Un divorcio forzado por la crisis
El equilibrio en la relaci¨®n entre los poderes pol¨ªtico y econ¨®mico se ha roto
La crisis est¨¢ cambiando muchos equilibrios en la Comunidad Valenciana. Uno de ellos es la relaci¨®n entre el poder pol¨ªtico y el poder empresarial. Los a?os de bonanza se tradujeron en una copiosa lluvia de dinero. Y el crecimiento se asent¨®, en gran medida, en el sector constructor e inmobiliario, un negocio en el que las Administraciones desempe?aban un papel importante, al tener la llave de las autorizaciones e, indirectamente, influencia en su financiaci¨®n.
Esos elementos perfilaron una larga etapa de placidez en el trato entre ambos poderes. Visto con perspectiva, las fuentes consultadas ¡ªque pertenecen a distintos niveles del mundo econ¨®mico y hablan con la condici¨®n de que no se les cite¡ª, creen que paralelamente se produjo un adormecimiento de los empresarios. La crisis ha trastocado completamente ese terreno de juego.
Las empresas se enfrentan ahora a situaciones muy dif¨ªciles, que les obligan en muchos casos a concentrar su atenci¨®n no en el medio y largo plazo, sino en sobrevivir. Generalitat y Ayuntamientos acumulan impagos a miles de proveedores y a las mismas patronales. El Gobierno (como el Consell, del PP) adopta decisiones impopulares en el mundo de los negocios: subida del IVA, nueva tasa industrial por el uso de gas, ca¨ªda de la inversi¨®n del Estado en la comunidad aut¨®noma, y resistencia a modificar el sistema de financiaci¨®n, entre ellas. El Ayuntamiento de Valencia se embarca en la ampliaci¨®n del Palacio de Congresos, una inversi¨®n de rentabilidad cuestionable. Y el Ejecutivo valenciano aplica las reformas para adelgazar su estructura a un ritmo m¨¢s lento del que desear¨ªan los empresarios, que han realizado ya fuertes ajustes para afrontar la tempestad.
La buena marcha de la econom¨ªa gener¨® una larga etapa de placidez
Todo lo anterior ha sido objeto de cr¨ªticas recientes por parte de los ¨®rganos empresariales valencianos, algo dif¨ªcil de imaginar hace pocos a?os. Cada uno en su estilo, las voces se han alzado desde la patronal auton¨®mica (Cierval); las patronales de la provincia de Valencia (CEV), Castell¨®n (CEC) y Alicante (Coepa); la patronal de la industria cer¨¢mica (Ascer); la del metal (Femeval), la Asociaci¨®n Valenciana de Empresarios (AVE, el lobby que re¨²ne a un centenar de los principales empresarios valencianos), y tambi¨¦n, aunque de forma medida, del Consejo de C¨¢maras de Comercio de la Comunidad Valenciana.
La Generalitat, que tiene otros muchos frentes abiertos, se mueve en este nuevo escenario con manifiesta incomodidad. No muy distinta, se?alan algunas fuentes, a la que se percibe en el Gobierno respecto a distintos foros u organizaciones empresariales: especialmente la gran patronal, CEOE.
De ah¨ª que las nuevas condiciones que afrontan dos de las principales formas de organizaci¨®n empresarial, patronales y c¨¢maras de comercio, hayan dado lugar a un planteamiento favorable a alguna f¨®rmula de fusi¨®n, no solo en la Comunidad Valenciana. Una idea que aparentemente no se ve con malos ojos desde la Generalitat.
Los problemas de las patronales vienen de las grandes cantidades de dinero que les adeuda la Administraci¨®n auton¨®mica por los servicios de formaci¨®n que han prestado y los planes de competitividad que impuls¨® hace a?os el Consell.
La mayor¨ªa de las empresas est¨¢n concentradas hoy en sobrevivir
La cuant¨ªa de los fondos de formaci¨®n se ver¨¢, adem¨¢s, muy limitada en el futuro por los cambios que ha introducido el Consell. Las c¨¢maras han visto c¨®mo se eliminaban las cuotas obligatorias que pagaban los empresarios, lo que ha provocado una fuerte ca¨ªda de sus ingresos.
No es un secreto que la Generalitat se siente m¨¢s c¨®moda con una figura como las c¨¢maras de comercio, que son corporaciones de derecho p¨²blico y encajan mejor en el perfil de foro empresarial institucional. El representante empresarial que desde hace tiempo m¨¢s acompa?a al presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, y a sus consejeros es Jos¨¦ Vicente Morata, presidente de C¨¢mara Valencia y del consejo que agrupa a todas las de la Comunidad Valenciana.
