Una d¨¦cada alumbrando Madrid
La Casa Encendida cumple diez a?os y se enfrenta a un futuro incierto ofreciendo 2.000 actividades y con 800.000 visitas al a?o
Hace diez a?os que la Obra Social Caja Madrid ¡ªcomo se conoce a la reinversi¨®n de los beneficios excedentes de esa caja ahora nacionalida¡ª- contrat¨® a un cazatalentos para que encontrara a la persona que se encargar¨ªa de su renovada casa. Hab¨ªa sido casa de empe?os durante mucho tiempo pero quer¨ªan darle la vuelta del todo. Y, en lugar de guardar los colchones, las mantas, las joyas y los muebles de tantos hogares madrile?os desesperados, decidieron convertir ese singular y viejo edificio del n¨²mero 2 de la Ronda de Valencia (Lavapi¨¦s) en una gran casa de todos, y as¨ª ser fieles a su esp¨ªritu fundacional filantr¨®pico. Pero hoy, la econom¨ªa de la casa est¨¢ acusando tambi¨¦n la crisis y parece que va a tener que empe?ar o vender sus propios inmuebles si no quiere que le corten la luz.
Tras numerosas entrevistas, quedaban cuatro candidatos y aquel headhunter eligi¨® a un hombre elegante, de Pulp¨ª (Almer¨ªa), que llevaba a?os al frente del Museo Reina Sof¨ªa y que hab¨ªa asumido tanto la remodelaci¨®n de su colecci¨®n permanente como la ampliaci¨®n realizada por Jean Nouvel. Ese hombre ten¨ªa entonces 43 a?os y se llama Pepe Guirao. ?l fue quien encendi¨® hace exactamente una d¨¦cada las luces de aquella casa, que nac¨ªa como ¡°un espacio de acogida c¨¢lido¡±: La Casa Encendida.
Relax en verano
Es una instalaci¨®n que se realiz¨® en el verano de 2004 en el patio de la casa. Se convirti¨® en el sitio perfecto para las fiestas nocturnas, donde la gente se tiraba sobre esos osos de peluche gigantes desperdigados sobre la moqueta. Es una muestra de c¨®mo el patio, el coraz¨®n de la casa, puede ser un lugar de esparcimiento, o el sitio perfecto para una presentaci¨®n o un concierto.
Cada uno tiene sus man¨ªas y Guirao no es una excepci¨®n: ¡°Soy un obseso de la limpieza y el orden¡±. As¨ª que lo primero que hace cada tarde cuando entra por la puerta de la casa es ¡°comprobar que est¨¢ todo en su sitio, que no hay ning¨²n papel en el suelo, que los ba?os est¨¢n limpios¡ Lo que hace cualquiera cuando va a recibir a gente en casa. Y aqu¨ª recibimos a mucha gente¡±, asegura. Concretamente a unas 800.000 personas al a?o, m¨¢s o menos como el Museo Thyssen pero sin baronesas ni Gauguins.
Entrar en escena sin barreras
¡°Artes esc¨¦nicas y discapacidad¡± es el festival que m¨¢s define las actividades que acoge este el edificio por la transversalidad de sus propuestas. En este caso se trataba de compa?¨ªas de teatro profesionales que integraban a personas con alg¨²n tipo de limitaci¨®n motora. Se produc¨ªa as¨ª una colaboraci¨®n entre el ¨¢rea de Solidaridad y la de Cultura, concretamente la parte de artes esc¨¦nicas.
El ¨¦xito de la Casa Encendida radica en el batiburrillo, en la simultaneidad de actividades que ofrece (2.000 al a?o) y en su variedad. ¡°Intentamos que siempre haya algo que puede interesar a un p¨²blico que, a su vez, se puede reengancharse con otra cosa¡±, explica uno de los coordinadores de ¨¢rea. Y as¨ª ha ido sumando muchos peque?os p¨²blicos, faunas de la ciudad ¡ªmodernos en busca de un concierto indie, exaltados de la escena electr¨®nica m¨¢s underground, amantes del teatro experimental y la performance, for¨¢neos queriendo aprender espa?ol, padres y madres en busca de ocio educativo, pijos que quieren dejarse ver por una exposici¨®n de vanguardia, curiosos del street art, parados o teletrabajadores sin despacho, cin¨¦filos y mel¨®manos, ociosos y gozadores del sol y la luna, jubilados, jardineros de ¨²ltima generaci¨®n...¡ª que, sin querer, le han ido dando una identidad mestiza a este punto de encuentro.
