Lo importante es la fachada
El blindaje de los edificios protegidos traba la apertura de comercios, al obligar a los empresarios a recuperar la apariencia de hace un siglo. Los arquitectos repudian una normativa que el Ayuntamiento promete cambiar
Hasta 14 tipos distintos de m¨¢rmol tuvo que presentar un empresario al Ayuntamiento de Madrid para que le permitiera remodelar el local en el que quer¨ªa abrir su negocio. Otro tuvo que sumergirse en el archivo hist¨®rico para rescatar los planos del edificio en el que iba a hacer obras para montar una tienda de golosinas. En muchos casos, las trabas administrativas y la protecci¨®n de los inmuebles centenarios abortan iniciativas empresariales o reformas que mejorar¨ªan la vida de sus inquilinos. Para evitarlo, el Ayuntamiento promete aligerar los requisitos urban¨ªsticos. Lo lleva anunciando meses, pero el cierre de la galer¨ªa Oliva Arauna por remozar su fachada sin licencia ha avivado el debate. Los arquitectos consultados por EL PA?S coinciden: es necesario y perentorio cambiar la norma.
El Gobierno local (Partido Popular) aprob¨® el pasado jueves la revisi¨®n de los m¨¢s de 9.000 edificios protegidos que hay en Madrid, un trabajo que realizar¨¢n durante dos a?os arquitectos, historiadores y otros especialistas para determinar cu¨¢les merecen blindaje por su valor hist¨®rico-art¨ªsticos y cu¨¢les lo perder¨¢n, facilitando as¨ª que se puedan hacer obras para mejorar su habitabilidad o explotaci¨®n econ¨®mica.
El cat¨¢logo de edificios protegidos emana del Plan General de Ordenaci¨®n Urbana de 1997. El Ayuntamiento se?al¨® antes del verano que se hizo de forma ¡°discrecional¡±, sin justificar el valor, de cada inmueble, y con ¡°un r¨¦gimen extraordinariamente riguroso, r¨ªgido e inflexible en lo referido a los usos y obras¡±. ¡°Se conserva todo lo que sea de m¨¢s de 100 a?os, y no todo tiene valor¡±, opina Jos¨¦ Antonio Granero, decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM). ¡°Y eso ha impedido durante todos estos a?os la incorporaci¨®n de arquitectura moderna, o ha destruido edificios de gran valor del siglo XX; ambas cosas son un disparate¡±.
¡°No tengo licencia por problemas est¨¦ticos¡±
Una ma?ana de mediados de septiembre, la polic¨ªa municipal precint¨® por orden del Ayuntamiento la galer¨ªa de Oliva Arauna, un referente en Madrid y uno de los espacios m¨¢s importantes de Espa?a tras 30 a?os de trayectoria. El origen del conflicto est¨¢ en los cambios en la fachada que realiz¨® la galerista cuando compr¨® el edificio en 2003. En todos esos a?os no ha logrado que le dieran licencia.
Pregunta. Cu¨¢ndo compr¨® el local ?c¨®mo era la fachada?
Respuesta. Estupenda para lo que hab¨ªa, un restaurante de drag queens: estaba llena de neones, pieles de tigre y dorados. Lo que hice fue limpiar esos elementos de decoraci¨®n; quedaron dos huecos y unas columnas de 1929 de hierro fundido que dej¨¦ vistas y, en el resto, puse un cristal trasl¨²cido, que era lo m¨¢s as¨¦ptico y contempor¨¢neo para un edificio antiguo.
P. ?Pidi¨® alg¨²n permiso para esas modificaciones?
R. No, porque solo eran elementos decorativos y para eso no se necesita. Lo que s¨ª pedimos, porque hac¨ªa falta, fue una licencia de obras para retocar unas columnas que estaban descarnadas y apuntalar el edificio. Lo hice a trav¨¦s del estudio del arquitecto Ignacio Vicens.
P. ?C¨®mo se complica todo?
R. Tras pedir la licencia pas¨® un mes y no obtuve respuesta; por silencio administrativo, retomamos la obra y en 2004 inauguramos la galer¨ªa. Al cabo de un tiempo un vecino nos denunci¨® porque dec¨ªa que pon¨ªamos unos vasos en las inauguraciones que le imped¨ªan el paso.
P. ?Cu¨¢ndo llega la negativa?
R. En 2006. Cuando parec¨ªa que las aguas se hab¨ªan tranquilizado, una discoteca de al lado puso otra denuncia por una cuesti¨®n est¨¦tica. Y, en noviembre de 2011, el Ayuntamiento me cerr¨® la galer¨ªa durante una semana por no tener licencia. Pusimos m¨¢s recursos, y hasta hoy. En paralelo, habl¨¦ con gente pr¨®xima al Ayuntamiento, que me dijo que ten¨ªa soluci¨®n.
