Cuatro meses de huida
Relato de una menor que escap¨® de un centro de la Generalitat y se niega a regresar La familia denuncia que el internamiento empeora su estado

¡°Llevo m¨¢s de cuatro meses fugada. Quiero ver a mi madre y a mi familia (...) Desde que me internaron no he pisado mi casa, me siento fatal, me gustar¨ªa volver a visitar a mis abuelos los s¨¢bados¡±. Lo anterior es un extracto de la carta que Sara, adolescente de 14 a?os de Rub¨ª (Vall¨¨s Occidental), remiti¨® a la Fiscal¨ªa de Menores el pasado 17 de julio. ¡°Mi expediente es de casi un a?o y medio, ?sabes?, y las personas cambian. Te estoy pidiendo una oportunidad para demostr¨¢rtelo, pero en mi casa, no desde un centro¡±.
Para el sistema de protecci¨®n de menores el de Sara es un expediente m¨¢s, uno de los 1.735 menores tutelados por la Administraci¨®n en Centros Residenciales de Acci¨®n Educativa (CRAE). Para Sara ¡ªnombre falso¡ª es el confuso callej¨®n de una adolescencia, que empeor¨® desde su internamiento el pasado 2 de febrero en el CRAE Elima de Sabadell. ¡°Desde que est¨¢ tutelada se ha fugado muchas veces¡±, explica la madre, Montserrat Gonz¨¢lez. En una de sus escapadas, Sara qued¨® embarazada y decidi¨® abortar. La adolescente afirma que la Direcci¨®n General de Atenci¨®n a la Infancia y la Adolescencia (DGAIA) no le dio opci¨®n: ¡°Me preguntaron si quer¨ªa darlo en adopci¨®n, porque si lo ten¨ªa, me lo iban a quitar. As¨ª que abort¨¦¡±.
En una entrevista con EL PA?S en un local del centro de Barcelona, recuerda que todo empez¨® cuando ¡°me fui de fiesta y volv¨ª a los dos d¨ªas y a mi madre no le cog¨ªa las llamadas¡±. ¡°Esto fue antes del verano de 2011. Mi madre avis¨® a la polic¨ªa. Cuando volv¨ª a casa me encontr¨¦ con los Mossos. As¨ª ocurri¨® varias veces, hasta que me llevaron a una unidad de crisis para adolescentes en Sant Boi. Ah¨ª estuve tres semanas y dijeron que no tengo ning¨²n problema mental. Pocos d¨ªas despu¨¦s del alta sal¨ª con unos amigos. Volv¨ª a beber demasiado...¡±.
La DGAIA resolvi¨® el desamparo porque la menor no era ¡°consciente de las conductas de riesgo a las que se expone continuamente¡± y el diagn¨®stico de ¡°trastorno grave de la conducta y las emociones¡±, seg¨²n consta en la documentaci¨®n del caso. As¨ª fue como en junio de 2011 la DGAIA decidi¨® internar a Sara en un centro y suspender a los padres su potestad.
"Los centros a veces son instancias represoras", alerta un psiquiatra
El caso de Sara, sin embargo, pone de manifiesto los riesgos de separar al menor adolescente de su entorno. ¡°Muchas veces se a¨ªsla al menor de su familia, provocando un problema mayor¡±, asegura Francisco C¨¢rdenas, presidente de la Asociaci¨®n para la Defensa del Menor (Aprodeme).
La ruptura de sus relaciones afectaron negativamente a Sara. ¡°Me dijeron que podr¨ªa ver a mis amigos, pero cuando me llamaban, no me pasaban las llamadas¡±. Admite que teme ser descubierta por un mosso o un funcionario y que la obliguen a regresar a un centro de menores. Para no llamar la atenci¨®n viste discretamente. Pide total discreci¨®n sobre el lugar donde duerme.