J¨®venes creadores
Con los a?os, y con el firme prop¨®sito de dar cabida a creadores emergentes y ¡°romper los prejuicios entre la llamada alta y baja cultura¡±, en palabras de Guirao, ha asumido tambi¨¦n el papel de centro de alumbramiento de j¨®venes artistas. Desde ah¨ª salt¨® esa interventora de arquitecturas llamada Maider L¨®pez, que llen¨® de toldos de colores la casa. O el casi siempre pol¨¦mico Fernando S¨¢nchez Castillo, cuyas piezas se ven hoy en la ferias de Basilea. O Cristina Lucas y sus mapas de denuncia del poder con los que ha cruzado las fronteras espa?olas...
Conciertos en la terraza
Este a?o lo llamaron Soundays en la terraza, pero es una de las se?as de identidad de la casa. Hasta el a?o pasado estos ciclos de conciertos llevaron el nombre de La terraza suena y, con ese apodo, se han convertido en un cl¨¢sico para las tardes estivales de domingo. Por ah¨ª han pasado Joan As a Police Woman, Julia Kent (chelista de Antony and the Johnsons) y Kim Gordon de Sonic Youth.
Meterse en esa casa encendida es un poco como bucear en Internet. Si uno empieza por desayunar en el sof¨¢ customizado por el artista Ryan McGuiness de la cafeter¨ªa, donde Macarena prepara como nadie los molletes tostados con tomate y aceite (2,30 euros el desayuno), es dif¨ªcil no mirar, al paso, hacia la puerta de la sala A, donde ahora acaba de inaugurarse la exposici¨®n de Luois Bourgeois. Y, al salir, cuesta no asomarse a la ventana que da al patio interior. Y, buscando el origen de tanta luz, se encuentra uno subiendo a esa magn¨ªfica terraza-azotea en la que lo mismo se toma el sol, se escucha m¨²sica sobre los tejados de Madrid o se prueba el arte de la jardiner¨ªa. Y, al bajar, la curiosidad nos asoma a la biblioteca-mediateca y, sin querer, nos sorprendemos husmeando en esa impresionante colecci¨®n de jazz ¡ª5.000 discos de vinilo y 6.000 CDs¡ª que Carmen Navajas, la viuda del cr¨ªtico Federico Gonz¨¢lez, regal¨® en su d¨ªa tras enviar un escueto mensaje: ¡°Tengo algo que os interesa¡±. Y, con la sensaci¨®n de haber descubierto un tesoro, c¨®mo no cotillear y ver qui¨¦n hay en el laboratorio fotogr¨¢fico y en la sala de radio, justo al lado de la de los talleres de idiomas. Es entonces cuando se imagina la an¨¦cdota que recuerda Guirao: ¡°Vino John Berger [pintor y escritor] y estuvo ensayando la reconstrucci¨®n de la performance sobre el escultor Juan Mu?oz con un mago y un especialista de sonido y dec¨ªa que lo que m¨¢s le gustaba era escuchar las voces de los inmigrantes del barrio que estudiaban espa?ol en el aula de al lado, gentes de otras culturas intentando meterse en la nuestra¡±.
Un patio: el coraz¨®n de la casa
En la foto se puede ver una instalaci¨®n perteneciente a una performance dentro de la exposici¨®n On and on de arte ef¨ªmero de la artista Eloise Fornieles. Una exposici¨®n que tuvo tantos visitantes como la de Andy Warhol, pese a funcionar ¨²nicamente por el boca a boca. De nuevo en el patio central, uno de los espacios m¨¢s polivalentes de la casa.
Entrar en la casa est¨¢ tirado -¡ªno cuesta un euro, salvo las actividades infantiles (dos euros), el cine (tres euros) y los conciertos (cinco euros)¡ª. Y si nada atrapa al visitante, ?qui¨¦n se resiste, una vez all¨ª, a darse un ba?o de sol de oto?o en la terraza? La Casa Encendida se abre al mundo como lo hace la red: sustituyendo el paradigma del disfrute de la posesi¨®n de cosas (discos, canciones, pel¨ªculas, libros...) por el de el uso de las mimas. As¨ª que puede ser la casa de cualquiera mientras cualquiera quiera utilizarla.
El ¨¦xito de este proyecto sociocultural no se mide solo por los visitantes, sino por lo exportable del modelo que ide¨® en su d¨ªa Guirao con el mismo equipo de 15 j¨®venes (aparte de 15 bibliotecarios) con el que sigue trabajando hoy. Se trata de un modelo pionero que luego han seguido otros centros, como el Matadero, convertido hoy en el buque insignia de la cultura madrile?a. En la casa se convive en red y no precisamente porque tenga conexi¨®n wifi, que tambi¨¦n. Los despachos de todas las ¨¢reas comparten habitaci¨®n de modo que es imposible que el coordinador de Educaci¨®n, no sepa lo que est¨¢ programando la de Cultura, el de Medio Ambiente o el de Solidaridad. La informaci¨®n fluye en todos los sentidos generando sinergias que dan lugar a cosas como, por ejemplo, las exposici¨®n actual de Louise Bourgeois, que lleva aparejada un taller infantil, dos proyecciones de documentales con entrevistas a la artista y un ciclo de cine que se llama Al hilo de Louis con ocho cineastas mujeres que comparten obsesiones con la artista.