P. ?Por qu¨¦ se la deniegan?
R. Por problemas est¨¦ticos. La ped¨ª a trav¨¦s de la Comisi¨®n de Patrimonio Art¨ªstico de Madrid, el organismo encargado al ser este un edificio hist¨®rico.
P. ?Qu¨¦ le piden que haga?
R. Que vuelva a la fachada antigua: en la entrada, dos huecos similares a los balcones de arriba; y en la parte central, lo que yo llamo un cart¨®n piedra, una simulaci¨®n con elementos met¨¢licos de unas determinadas caracter¨ªsticas. El problema es que el archivo de la Villa no s¨¦ en que momento se quem¨®, y por lo tanto no existen ni fotos de la ¨¦poca, ni planos. Mi argumento se basa en que, si no queda nada, por qu¨¦ voy a tener que hacer una interpretaci¨®n.
P. ?Tener la galer¨ªa cerrada le supone da?o econ¨®mico?
R. Mucho, no viene nadie; tenemos puestos en el cristal los tel¨¦fonos, pero no podemos abrir la puerta. Quiero dejar claro es que yo pago mis impuestos, no debo nada a nadie. El precinto no se debe a nada grave, son problemas est¨¦ticos.
P. ?C¨®mo va ahora la cosa?
R. Estamos en conversaciones, que espero, y el Ayuntamiento tambi¨¦n, que sean lo m¨¢s ¨¢giles posibles. Ahora es el juez quien tiene que actuar en base a lo que hemos presentado. Todo est¨¢ legal y perfecto.
?Qu¨¦ quiere hacer ahora el Ayuntamiento? En primer lugar, permitir nuevos usos para los edificios singulares, incluso aunque est¨¦n declarados bienes de inter¨¦s cultural, siempre y cuando no se requieran obras de calado.
Adem¨¢s, desea relajar los requisitos para las reformas, permiti¨¦ndolas incluso en los edificios de mayor protecci¨®n si as¨ª se mejoran las condiciones del inmueble; por ejemplo, se podr¨ªan usar materiales contempor¨¢neos en lugar de originales, como obliga el plan vigente. Y busca tambi¨¦n dar mayor flexibilidad para cambiar las fachadas.
El estudio de arquitectura Junquera ha realizado, entre otras, la rehabilitaci¨®n de la Biblioteca Nacional y del Hip¨®dromo de la Zarzuela (premiada por el COAM). ¡°El hip¨®dromo es un edificio de 1934, no ten¨ªa las instalaciones que hoy se reclaman (por ejemplo, aire acondicionado). Y eso tiene unas servidumbres, hay que hacer unas perforaciones en la fachada; ahora dicen que no se puede. A la hora de rehabilitar hay que contar con que el edificio tenga una m¨ªnima violencia para adecuarlo a la actualidad¡±. En la Biblioteca Nacional, por unos cent¨ªmetros no cumpl¨ªa una determinada distancia. ¡°?Y qu¨¦ hacemos? ?Tiramos la biblioteca? ?O no la usamos?¡±.
El arquitecto centra el problema en la falta de cultura del patrimonio, en la ausencia de voluntad de conservarlo, y en que las decisiones en cuanto al tipo de intervenciones quedan en manos de funcionarios que no son expertos y tampoco tienen a quien recurrir. ¡°La rehabilitaci¨®n es un proceso complejo que requiere gente formada y con criterio; ahora es un desastre¡±.
El catedr¨¢tico de la Universidad Polit¨¦cnica Javier Mosteiro lamenta ¡°la absoluta falta de control¡± en las fachadas de los edificios. ¡°Creo que no se debe tanto a carencia de normativas como a falta de disciplina urban¨ªstica. Es habitual encontrar, y padecer, aut¨¦nticas transformaciones sin criterio y sin aprobaci¨®n municipal, tanto en locales comerciales como en ¨¢ticos, con sus inopinados cerramientos y chabolismos¡±. El paisaje urbano pertenece a la ciudad y en ella debe prevalecer el inter¨¦s de lo p¨²blico sobre lo privado. Por eso, tambi¨¦n en las fachadas, ¡°la cuesti¨®n de la est¨¦tica se imbrica con la de la ¨¦tica¡±.
