Un mausoleo devuelve la dignidad a 28 fusilados de El Marrufo

¡°Cuando llegaron los aviones y empezaron a caer las bombas, me refugi¨¦ con mi hermano en una ca?ada. O¨ªmos las explosiones aterrados durante horas. Por la noche, cuando cre¨ªamos que llegaba la calma, volvimos a la aldea. All¨ª vinieron y se llevaron a mi padre. Ten¨ªa siete a?os y, hasta hoy, no he vuelto a sentirme con ¨¦l¡±. Junto al pante¨®n donde ayer quedaron enterrados los restos de 28 v¨ªctimas del franquismo, resume Luis Garc¨¦s, de 83 a?os, sus recuerdos del ataque que sufri¨® el valle de La Sauceda, entre las provincias de C¨¢diz y M¨¢laga. En noviembre de 1936, la aviaci¨®n alemana, a petici¨®n de los sublevados, arras¨® este diseminado rural que se hab¨ªa convertido en un feroz foco de resistencia republicana. Despu¨¦s empez¨® la represi¨®n.

Junto a Luis, otras 200 personas honraron la memoria de sus descendientes. En un peque?o cementerio, entre alcornoques y acebuches, ubicado en la ladera malague?a de este valle, descansan desde ayer los restos de 28 personas torturadas y fusiladas por los falangistas hace 76 a?os. Desde el camposanto se ve, justo enfrente, en la ladera gaditana del desfiladero, el cortijo de El Marrufo, un lugar que se convirti¨® en un salvaje centro de exterminio de todos aquellos que intentaban huir por esta ruta del avance nacional.

¡°Donde talaron vidas, sue?os e ilusiones, reto?an la memoria y la justicia¡±. Es la leyenda que preside el bautizado como Pante¨®n de la Dignidad, rehabilitado para reparar la memoria de las v¨ªctimas con los recursos aportados por Miguel Rodr¨ªguez, propietario de Festina, nieto y bisnieto de fusilados. Una placa con los nombres de 50 asesinados reclamados por sus familiares preside el monumento.

Durante los dos ¨²ltimos a?os, la Asociaci¨®n de Represaliados por el Franquismo de La Sauceda y El Marrufo, ha investigado, localizado y exhumado de siete fosas comunes los restos de las primeras v¨ªctimas, siete de ellas mujeres. Ayer culmin¨® parte de este ingente trabajo con su sepultura. A la espera del resultado de las pruebas de ADN, los restos siguen sin identificar. Los huesos reposan en cajas de madera individuales clasificadas seg¨²n el n¨²mero de la fosa en la que se encontraron y el orden de hallazgo de cada cuerpo.

Una bandera republicana cubr¨ªa tres filas de peque?os f¨¦retros. Levantada la ense?a, decenas de descendientes, entre sollozos y aplausos, trasladaron los cajones al interior de la cripta con la esperanza de que sus muertos est¨¦n entre ellos. Las investigaciones apuntan a que entre noviembre de 1936 a febrero del a?o siguiente pudieron ser ejecutadas en la zona hasta 600 personas.

La Junta va a declarar el cementerio de la Sauceda ¡°S¨ªmbolo de la Memoria¡± y se compromete desde 2013 a financiar nuevas labores de investigaci¨®n y localizaci¨®n de fosas. Para las exhumaciones, sin embargo, no hay ya fondos.