Al mismo tiempo, la distancia del Palau de la Generalitat ha crecido respecto al presidente de la patronal de referencia, Cierval, y su presidente, Jos¨¦ Vicente Gonz¨¢lez. Algunos piensan en el mundo empresarial que Gonz¨¢lez, elegido en julio de 2011 para un periodo de cuatro a?os, ha tenido que dedicar mucha energ¨ªa a la propia patronal y a reclamar una deuda global de 66 millones que ha llevado a muchas de sus federaciones a una situaci¨®n financiera calamitosa. Ello, opinan estas fuentes, le habr¨ªa desviado del objetivo de impulsar la adaptaci¨®n del tejido productivo a la nueva realidad econ¨®mica.
Consell y Gobierno adoptan decisiones impopulares para los empresarios
La mayor¨ªa de las fuentes consultadas, incluso entre quienes no son sus afines, consideran, sin embargo, que el presidente de Cierval est¨¢ haciendo lo adecuado dado el contexto. Opinan que su tono se ajusta al estado de ¨¢nimo de los empresarios, y nadie cree por ello que sea posible en estos momentos una vuelta a perfiles m¨¢s acomodaticios al frente de la patronal.
Gonz¨¢lez tiene, seg¨²n las fuentes, un s¨®lido apoyo de las bases que deciden la presidencia de la patronal. La patronal de Alicante, Coepa, que fue importante en su elecci¨®n, se encuentra sumida en una crisis que parece interminable, pero nadie baraja ahora tentativas de recambio.
Con la grave situaci¨®n que atraviesan muchas empresas, y el cr¨ªtico estado financiero de algunas patronales ¡ªCoepa es un ejemplo de ello¡ª, las fuentes apuntan a que dar el paso adelante para dirigirlas conlleva hoy muchos m¨¢s quebraderos de cabeza que satisfacciones.
La opci¨®n de la fusi¨®n entre c¨¢maras y organizaciones empresariales tambi¨¦n parece lejana. En primer lugar, por los problemas normativos que plantea. La figura y la importancia de la patronal para la defensa de los intereses empresariales est¨¢n recogidas en la Constituci¨®n (art¨ªculo siete). Y su integraci¨®n con las c¨¢maras, que la ley define como corporaciones p¨²blicas colaboradoras de la Administraci¨®n, parece complicada. Para hacerla posible ser¨ªan necesarios cambios legales de gran calado, que exceden el marco de la Comunidad Valenciana.
Otra cosa es estrechar la colaboraci¨®n para evitar duplicidades y conseguir ahorros. Algo que ya se ha iniciado entre la CEV y la C¨¢mara de Valencia. Pero aun sin los desencuentros de las ¨²ltimas semanas (la c¨¢mara se aline¨® con el Ayuntamiento apoyando la ampliaci¨®n del Palacio de Congresos), las fuentes no creen que la fusi¨®n de ¨®rganos y servicios tenga a estas alturas mucho m¨¢s recorrido.
En el mundo empresarial prima la sensaci¨®n de hartazgo ante c¨®mo evolucionan los acontecimientos. Y existe la opini¨®n extendida de que los pol¨ªticos ¡ªde todo color¡ª no est¨¢n a la altura de aquellos que tuvieron su misma responsabilidad hace a?os. Una visi¨®n que algunos ampl¨ªan no solo a la clase pol¨ªtica valenciana y espa?ola, sino tambi¨¦n a la que est¨¢ decidiendo el futuro de Europa.
Todas las fuentes reconocen las grandes dificultades que ha encontrado el presidente Alberto Fabra al ponerse al tim¨®n de la Generalitat. Una dram¨¢tica situaci¨®n financiera y de deuda, una insostenible estructura del sector p¨²blico, y un ritmo de esc¨¢ndalos (con el consecuente coste en reputaci¨®n para la Comunidad Valenciana) que nadie sabe cu¨¢ndo va a acabar. Aparte de considerar que los casos valencianos se tratan en Espa?a con una severidad superior a la que se emplea cuando surgen en otras comunidades, la opini¨®n general es que la cuesti¨®n no se abord¨® en su momento con la determinaci¨®n necesaria.
Todos esperan que el presidente (y su equipo) ejerza el liderazgo que le corresponde, precisamente por lo extremadamente complejo que resulta el escenario. Y parece que tendr¨¢ que hacerlo sin el desahogo que le supondr¨ªa una actitud complaciente del mundo empresarial.
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