Sensaciones

Marc Ribot es un m¨²sico polivalente como pocos. No hace mucho pudimos verle en Barcelona al frente de sus Cubanos Postizos en una memorable sesi¨®n latina y hace escasas semanas sorprendi¨® a propios y extra?os como acompa?ante de lujo en el ¨²ltimo disco de Diana Krall mientras viaja por el mundo acompa?ando pel¨ªculas mudas de Chaplin o rompiendo esquemas musicales con su inclasificable grupo Ceramic Dog. De un extremo al otro sin soluci¨®n de continuidad. Una m¨¢xima tan vital como vitalista que qued¨® perfectamente materializada en su nueva visita, esta vez totalmente en solitario. A solas con su guitarra ac¨²stica amplificada pero sin ning¨²n tipo de efecto a?adido y en una ortodoxa pose de conservatorio, Ribot recorri¨® con pasmosa naturalidad todos los entresijos de su enmara?ada personalidad musical mezclando entra?ables est¨¢ndares casi irreconocibles con oleadas de dispersi¨®n sonora y regresando una vez tras otra al blues convertido en leitmotiv de la velada. Una belleza acariciante mezclada con mazazos emotivos.

Ribot no plantea sus conciertos en solitario como el habitual destello de virtuosismo, todo lo contrario: su estilo puede hasta ser tosco, pero buscando en todo momentos que sean las sensaciones las que dominen la escena por encima incluso de los est¨ªmulos musicales. Sensaciones cambiantes, coloristas, sensuales, agresivas, chirriantes, demoledoras, bailables... que te rodean y te transportan a mundos tan cercanos como distantes.

En el CAT de Gr¨¤cia, un lugar id¨®neo para estos conciertos de peque?o formato, Marc Ribot volvi¨® a cautivar a un p¨²blico heterog¨¦neo que buscaba m¨¢s la sorpresa que la caricia musical y que, por supuesto, no sali¨® defraudado.