Pero no se trata solo de un problema arquitect¨®nico: tambi¨¦n es un quebradero de cabeza para los empresarios que necesitan hacer obras. Por ejemplo, Azucena y su marido, que alquilaron un local en la calle Esparteros, a un tiro de piedra de la plaza Mayor. Era una antigua librer¨ªa, que reformaron por dentro y fuera para convertirla en tienda de recuerdos para turistas. Invirtieron 40.000 euros y contrataron a dos empleadas. Llevaban un a?o e ¡°iban tirando¡± cuando, en noviembre de 2011, el Ayuntamiento precint¨® el establecimiento. ¡°Nos dijo que la fachada ten¨ªa que quedar como hace 100 a?os¡±, explica Azucena. Tras innumerables gestiones y ruegos, tiraron la toalla. El due?o no quer¨ªa pagar la obra, y ellos no ten¨ªan dinero para hacerla. Ahora, el local languidece, abandonado.
Francisco Valverde se enfrent¨® al mismo problema, pero logr¨® solventarlo. El precio fueron 300.000 euros y 10 meses de obra. Abri¨® un restaurante en el n¨²mero 9 de la carrera de San Jer¨®nimo, en lo que antes hab¨ªa sido una tienda de ropa. ¡°Se cargaron el local, se ca¨ªa a trozos¡±, explica. El Ayuntamiento le oblig¨® a recuperar la apariencia del edificio un siglo ha. ¡°Hubo que restaurar la l¨¢mpara, fabricar los apliques¡ Present¨¦ a la Comisi¨®n 14 tipos distintos de m¨¢rmoles para que eligieran cu¨¢l era el m¨¢s parecido al original¡±.
La Comisi¨®n para la Protecci¨®n del Patrimonio Hist¨®rico Art¨ªstico y Natural (CPPHAN) se cre¨® con el plan de 1997; en ella colaboran la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento. En la pr¨¢ctica, el alto volumen de expedientes la convierte, m¨¢s all¨¢ de lo minucioso y estricto de sus exigencias, en un cuello de botella.
Carlos quiso abrir una tienda de golosinas en el n¨²mero 56 de la calle Mayor, pero la polic¨ªa municipal se la precint¨® en enero, cuando a¨²n no hab¨ªa tenido ni siquiera oportunidad de inaugurarla. ¡°Me dijeron que ten¨ªa que dejar la fachada como en 1904. La Comisi¨®n me indic¨® que deb¨ªa acudir al archivo, y a partir de los planos hist¨®ricos hice otro proyecto. Me lo aprobaron, pero tardaron cuatro meses; para entonces, ya hab¨ªa desistido: ten¨ªa que desmontar la fachada entera, poner granito, m¨¦nsulas... Ni siquiera ped¨ª precio¡±, explica.
La comisi¨®n recibe tambi¨¦n las cr¨ªticas del decano del Colegio de Arquitectos: ¡°No siempre han sido profesionales los que la llevaban, ni tampoco eran profesionales los criterios por los que se guiaba. Debe integrarla gente desde el conocimiento y la excelencia¡±. Jos¨¦ Antonio Granero cree necesaria una regulaci¨®n flexible, que incluya nuevos usos y contemple si hay especial demanda de algunos elementos.
Por ejemplo, las terrazas. ¡°Madrid es una ciudad de terrazas y en much¨ªsimos edificios no se permiten¡±. Critica algunos aspectos de las que est¨¢n en la calle: ¡°Muchas tienen unas sombrillas horrorosas, y lo mismo ocurre con las m¨¢quinas de aire acondicionado. Se requiere un esfuerzo de embellecimiento del paisaje¡±.
El caso de un conocido restaurante que prefiere no publicar su nombre ejemplifica el barullo administrativo al que se enfrentan los empresarios. Abri¨® en 2005, tras realizar obras de calado en un local que llevaba un cuarto de siglo sin uso. El a?o pasado recibi¨® su primera inspecci¨®n, pero para entonces, ¡°por el funcionamiento normal del local, se encontraron cambios respecto a los planos originales¡±, explica un responsable. Los solventaron, presentaron los papeles correspondientes, pero cuatro d¨ªas despu¨¦s, en enero, el local fue precintado. ¡°Nos explicaron que hab¨ªa una laguna legal, porque la licencia la hab¨ªa concedido el distrito pero el cierre lo ordenaba una agencia de licencias¡±, cuenta. Estuvieron 17 d¨ªas cerrados. ¡°Si hubieran sido tres meses, no habr¨ªa podido volver a abrir y diez personas se habr¨ªan quedado sin trabajo¡±, se lamenta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.