El obsesivo ¨²ltimo amor de Pablo Picasso
El museo del artista muestra la colecci¨®n de cer¨¢micas que Jacqueline don¨® a Barcelona hace 30 a?os
Jacqueline Roque fue el ¨²ltimo gran amor de Pablo Picasso. El malague?o universal, que reconoc¨ªa la importancia del azar en la vida como en el arte, la conoci¨® en 1952 cuando ella trabajaba en la tienda del taller de cer¨¢mica Madoura de Vallauris. Jacqueline ten¨ªa entonces 27 a?os y Picasso, 71. Quiz¨¢s para superar esta diferencia el artista se volc¨® con una obsesi¨®n inusitada en la representaci¨®n de su amada. La historia de amor entre los dos tuvo un tercer protagonista: la cer¨¢mica, g¨¦nero con el que Picasso hab¨ªa empezado a trabajar en 1947 y que se convirti¨® en el soporte de una serie de perfiles de su amada, como si fuera una diosa griega.
Tras la muerte de Picasso, Jacqueline no quiso vender ni una sola pieza y guard¨® su obra como si fuera una reliquia. As¨ª que fue una verdadera sorpresa que en 1982, durante la inauguraci¨®n de una gran muestra de cer¨¢micas de Picasso en su museo de Barcelona, ella anunciara que donar¨ªa a la ciudad las 41 piezas que hab¨ªa prestado para aquella exposici¨®n. Desde entonces, estas obras se han expuesto de forma rotativa en la colecci¨®n permanente. Ahora, con motivo del 30? aniversario de la donaci¨®n, se presentan en su totalidad y en un nuevo y favorecedor montaje.
La exposici¨®n que hoy se inaugura, bautizada Cer¨¢micas de Picasso. Un regalo de Jacqueline a Barcelona, ha sido comisariada por dos de los m¨¢ximos expertos mundiales en la obra del artista malague?o: Marilyn McCully y Michael Raeburn.
La muestra, que podr¨¢ verse hasta el 1 de abril, arranca con una serie de fotograf¨ªas de la ¨¦poca que inmortalizan el d¨ªa en que se produjo el primer encuentro entre ambos y a Jacqueline con unos hermosos collares de cer¨¢mica, de los que quedan solo unos raros ejemplares ocultos en colecciones privadas.
Un espectacular ¨®leo de la ¨²ltima musa de Picasso domina los conjuntos de piezas agrupados cronol¨®gica y tem¨¢ticamente, que permiten nuevos descubrimientos de conexiones t¨¦cnicas y conceptuales. Son piezas realizadas con procedimientos sencillos, utilizados de forma in¨¦dita y rompedora. ¡°La cer¨¢mica le ofrece la oportunidad de mezclar pintura y escultura. Muchas veces utiliza platos y jarras seriadas, que manipula con la idea de convertir un objeto de uso com¨²n en una obra de arte¡±, explic¨® Marilyn McCully, reiterando que Picasso nunca dej¨® de experimentar, incluyendo en su pr¨¢ctica los accidentes en el proceso creativo.
La muestra se completa con dos salas de gran impacto visual, que re¨²nen los retratos de Jacqueline, conservados en la colecci¨®n de obra gr¨¢fica del museo y expuestos raramente. En la primera hay 13 litograf¨ªas, todas de perfil y en la segunda 20 linograf¨ªas, todas de frente y en color. Todas ellas son pruebas de artista dedicadas a Jaume Sabart¨¦s, el secretario de Picasso y el hombre que impuls¨® la creaci¨®n del museo de la calle de Montcada, y por tanto obras ¨²nicas. ¡°Jacqueline le recordaba a la mujer sentada del cuadro de Delacroix Femmes d¡¯Alger¡±, asegura Malen Gual, conservadora del museo. Una vez que termine esta muestra, ser¨¢ Gual quien se ocupe de colocar las cer¨¢micas en la sala neocl¨¢sica, recientemente restaurada.
Precisamente ayer se cumpl¨ªan 131 a?os del nacimiento de Pablo Picasso en M¨¢laga y, tambi¨¦n en Barcelona se inauguraba otra muestra dedicada al artista. Se titula Y Picasso cogi¨® su iPad. Cubismo en clave contempor¨¢nea y especula sobre el estado actual de la pintura a partir de la pregunta ?qu¨¦ estar¨ªa haciendo Picasso si viviera? La muestra, abierta en la galer¨ªa Trama hasta el 27 de noviembre, re¨²ne 11 artistas de diferentes pa¨ªses, seleccionados por Paco Barrag¨¢n.
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