Landero: ¡°El hombre es un mal fugitivo¡±
El escritor reflexiona sobre 'Absoluci¨®n', su ¨²ltima novela
Sentarse a hablar con Luis Landero (Alburquerque, Badajoz, 1948) de su ¨²ltima novela, Absoluci¨®n (Tusquets), supera de forma notable la simple tarea de promoci¨®n en que se embarcan la mayor¨ªa de los escritores cuando tienen una nueva obra reposando en los estantes de novedades. Sentarse a hablar con Landero, como cinco periodistas hac¨ªan esta ma?ana en Bilbao, se convierte en la mejor forma de abrir un amplio abanico de reflexiones sobre la felicidad, el azar, la insatisfacci¨®n o la vida, con calas en Nietzsche o en Kafka.
Absoluci¨®n, s¨¦ptima novela de Landero, desgrana la historia de Lino ¡ªy varias m¨¢s en torno a ella¡ª, un treinta?ero que, tres d¨ªas antes de su boda, parece encaminado sin m¨¢s a la felicidad. Haciendo una par¨¢bola hacia su pasado, rememora su historia, su inconformismo, una falta de encaje vital que ahora parece resolverse. Pero un incidente callejero de menor relevancia abrir¨¢ la puerta a la culpa, esa a la que apunta directamente el t¨ªtulo.
Ideas desgranadas sobre la mesa, pero Landero no se considera un narrador de ideas. ¡°Me gusta indagar¡±, dice. ¡°El personaje piensa y al calor de las palabras van surgiendo las ideas, pero que no hacen grumos en la narraci¨®n, sino que surgen del propio personaje¡±. Y abunda: ¡°No me manejo con ideas en el sentido neto de la palabra, sino que son solubles siempre en la narraci¨®n y, de alg¨²n modo, enriquecen o a?aden un enigma m¨¢s a lo narrado¡±.
M¨¢s que sobre la b¨²squeda de la felicidad, el autor de Juegos de la edad tard¨ªa, considera que la de su protagonista es la peripecia de alguien que pretende hallar su lugar en el mundo, ¡°un sentido a la vida, como hemos hecho todos siempre¡±. Y, sobre todo, en la adolescencia. ¡°?La b¨²squeda de un lugar en el mundo es la b¨²squeda de la felicidad?¡±, se pregunta Landero. Y ¨¦l mismo se responde: ¡°Eso es impl¨ªcito. Todo aquello que se busca es para el bien de uno¡±.
Las ideas son solubles siempre en la narraci¨®n y, de alg¨²n modo, a?aden un enigma m¨¢s a lo narrado¡±
Mientras escrib¨ªa esta "en parte novela de aprendizaje" pensaba que en ella puede estar inscrito todo el repertorio, "que no es muy extenso", o al menos una muy buena parte, de los objetivos a los que el hombre aspira en busca de la felicidad: "el dinero, el amor, la amistad, la aventura, la acci¨®n, el ¨¦xito laboral, la religi¨®n, el conocimiento, el arte. Igual llegamos a 15, no muchos m¨¢s".
Y de hecho, a?ade,? "cuando el protagonista huye al final no es solo por el problema en que se ha metido, sino ante la idea de la felicidad conyugal o el compromiso. Ante eso siente v¨¦rtigo, ese es el sentido de la vida. Y tambi¨¦n huye de eso".
Lino como personaje parti¨®, reconoce su creador, de una frase de Pascal que figura casi al principio de la novela y que Landero ten¨ªa hace mucho tiempo en la cabeza: ¡°Todos los infortunios del hombre vienen de no saber estarse quieto en un lugar¡±. ¡°Los sabios de la antig¨¹edad aconsejaban buscar la felicidad en la quietud. Es el viejo concepto de la felicidad como tranquilidad, paz, etc¨¦tera¡±, apunta el narrador.
Y a Pascal suma Nietzsche, cuando dec¨ªa que el hombre es un animal no fijado, desasosegado. ¡°Es un hombre en continua b¨²squeda, huyendo en el fondo¡±, desgrana el autor. ¡°El hombre es un mal fugitivo, un animal que huye de su condici¨®n mortal, porque detr¨¢s de todo est¨¢ la idea inaceptable de la muerte¡±. ¡°El problema de la muerte es el tema de fondo de muchos problemas del hombre, de su desasosiego o melancol¨ªa¡±, apostilla.
Junto a ello, otra presencia relevante es la del azar, la contingencia, ¡°la banalidad de la vida y su absurdo, qu¨¦ leyes rigen la vida¡±. ¡°Como dec¨ªa Kafka¡±, cita, ¡°el azar est¨¢ siempre de parte de los poderosos. A veces desde el punto de vista individual todos hemos visto que el azar es important¨ªsimo en nuestra vida, otra cosa son los movimientos sociales¡±.
Ese peso del azar lo ejemplifica el autor de Retrato de un hombre inmaduro en una an¨¦cdota ¡ªcasi una suerte de epifan¨ªa¡ª de su juventud que ahora ha pasado a la novela. "Ten¨ªa una novia cuando era poco m¨¢s que adolescente", rememora. "No s¨¦ si la quer¨ªa o no la quer¨ªa. Estaba en una especie de encrucijada; a veces a gusto con ella; a veces deseando marcharme". Sigue el relato: "Y una vez en un bar vi c¨®mo ella se com¨ªa medio huevo duro relleno con mayonesa y at¨²n. Y entonces lo vi clar¨ªsimo. No la quiero. En la vida pasan estas cosas. Si me hubiera casado con ella hubiera habido hipotecas, onom¨¢sticas, navidades, nueras. Ese es el azar. La vida est¨¢ llena de tonter¨ªas que a veces son tr¨¢gicas". Y concluye: "La vida tiene mucho de absurdo".
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