Efigie inalterable
Patti Smith refuerza su icono en el Palau de la M¨²sica
Inalterable como la efigie de una moneda, el tiempo parece no mellar a Patti Smith. Est¨¦tica desali?ada, combinando desaires con amabilidad, en ocasiones tierna y sonriente en otras ce?uda y ¨¢spera, siempre segura de s¨ª misma, defensora de un discurso social que formula en t¨¦rminos mucho m¨¢s dulces e inocentes de lo que su guerrero aspecto har¨ªa suponer, Patti no necesita casi nada m¨¢s para renovar su ¨¦xito en Barcelona, una de sus plazas fuertes en Espa?a y a la postre ciudad que le regal¨® la mejor entrada de su gira por el pa¨ªs. Pese a no llenarse, el Palau, al menos desde escena, pareci¨® el de las grandes ocasiones. Y ante ¨¦l, Patti fue Patti.
La excusa de su nueva presencia fue la presentaci¨®n de un nuevo disco, saludado como uno de los significativos en una carrera en la que ¨¦stos no han menudeado. Y es que Patti ha vivido mucho de su propio icono, al que apenas ha habido de aderezar para renovar ante sus fieles una est¨¦tica de artista rompedora, heterodoxa, de marcada personalidad y discurso, digamos, alternativo. De este nuevo ¨¢lbum, Patti interpret¨® cinco piezas que bascularon entre lo rampl¨®n y ruidoso, Benga, lo anodino, el This is the girl dedicado a Amy Winehouse o lo efectivo, el April fool con el que abri¨® el concierto. Lo dem¨¢s fue el ya habitual recorrido por sus ¨¦xitos con paradas triunfales en las inevitables Because the night, Gloria o ese People have the power que ciertamente cada d¨ªa tiene m¨¢s sentido
Patti Smith
Palau de la M¨²sica
Barcelona
19 de noviembre
La sorpresa estuvo en que Patti compareci¨® con cuarteto ac¨²stico apoyado en guitarras sin enchufar y en piano. Dado que la ferocidad siempre queda reservada a su persona, los cambios en la estructura de las piezas apenas fueron perceptibles aunque se limitaron, salvo en el Southern cross dedicado a Roberto Bola?o, los crescendos rockeros. La otra sorpresa, muestra de la cara amable y sentimental de Patti, es que dedic¨® la espl¨¦ndida Pissing in a river a Gay Mercader, primer promotor, record¨®, que le trajo a Barcelona all¨¢ por los setenta y que siempre mostr¨® especial predilecci¨®n por esta pieza. Menos amabilidad recogi¨® el seguidor de su edad que le acerc¨® un ramo de flores, despachado por Patti con un gesto desabrido que el desatendido seguidor tardar¨¢ en olvidar. As¨ª es Patti y eso la ha mantenido inc¨®lume: tener un perfil que encajar¨ªa en una moneda.
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