¡®Roller disco¡¯
Se celebra un par de veces al a?o. Consiste en varias sesiones de DJ ¡ªalgunos internacionales¡ª con los que la gente patina y baila al ritmo de la m¨²sica que pinchan. La segunda semana de diciembre est¨¢ previsto otro de estos fines de semana de roller disco.
Sin embargo, esta casa ha perdido de vista a sus padrinos con la fusi¨®n de Caja Madrid y Bancaja, dos entidades que andaban rondando la puerta de la UVI y que juntas cruzaron su umbral. La Casa Encendida, con diez a?os recien cumplidos, se enfrenta a un futuro incierto. ¡°Hay dinero para al menos dos a?os m¨¢s y luego a ver si se vende el Palacio de la M¨²sica u otro edificio¡±, dice un miembro del equipo gestor. La antigua casa de empe?o va a tener que empe?ar su mobiliario si quiere mantener su actividad filantr¨®pica. Y ser¨¢ la fundaci¨®n que est¨¢ a punto de crearse la que asuma la obra social y la que, a discreci¨®n, decidir¨¢ cu¨¢nto dedica a la econom¨ªa de una casa que empez¨® con cerca de 14 millones de presupuesto anual y ahora no llega a los nueve. ¡°Lo importante es la actitud: si tengo cinco gasto cinco. Intento, aunque no siempre se consigue, generar lo mismo¡±, dice Guirao.
El 2 de diciembre habr¨¢ jornada de puertas abiertas con conciertos (Pantha do prince), proyecciones, mesas redondas... para celebrar un cumplea?os que s¨®lo espera un regalo: poder seguir alumbrando Madrid.
Un falso palacio centenario que fue casa de empe?os
La Casa Encendida cumple 10 a?os, pero ¡°la casa¡±, a secas, cumple 100. Se trata de un gran edificio de tres plantas (adem¨¢s de la azotea), de estilo neomud¨¦jar, proyectado por el arquitecto Fernando Arb¨®s (Roma, 1840-Madrid, 1916). Se empez¨® a construir en 1911 y se inaugur¨® en 1913 y hoy est¨¢ protegido con el m¨¢ximo nivel por los distintos planes de conservaci¨®n y ordenaci¨®n.
Para la realizaci¨®n del edificio, Arb¨®s eligi¨® el estilo de moda que evocaba las edificaciones ¨¢rabes. No era la primera vez que lo hac¨ªa y se trataba de una t¨¦cnica muy com¨²n en la arquitectura madrile?a del momento que se caracteriza por el uso del ladrillo de distinto color. Con la recuperaci¨®n del estilo mud¨¦jar, los arquitectos encontraron una f¨®rmula para mantener el uso del ladrillo, un material considerado pobre en la ¨¦poca al lado de otros como el hierro.
La organizaci¨®n del espacio en torno a un patio interior le da un car¨¢cter palaciego al edificio. Antiguamente, mientras fue casa de empe?o, la planta baja estaba reservada a oficinas, mientras que el piso principal y el primero ten¨ªan algunas oficinas y viviendas individuales para jefes y empleados. Los almacenes eran amplias plantas corridas con estanter¨ªas y departamentos para que los enseres empe?ados pudieran ser colocados en orden. Y las dos torres que lo franquean eran los lugares donde se aireaban aquellas cosas que lo requer¨ªan: colchones, mantas... Cuentan que, cuando llegaba la Feria de San Isidro, hab¨ªa quienes se pagaban el abono de los toros empe?ando el colch¨®n. Durante meses dorm¨ªan sobre la tabla de la cama y, al acabar las fiestas, vend¨ªan las ¨²ltimas entradas para recuperar el buen sue?o hasta el pr¨®ximo a?o. Alguno de esos se ha dejado caer muchos a?os m¨¢s tarde por el mismo edificio, ya rehabilitado y convertido en lo que es hoy. La restauraci¨®n del edificio de La Casa Encendida corri¨® a cargo de Carlos Manzano y asociados, que realizaron el proyecto en 1999 y lo finalizaron en el 2002. En esa rehabilitaci¨®n se dej¨® intacta la esencia del edificio para respetar su valor hist¨®rico-art¨ªstico.
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