Sensibilidad a flor de piel

Nadie puede dudar ya que Brad Mehldau est¨¢ en la primera fila del jazz actual. Tampoco que el pianista tiene un p¨²blico fiel en Barcelona. As¨ª que, una vez m¨¢s, el pasado mi¨¦rcoles se cumplieron todos los pron¨®sticos: el Auditori registr¨® una magn¨ªfica entrada y el ¨¦xito fue rotundo. Y lo m¨¢s importante: el pianista demostr¨® que su imparable ascensi¨®n aun no ha concluido y que sus conciertos aun pueden deparar sorpresas agradables.

A diferencia de su ¨²ltima visita en solitario esta vez Mehldau visit¨® la ciudad de sus primeros ¨¦xitos profesionales en formaci¨®n de tr¨ªo. Un tr¨ªo de largo recorrido y de una solidez espectacular. El contrabajista Larry Grenadier lleva con Mehldau desde 1994 y el bater¨ªa Jeff Ballard desde 2005, cuando tom¨® el relevo del barcelon¨¦s Jorge Rossy. Tres m¨²sicos de gran envergadura que funcionan juntos con una apabullante naturalidad. La m¨²sica fluye con sencillez, como si all¨ª no sucediera nada y, en realidad, est¨¢n pasando muchas cosas. Sin duda la nave la comanda Mehldau pero sus dos c¨®mplices est¨¢n en todo momento a su altura, secundando sus exuberantes digresiones mel¨®dicas, a?adiendo un ritmo hipn¨®tico y mostrando a su vez una enorme capacidad para volar alto en cada solo.

Fue un concierto sobrio, casi dos horas que transcurrieron sin estridencias pero cargadas de una emotividad nada contenida, m¨¢s bien compartida. Brad Mehldau revis¨® algunos temas propios junto a originales de Lennon y McCartney, demostrando una vez m¨¢s su habilidad para hacer suyos temas ajenos y llevarlos al mundo del jazz al que no pertenec¨ªan. Una maravilla de sensibilidad a flor de piel, un estremecimiento que se contagiaba en cada interpretaci¨®n.

As¨ª lo entendi¨® el p¨²blico del Auditori que, puesto en pie, arranc¨® dos bises del tr¨ªo en lo que culmin¨® una velada tan intensa como seductora.