Tesoros escondidos

La serie de 12 conciertos que se desarrolla en el Auditorio 400 del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sof¨ªa es la ¨²nica de las que organiza en Madrid el Centro Nacional de Difusi¨®n Musical que tiene car¨¢cter gratuito. No quiere decir que tenga una oferta de saldo. Al contrario. Varios de los conciertos tienen un inter¨¦s superlativo. El de ayer, del tr¨ªo Arb¨®s, sin ir m¨¢s lejos. Con esta cita comenzaba la secci¨®n Primicias que, curiosamente, arropa la mitad de los conciertos de esta serie.

El foco principal de atracci¨®n estaba en el estreno mundial de Tr¨ªo, primera obra para viol¨®n, violonchelo y piano del compositor griego Georges Aperghis, dedicada al tr¨ªo Arb¨®s y comisionada por la Fundaci¨®n BBVA. No defraud¨®, ni en su estructura juguetona ni en el nivel de calidad interpretativa. El tr¨ªo Arb¨®s, cuyo origen se remonta a 1996, sabe lo que se trae entre manos. Demostr¨® dominio, sensibilidad y compenetraci¨®n para mantener en todo momento las energ¨ªas puestas en juego. Juan Carlos Garvayo es un pianista excepcional, Miguel Borrego un violinista que no se queda a la zaga y Jos¨¦ Miguel G¨®mez da lo mejor de s¨ª mismo en piezas tan complicadas y sutiles como la de Aperghis.

Antes, hab¨ªan realizado una lectura llena de espontaneidad del jazz¨ªstico Divertissment, opus 126 del ucraniano Kapustin, tan predispuesto siempre a incorporar los ecos del swing en sentido amplio a sus composiciones. Despu¨¦s vendr¨ªa el fascinante Tr¨ªo en la menor de Ravel, una obra de 1914 que vuelve a enamorar cada vez que se escucha en su combinaci¨®n de evocadora melancol¨ªa y l¨²cida serenidad. El tr¨ªo Arb¨®s la bord¨®. Hasta tal punto que sobr¨® la propina.