Sara se queja de que el r¨¦gimen impuesto en el centro tambi¨¦n le impidi¨® mantener el contacto con su pareja. ¡°Lo pude ver despu¨¦s de cuatro meses en una de mis fugas. Ni siquiera para mi cumplea?os, en marzo, cuando cumpl¨ª 14 a?os. Despu¨¦s me dejaron verlo una hora los domingos¡±, cuenta. El r¨¦gimen de visitas con su madre se estableci¨® los s¨¢bados. Las llamadas, una por semana, de 10 minutos. ¡°Ten¨ªa que poner el altavoz para que los educadores escucharan con qui¨¦n hablaba¡±, dice la joven, sin disimular su indignaci¨®n.
Un internamiento como este carece de sentido, seg¨²n Silvia Gim¨¦nez-Salinas, exdecana del Colegio de Abogados y especializada en menores. Para la jurista, ¡°si la oposici¨®n del menor al r¨¦gimen del centro est¨¢ apoyada por la familia, la medida est¨¢ destinada al fracaso¡±. Habr¨ªa que realizar el seguimiento, argumenta, con la atenci¨®n de especialistas en la propia familia.
El caso de Sara no es aislado. El s¨ªndic de greuges, Rafael Rib¨®, dijo en su informe de 2011 sobre los derechos del ni?o: ¡°En cuanto a los adolescentes que huyen repetidamente de los centros residenciales, la revisi¨®n de su situaci¨®n es m¨¢s necesaria que nunca¡±.
"No quiero volver al centro. Quiero ir a casa y al instituto", explica Sara.
Las instituciones est¨¢n obsesionadas con el control, seg¨²n Juan Luis Linares, psiquiatra y director de la Escuela de Terapia Familiar del hospital de Sant Pau. ¡°Los centros, con frecuencia, se convierten en instancias represoras. No siempre incluyen una perspectiva terap¨¦utica¡±, explica Linares, que atiende a familias derivadas por la DGAIA.
Al ser internada, la escolarizaci¨®n de Sara qued¨® en suspenso. ¡°Ten¨ªan que esperar a tener plaza en un instituto de Sabadell. Antes estaba en Rub¨ª. As¨ª que estudiaba en el centro de menores un par de horas al d¨ªa. Me daban un libro, me dec¨ªan lo que ten¨ªa que hacer y me dejaban sola¡±.
Las resoluciones de la DGAIA no siempre son operativas, opina un exmiembro de la comisi¨®n deontol¨®gica del Colegio de Psic¨®logos de Barcelona. ¡°Adem¨¢s, hay una carencia de posgrado para la especializaci¨®n de los profesionales¡±, se?ala este docente de la UAB.
Las fugas del CRAE Elima de Sabadell, seg¨²n Sara, eran comunes. ¡°Una vez lo hice con cuatro chicas. Abrimos la puerta con una cuchara¡±. En los CRAE residen el 24,2% de los menores tutelados por la Generalitat. El objetivo es que funcionen como una unidad familiar, con horarios y permisos establecidos en funci¨®n de las edades y perfiles de los menores. Bienestar Social explica: ¡°No hay ninguna medida espec¨ªfica para evitar las fugas, m¨¢s all¨¢ del trabajo pedag¨®gico y educativo¡±. Ante una huida, el procedimiento es localizar al menor en su entorno pr¨®ximo. Si no ocurre, se avisa a los Mossos d¡¯Esquadra.
A la semana del aborto Sara decidi¨® no volver al centro y huir hacia su hogar. ¡°Me fugu¨¦ y camin¨¦ durante cuatro horas junto al r¨ªo Ripoll, hasta llegar a Ripollet. Hab¨ªa una chabola. Me ofrecieron coca¨ªna a cambio de sexo. Pero yo solo pensaba en ver a mi madre y a mi novio¡±, sigue, con un relato que corta el aire. Desde entonces es m¨¢s libre, pero al mismo tiempo, prisionera de sus miedos: ¡°En la calle tengo miedo, no quiero volver al centro, quiero estar en casa, volver al instituto de Sabadell donde yo estudiaba¡±. Y realizar esos peque?os sue?os de los que est¨¢n hechas las vidas. ¡°Me gustar¨ªa superar todo esto y convertirme en peluquera¡±.
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