Inestabilidad del ser, fugacidad del estar
Martin Zimmermann y Dimitri de Perrot mezclan en "Hans was Heiri" teatro f¨ªsico y visual, burlesque y magia de grandes ilusiones en un caos bien orquestado
Martin Zimmermann y Dimitri de Perrot, suizos, son una extra?a pareja art¨ªstica. Este mezcla m¨²sicas y rumores en su mesa de dj mientras aqu¨¦l orquesta el acrob¨¢tico juego circense de los cinco int¨¦rpretes que les acompa?an en Hans was Heiri (l¨¦ase: ¡°Hans o Heiri, lo mismo da¡±, pero enti¨¦ndase: ¡°Martin y Dimitri, tal para cual¡±). Hace dos a?os, su ?per ?pis nos fascin¨® por la belleza y la emoci¨®n intensas que transmit¨ªan las comprometidas evoluciones de sus int¨¦rpretes sobre una enorme plataforma, oscilante como la balanza de una justicia arbitraria.
?per ?pis era circo teatralizado. Hans was Heiri mezcla teatro f¨ªsico y visual, burlesque (en su acepci¨®n cl¨¢sica) y magia de grandes ilusiones: el pr¨®logo, con sus monstruos humanos sin brazos ni cabeza y sus desapariciones detr¨¢s de paneles o dentro de cajas, es muy del estilo del maestro Philippe Genty, con otra est¨¦tica. La profusi¨®n de marcos de puerta o de ventana tras los cuales se colocan los personajes habla de una sociedad colmena, cuyo ep¨ªtome ser¨ªa el dispositivo que ocupa el centro de la escena: un casillero con cuatro huecos, viviendas o ¡°soluciones habitacionales¡±, una especie de 13 rue del Percebe racionalista cuyos cuatro quim¨¦ricos inquilinos parecen doblemente constre?idos por las paredes del metro c¨²bico que habitan y por el dise?o cl¨®nico cuadrangular de los objetos que creen poseer.
HANS WAS HEIRI
Concepto, direcci¨®n y dise?o del escenario: Martin Zimmermann y Dimitri de Perrot. Dramaturgia: Sabine Geistlich. Teatros del Canal. Hasta el 4 de noviembre.
Su pasiva insustancialidad, cuidadosamente trabajada por los int¨¦rpretes, pronto se ve desbaratada por el giro de su ¡°inmueble¡± (fijado por detr¨¢s a una rueda y a un eje), que les obliga a caminar por paredes y techo para no caer, a escabullirse por los huecos que comunican con el apartamento del vecino o a marchar sobre lo alto del cubo por la parte exterior, tal y como hacen en el circo los acr¨®batas colombianos cuasi suicidas de la rueda de la muerte.
Hay en Hans was Heiri un caos bien orquestado, n¨²meros muy sugerentes, puntuales flashes humor¨ªsticos, una po¨¦tica cierta pero no tan depurada como en ?per ?pis, un par de momentos musicales a lo Marthaler y escenas estiradas, con dos o m¨¢s focos de atenci¨®n, ninguno de ellos sustancial. El h¨¢bil desempe?o de los int¨¦rpretes sobre el mecanismo giratorio nos regala un ramillete de bonitas sorpresas, pero nos deja tambi¨¦n la sospecha de que dramaturgia y direcci¨®n podr¨ªan haberlo exprimido m¨¢s, sobre todo cuando recordamos el uso dram¨¢tico que de un mecanismo similar hac¨ªa Andreas Kriegenburg en El proceso.
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