Gri?¨¢n y su juego de tronos
Todo en el socialismo espa?ol est¨¢ transcurriendo en un mundo dif¨ªcil donde los equilibrios entre familias est¨¢n a punto de romperse
Bajo la premisa de que en el partido de las derrotas el que gobierna es el rey, el presidente de la Junta de Andaluc¨ªa ha iniciado su particular juego de tronos por el control del PSOE, una formaci¨®n pol¨ªtica que afronta un duro y fr¨ªo invierno en su previsible larga traves¨ªa por el desierto. Al igual que ocurre en la novela fant¨¢stica del mismo nombre, todo en el socialismo espa?ol est¨¢ transcurriendo en un mundo dif¨ªcil donde los equilibrios entre familias est¨¢n a punto de romperse y en el que los dirigentes m¨ªticos del pasado han quedado en el olvido, lo que est¨¢ sacando a luz las pugnas por el poder entre los nuevos barones territoriales.
Rubalcaba accedi¨® al liderazgo del PSOE como un bar¨®n sin baron¨ªas. Y tras la derrota en los terrenos del Norte, se enfrenta ahora a la desangelada batalla de Catalu?a, un reino donde todo le es hostil. En este contexto, nadie descarta el inicio de una revuelta. Y ante esa posibilidad, Gri?¨¢n ha decidido poner en alerta a los territorios del Sur, donde mantiene el mayor y casi ¨²nico poder institucional del PSOE en Espa?a. En este juego por el trono, los socialistas andaluces han dise?ado una estrategia para tener un mayor protagonismo en la reconquista del pa¨ªs de los 17 reinos, reclamando el liderazgo del debate territorial y una alta presencia de generales suyos al frente de las pr¨®ximas batallas. De momento, un ¨®rdago para disponer de buenas fichas en el tablero a cambio de no dar un jaque mate.
Por ahora, todos en el PSOE andaluz rechazan que Gri?¨¢n quiera heredar el trono, pero nadie niega su deseo de ser determinante en la futura elecci¨®n del sustituto. Y sobre todo de los acompa?antes. Se trata de una especie de reedici¨®n de la anterior batalla interna, donde a cambio de su apoyo exigi¨® un puesto visible al lado del l¨ªder. Aunque en aquella ocasi¨®n err¨® en la apuesta, sigue reclamando lo que, a su juicio, le corresponde: un lugar destacado para algunos de sus fieles en la ejecutiva federal y en el Congreso de los Diputados. Gri?¨¢n piensa que no es posible la reconquista de los territorios perdidos sin un discurso claro desde el hemiciclo: ¡°No se trata de hacer oposici¨®n¡±, le dice a los suyos, ¡°sino de tener posici¨®n¡±. Y en ello est¨¢ convencido de que la gesti¨®n de su reino es el ejemplo a seguir.
Como en cualquier juego, tambi¨¦n en el juego por el poder, lo importante es la estrategia: no ense?ar todas las armas y mantener un cierto efecto sorpresa. ¡°Cuando llegue a ese r¨ªo, cruzar¨¦ el puente¡±, le gusta repetir al presidente andaluz, cada vez que se le pregunta por un futurible. El otro d¨ªa no utiliz¨® esta frase, pero si el sentido de ella. Le cuestionaron en una entrevista sobre qu¨¦ har¨ªa si le pidieran liderar el PSOE. ¡°Nunca s¨¦ lo que voy a hacer hasta que llegue el momento¡±, contest¨®. Se trata de una calculada ambig¨¹edad a la espera de los movimientos de Rubalcaba, convencido de que cualquier paso err¨®neo le podr¨ªa hacer caer del caballo.
En la novela Juegos de Tronos hay un muro que separa los reinos de las tierras salvajes, que es una buena met¨¢fora del camino al que se enfrentan los socialistas si deciden avanzar hacia el abismo. Para evitar el precipicio, sin embargo, hay que cruzar un r¨ªo. ?Pero qu¨¦ puede ocurrir si alcanzado el r¨ªo, Gri?¨¢n se encuentra con que ya no hay puente? Tendr¨¢ entonces que decidir si para seguir adelante est¨¢ dispuesto o no a mojarse. Y eso incluye siempre el riesgo de ahogarse, algo de lo que se salv¨® en las ¨²ltimas elecciones andaluzas. Fue en el instante en el que le llegaba el agua al cuello. Justo donde la altura del agua alcanza ahora a Rubalcaba.
@jmatencia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.