¡®Wertlandia¡¯
Golpe a golpe, esta derecha ultramontana est¨¢ arrasando con las bases de una sociedad moderna que lideraba en Europa la defensa de los derechos laborales y sociales
Jos¨¦ Ignacio Wert se ha convertido en la estrella de la divisi¨®n acorazada medi¨¢tica del pa¨ªs. Cuando fue nombrado ministro, parec¨ªa que iba a representar el ala m¨¢s liberal del Gobierno. Pero no ha sido as¨ª. Al contrario. Desde el primer d¨ªa, ha a?adido el calificativo ultra a su liberalismo de tertulia radiof¨®nica.
Dos de sus primeras haza?as le granjearon la simpat¨ªa de los sectores m¨¢s reaccionarios de la derecha: la anulaci¨®n de la asignatura Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa y las subvenciones a los colegios concertados (ultra) religiosos que segregan a sus alumnos por sexo. Su ¨²ltima proeza ha sido afirmar que los ni?os catalanes necesitan ser espa?olizados.
Estas decisiones de Wert no son fruto de la casualidad o de su inexperiencia pol¨ªtica. ?l mismo ha reconocido que no improvis¨® su andanada anticatalanista. Y d¨ªas despu¨¦s afirm¨®: ¡°No rectifico ni una coma¡±.
Bajo el paraguas de la crisis, el Gobierno del PP est¨¢ introduciendo profundos cambios que afectan a todos los ¨¢mbitos de la vida espa?ola: la reforma laboral, que entrega todo el poder al empresario; la recentralizaci¨®n del modelo auton¨®mico; las reformas que desvirt¨²an el derecho al aborto y endurecen el C¨®digo Penal... Pero lo m¨¢s peligroso son las reformas ideol¨®gicas en la educaci¨®n.
Como afirma Wert, nada es improvisado. Forma parte del programa oculto que se fragua en la FAES de Aznar. Golpe a golpe, esta derecha ultramontana est¨¢ arrasando con las bases de una sociedad moderna que lideraba en Europa la defensa de los derechos laborales y sociales.
El control casi absoluto que ejerce en el Estado el PP, tras las elecciones auton¨®micas, municipales y generales, al que suman el apoyo incondicional de buena parte de los medios de comunicaci¨®n, p¨²blicos (tras el asalto a TVE) y privados, hacen casi imposible que se pueda plantar cara a esta oleada ultraconservadora.
Por ello, es importante observar lo que sucede en reductos como el andaluz, donde gobierna una coalici¨®n de izquierdas. El Gobierno de Jos¨¦ Gri?¨¢n, al que no le queda m¨¢s remedio que cumplir con determinados mandatos de Madrid (ajuste del d¨¦ficit), intenta da?ar lo menos posible en sus ajustes los dos pilares del Estado de bienestar, la sanidad y la educaci¨®n.
En ese sentido, el Gobierno andaluz contrarresta la ofensiva conservadora con medidas aparentemente menores, pero que tienen un gran simbolismo en estos tiempos. En primer lugar, y en el uso de sus competencias, recuperando las partes que Wert censur¨® del contenido de la antigua Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa. As¨ª, los ni?os andaluces podr¨¢n seguir estudiando la divisi¨®n social y sexual del trabajo y los prejuicios sociales, racistas, xen¨®fobos, antisemitas, sexistas y hom¨®fobos que imperan en la sociedad.
Y frente al revisionismo centralista y reaccionario de la historia, seg¨²n la cual Franco no fue un dictador, la Junta prepara una Ley para la Recuperaci¨®n de la Memoria Democr¨¢tica en Andaluc¨ªa, que permitir¨¢ el estudio en los institutos de la II Rep¨²blica, la sublevaci¨®n militar fascista del 36, o la larga dictadura franquista.
Al tiempo, se aprobar¨¢n unas ordenanzas seg¨²n las cuales los Ayuntamientos que incumplan la vigente Ley de la Memoria Hist¨®rica de 2007, y no retiren los s¨ªmbolos franquistas de sus municipios, dejaran de percibir ayudas y subvenciones de la Junta.
Porque la eliminaci¨®n de los nombres de calles y plazas de personalidades como Garc¨ªa Lorca (caso de Berja, Almer¨ªa) son algo m¨¢s que una an¨¦cdota. Son el reflejo que llega a los alcaldes de remotos pueblos de que en la Espa?a del PP, en esta Wertlandia de pacotilla, se vuelve al pasado.
@JRomanOrozco
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