Los presupuestos de 2013 ser¨¢n los peores de los ¨²ltimos 10 a?os

La Comunidad de Madrid regresar¨¢ ma?ana a 2004. Los presupuestos para el a?o que viene sufrir¨¢n un retroceso de casi 10 a?os. Los 2.700 millones por recortar, seg¨²n los cifr¨® Ignacio Gonz¨¢lez por primera vez la semana pasada, dibujan un panorama ya de por s¨ª oscuro, en el que el Gobierno regional ha esperado hasta el ¨²ltimo momento ¡ªel 31 de octubre era la ¨²ltima fecha h¨¢bil para registrar los presupuestos de 2013 en la Asamblea de Madrid¡ª para cuadrar el sudoku m¨¢s dif¨ªcil que se recuerda. ¡°En estos ¨²ltimos cuatro a?os hemos quitado grasa, hab¨ªa muchos lados de donde se pod¨ªa reba?ar, pero lo de ahora... Nos arriesgamos a tocar m¨²sculo¡±, resumen desde el Ejecutivo auton¨®mico, donde reconocen que el tijeretazo de 1.045 millones que aplicaron en verano sobre los presupuestos de 17.048 millones para este ejercicio ya fue ¡°doloroso¡±. Ah¨ª est¨¢ la sonora respuesta a la subida de las tasas universitarias, o la ca¨ªda de las becas de comedor o las ayudas para libros.

Los presupuestos de 2013, que se conocer¨¢n ma?ana, ser¨¢n much¨ªsimo m¨¢s crudos. Ser¨¢n un cambio radical. As¨ª ser¨¢n unos presupuestos que se barruntan por debajo de los de 2004 (13.555 millones). ¡°Los servicios esenciales est¨¢n asegurados, no se cerrar¨¢n escuelas ni hospitales¡±, aseguran en la Comunidad. El resto est¨¢ por ver. Como que los 40.000 trabajadores eventuales en n¨®mina mantengan su empleo. Lo que se da por descontado es la desaparici¨®n de m¨¢s entes p¨²blicos, siguiendo la estela que Esperanza Aguirre inici¨® en 2008. ¡°Hay una alternativa a tocar la sanidad, a que haya menos profesores, a que la Dependencia se quede en una bonita declaraci¨®n de intenciones... Solo eliminando la bonificaci¨®n del impuesto de sucesiones se recaudar¨ªan 2.400 millones. Si a eso le sumas 300 m¨¢s por las bonificaciones del IRPF, te salen 2.700 millones justos, y evitar¨ªamos hacer sufrir a la gente¡±, afirma Antonio Carmona, diputado del PSM.

La expresidenta madrile?a siempre se prodig¨® en destacar a la Comunidad como la primera regi¨®n en reaccionar conteniendo el gasto ante los primeros s¨ªntomas de la crisis frente a la falta de reacci¨®n del Estado con Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. Entre las iniciativas, pioneras y repetidas posteriormente por toda Espa?a por otros barones del PP, la mentora de Ignacio Gonz¨¢lez adelgaz¨® la administraci¨®n auton¨®mica con la supresi¨®n de un tercio de las empresas p¨²blicas y el 42% de los organismos aut¨®nomos. Las consejer¨ªas pasaron de 15 a ocho. Los salarios de los cargos de confianza que sobrevivieron a la criba menguaron un tercio. Todo para dar ejemplo y contener un enfado social in crescendo, como el de los 180.000 empleados p¨²blicos a los que el Ejecutivo rebaj¨® en verano sus salarios por tramos, con escalas que iban desde el 1,8% al 3,3%.

El ahorro resultante de la aplicaci¨®n de toda esa bater¨ªa de medidas, impopulares en la calle, ha sido de 3.200 millones. Una media de 800 millones por a?o. Gonz¨¢lez, que lleva un mes y tres d¨ªas en el cargo, afronta un escenario sin precedentes: acometer un tajo brutal de 2.700 millones de una sola vez. Una buena parte es el resultado de un pulso perdido: los mil millones del sistema de financiaci¨®n que Enrique Ossorio, desde hace un mes consejero de Econom¨ªa y Hacienda, neg¨® a Madrid al otro lado de la trinchera, como n¨²mero dos de Antonio Beteta en la Secretar¨ªa de Estado de Administraciones P¨²blicas. Las s¨²plicas de Madrid no han tenido efecto, al menos de momento. A eso hay que a?adir los otros 1.700 millones para cumplir con el objetivo de d¨¦ficit del 0,7% fijado para el a?o que viene, ocho d¨¦cimas menos que el de 2012.

La alternativa de gravar a las rentas m¨¢s altas, recuperando impuestos como el de Patrimonio a ¡°sugerencia¡± del ministro de Hacienda, Crist¨®bal Montoro, no se contempla en la Real Casa de Correos. Gonz¨¢lez es reacio a hacerlo ¡°por principios y por mantener un discurso coherente¡±. Otra cosa son las tasas, que t¨¦cnicamente no son impuestos, aunque la sensaci¨®n que deje en los bolsillos de los contribuyentes sea la misma.