ley D?Hont. Cualquier partido que supere el umbral m¨ªnimo se le asignar¨ªa un esca?o. Del total de diputados a nombrar se restan los esca?os ya asignados; con esa cifra y para respetar la adscripci¨®n territorial se aplicar¨ªa la ley D?Hont. Inmediatamente se divide el total de votos de cada partido por el n¨²mero de diputados de ese mismo partido; as¨ª cuando se vote en el parlamento, cada partido no sumar¨¢ diputados, sino el mismo n¨²mero de votos que sac¨® en las elecciones. Los diputados de otro partido tendr¨¢n otra cifra de votos distinta, y cuando vote la c¨¢mara sencillamente se sumar¨¢n votos, no diputados. Al votar en el parlamento se contar¨¢n votos representados, no diputados.
2) El objetivo es conseguir que los ciudadanos sancionen, voten o veten listas o personas, de modo que los partidos no sean ajenos a la voluntad popular como ahora lo son. Dos posibles formas: a) Que los diputados de cada partido sean elegidos previamente por primarias con votaci¨®n de militantes y ciudadan¨ªa inscrita; b) O que se haga en el momento de la votaci¨®n, mediante listas abiertas por selecci¨®n donde el ciudadano puede elegir a sus diputados como se hace actualmente con el Senado, pero s¨®lo entre los del partido elegido, o con un sistema de exclusi¨®n de listas, pudiendo un votante tachar, por ejemplo, tres nombres de la lista cerrada de su opci¨®n pol¨ªtica, con lo que el orden de los diputados se formar¨ªa por el n¨²mero de votos obtenidos. Se tratar¨ªa de conceder tanto el derecho de voto como el derecho de veto.
Desde este punto de vista, la importancia no estar¨ªa en el n¨²mero de diputados que obtenga la formaci¨®n pol¨ªtica, sino en el n¨²mero de votos, por lo que tampoco el tama?o del parlamento es significativo para garantizar la representaci¨®n plural. Adem¨¢s, conseguimos que un ciudadano vea que su voto est¨¢ representado num¨¦ricamente y que cada partido tenga el valor que realmente tiene en votos. L¨®gicamente, entra?a mayor dificultad de gobernar y alguien pensar¨¢ en una ¡°italianizaci¨®n¡± del parlamento, pero tanta simplificaci¨®n es la que est¨¢ embruteciendo nuestro sistema. Hay ¨¦pocas donde se necesita estabilidad y otras, como la actual, donde se requiere mayor dinamismo. Necesitamos un grado mayor de madurez en vez de ir hacia un ¡°partido ¨²nico absoluto¡±.
Ana Noguera es miembro del Consell Valenci¨¢ de Cultura.
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