Caza de brujas
"Pero en realidad es una pel¨ªcula que habla de nosotros. De cosas muy complejas y retorcidas que suceden a nuestro alrededor cada d¨ªa"
Vuelve el western en su versi¨®n m¨¢s cruda. No hablo de cine, sino de redes sociales. Facebook y Twitter proyectan en la pantalla un horizonte fascinante para cabalgar juntos. Sin embargo, a veces ese nuevo Far west puede convertirse en un territorio sin ley donde llaneros solitarios cada vez m¨¢s j¨®venes van a morir con las botas puestas.
?Se acuerdan de Solo ante el peligro? Es un cl¨¢sico del g¨¦nero. La pel¨ªcula cuenta la historia del sheriff Kane. Empieza con una escena en la que Gary Cooper acaba de casarse con una bell¨ªsima Grace Kelly y est¨¢ a punto de abandonar su duro oficio por una apacible vida familiar. Sin embargo, apenas concluye la ceremonia, nuestro protagonista se entera de que un temido pistolero al que hace a?os meti¨® entre rejas acaba de salir de la c¨¢rcel y en venganza se dispone a arrasar el pueblo con una banda de forajidos. Eso ocurre sobre las diez y media. El tren en el que viaja el asesino tiene prevista su llegada a la estaci¨®n a las doce en punto.
A partir de ah¨ª la pel¨ªcula est¨¢ narrada en tiempo real. Una hora y media de angustia en la que el sheriff intenta desesperadamente conseguir ayuda mientras todos, incluida su flamante y reciente esposa, le van dando la espalda.
Ahora trasladen el argumento a un instituto cualquiera de un pueblo de Ciudad Real, Qu¨¦bec o Roma. El motivo puede ser la venganza, el odio, la calumnia, unas fotos, el chantaje, o puras ganas de crucificar al pr¨®jimo. Pongan como actores secundarios a toda una caterva de linchadores y tiernos matones de patio de colegio, que tambi¨¦n los hay. A?adan un paisaje cibern¨¦tico de redes sociales ardiendo con furia contra alguien, ya sea una estudiante reci¨¦n llegada de Ecuador, una muchacha que ha decidido dejar a su novio, o un chaval al que le da la gana de ponerse pantalones de color rosa. A continuaci¨®n traten de calcular la rapidez con la que act¨²an las redes sociales y el l¨ªmite de crueldad que pueden llegar a alcanzar sus mensajes cuando los gu¨ªa un colectivo inquisitorial e implacable amparado en el anonimato. No creo que les resulte muy dif¨ªcil imaginar el desenlace.
Amanda, la estudiante de Qu¨¦bec y la cr¨ªa ecuatoriana eran chicas t¨ªmidas, que aguantaron su infierno en secreto hasta que no pudieron m¨¢s. Pero el muchacho italiano ten¨ªa un perfil distinto. Andrea S. era un chico extrovertido e ir¨®nico. Estudiaba en el liceo Cavour de Roma, al lado del Coliseo. Seg¨²n sus amigos no era homosexual, pero le gustaba desafiar el entorno hom¨®fobo que le rodeaba pint¨¢ndose las u?as o llevando pantalones de chica. Pose¨ªa esa clase de orgullo individual que es la marca de los valientes. Parec¨ªa que los insultos que le dedicaban sus compa?eros a trav¨¦s de las redes sociales le tra¨ªan sin cuidado. No se amilanaba f¨¢cilmente. Pero su aparente seguridad era solo una fachada. Al fin y al cabo, ten¨ªa solo 15 a?os. Se ahorc¨® en su casa con una bufanda.
El film de Fred Zinneman fue interpretado como una par¨¢bola contra el macarthismo y la caza de brujas. De hecho el guionista fue condenado por el comit¨¦ de actividades antiamericanas. Pero en realidad es una pel¨ªcula que habla de nosotros. De cosas muy complejas y retorcidas que suceden a nuestro alrededor cada d¨ªa. Del encarnizamiento de la masa frente al individuo, por ejemplo. De las fronteras morales y tecnol¨®gicas entre ley y delincuencia. De la inquietante convivencia entre v¨ªctimas y verdugos. De la certidumbre de que casi siempre acaban ganando los malos ante el silencio de los cobardes y la falta de coraje de quienes no se atreven a asumir sus responsabilidades.
En una secuencia inolvidable se ve el tren acerc¨¢ndose a la estaci¨®n. En el plano siguiente, abandonado a su suerte en medio de un escenario desolador, est¨¢ Gary Cooper solo ante el peligro. Como cualquiera de nosotros.
Un cl¨¢sico.
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