La noche vuelve a ser sint¨¦tica
La m¨²sica electr¨®nica recupera el lugar en los clubes madrile?os que perdi¨® la pasada d¨¦cada. Los noct¨¢mbulos abrazan el tecno, en su vertiente m¨¢s hedonista o m¨¢s culta.
¡°Claro que la m¨²sica electr¨®nica va a m¨¢s en Madrid. Tampoco era tan dif¨ªcil: part¨ªamos de cero¡±. La opini¨®n de Tom¨¢s Fernando Flores, director de Radio 3 y valedor de los sonidos sint¨¦ticos desde el micr¨®fono del programa Siglo XXI,resume bastante bien el estado de ¨¢nimo actual de la escena madrile?a. La larga traves¨ªa del desierto est¨¢ acabando y es posible que las cosas mejoren. Desde que, a finales de los noventa, el tecno fuera la fuerza motriz de la noche de la ciudad en la ¨¦poca de ?scar Mulero, la m¨¢s rutilante estrella que han dado las cabinas del foro, la m¨²sica hecha con m¨¢quinas hab¨ªa sido relegada a un segundo lugar. Pero algo est¨¢ cambiando.
¡°Si por escena electr¨®nica entendemos cosas grandes y comerciales, evidentemente, s¨ª. Pero si nos referimos a algo con un sentido m¨¢s underground, est¨¢ casi como siempre: peque?as fiestas para un p¨²blico peque?o. Quiz¨¢ no tanto como antes (hay brotes verdes ciertamente interesantes), pero residual comparado con otras escenas¡±, completa el diagn¨®stico Isaac Marcet, fundador de la web musical playgroundmag.net.
Hay que partir de una base: la electr¨®nica tiene al menos dos ramas. Por un lado est¨¢ la comercial. La que representa David Guetta, que suena en la radio y ahora llena estadios. La prueba es que la noche de mayor ¨¦xito del festival Rock In Rio fue aquella en la que la estrella era el dj franc¨¦s que descubri¨® que el bakalao se vende a toneladas si lo desalas y haces croquetas. A su reclamo acudieron 60.000 personas, algo que no logr¨® ni siquiera Man¨¢.
Por otro lado, est¨¢ la electr¨®nica para minor¨ªas. M¨²sica que a veces est¨¢ relacionada con el baile, pero otras no. Que a veces tiene que m¨¢s que ver con las vanguardias que con el pop. Esa, si no ha ido creciendo, por lo menos se est¨¢ asentando. En parte como fruto de una tendencia mundial. ¡°En un cap¨ªtulo de Portlandia (una serie de televisi¨®n de referencia en el ¨¢mbito indie) ya lo avisaban: los hipsters han vuelto a dejar las guitarras en el trastero para recuperar los platos que abandonaron la ¨²ltima d¨¦cada¡±, asegura Marcet. A lo que hay que sumar una nueva eclosi¨®n del g¨¦nero, explica Dj Psychocandy. ¡°Muchas de las cosas m¨¢s excitantes que ocurren en la m¨²sica actual vienen de la electr¨®nica. Quiz¨¢s sea por las continuas metamorfosis a las que est¨¢ sometida. La ¨²ltima, la del dubstep, convertido en un amasijo s¨®lido de ramificaciones en su mayor¨ªa de gran calidad¡±. Psychocandy es el alias bajo el que David G. Balasch, un treinta?ero catal¨¢n asentado en Madrid desde hace ocho a?os, ha pinchado electr¨®nica en la cabina del Nasti o del Siroco. Balasch mantiene un interesante blog, Tower of Meaning, que hoy celebra su segundo aniversario con una sesi¨®n de Rolando, uno de los cl¨¢sicos del tecno de Detroit. Ser¨¢ una noche muy especial, aunque solo sea por el hecho de que un dj de su trayectoria se preste a actuar en una sala peque?a.
Su m¨¦todo de trabajo como promotor, que se podr¨ªa calificar de artesano, es muy revelador de c¨®mo se mueve la escena de Madrid. ¡°Ha sido complicado. Nos hemos intercambiado cientos de mails desde el verano. Y al final ha salido¡±, concluye. No es el ¨²nico que opera as¨ª. Este fin de semana se celebran un pu?ado de fiestas de m¨²sica electr¨®nica que no convocar¨¢n a m¨¢s de 300 personas. Hoy, adem¨¢s de en Siroco, en el Redrum de la Avenida del Mediterr¨¢neo o en Matadero, donde se celebra la tercera convocatoria de Rara Avis, que trae al estadounidense Jimmy Edgar como cabeza de cartel. Ma?ana, tambi¨¦n en Siroco, se celebrar¨¢ el Post Club. Y el domingo es el momento del alem¨¢n Legowelt en La Casa Encendida, una instituci¨®n que, como en el caso de Caixaforum, ha apostado por traer refinad¨ªsimos artistas de la escena mundial.
Un fin de semana electr¨®nico
2? Aniversario Tower of Meaning. Sala Siroco. Es una fiesta anual, y como tal es tratada con mimo. DJ Rolando, la estrella de hoy, fue miembro del m¨ªtico colectivo de Detroit Underground Resistance, autor del ¨¦xito Night of the jaguar. Es realmente raro verle pinchar en una sala peque?a.
Rara Avis. Nave de la M¨²sica, Matadero. Habitualmente estas fiestas se celebran en domingo y por las tardes. Esta empieza hoy a las 20.00 y tiene como estrella al joven productor de Detroit Jimmy Edgar.
Redrum Pub. Avenida del Mediterr¨¢neo, 10. Beni es un agitador de la noche madrile?a. En enero reabrir¨¢ sus sesiones, como Eclecticlub en Clamores. Esta noche promete "fiest¨®n" con Tadeo, Sabino Gonz¨¢lez y Helena Gallardo.
Femur Club. Sala Specka (Orense, 26). El franc¨¦s Etienne Jaumet es el protagonista hoy de este club que se organiza en uno de los locales que, aseguran, tiene mejor equipo de la ciudad.
Holy Dubs. Hoy en Dub Club (Badajoz, 11; Alcorc¨®n). Las fiestas de este colectivo son de las pocas citas fuera de la capital en las que todos coinciden.
Frigays. Ohm Club (Callao, 4). Un club de house en el que pincha esta noche el veterano Iv¨¢n Pica.
Post club. Ma?ana, sala Siroco (San Dimas, 3). Un entusiasta grupo organiza estas fiestas mensuales. El protagonista es en esta ocasi¨®n el ingl¨¦s Evian Christ.
Mondo club (Arlab¨¢n, 7). Ma?ana es Jonh Digweeb, pero podr¨ªa ser cualquiera el que actuara cada jueves o s¨¢bado en el Mondo, el club que dirige el DJ Gerardo Niva. Imprescindible.
Weekend Club. Sala Bash (Callao, 4). Orientado hacia el house. Wagon Cookin son los protagonistas ma?ana.
Soundays. La Casa Encendida. Por el patio y la azotea han pasado este a?o cosas realmente especiales. Celebraron su d¨¦cimo aniversario con Pantha Du Prince y el domingo cierra el holand¨¦s Legowelt.
Cassette Club. Sala Boite (Tetu¨¢n, 27). La fiesta para aquellos que trabajan todo el fin de semana. Los que van a Cassette van a divertirse en serio el domingo.
Ara?a Sundays. Sala Marco Aldany (Princesa, 1). Este domingo no hay Goa, esa fiesta ¨²nica que se celebra durante todo el d¨ªa. Eso deja un hueco que cubrir¨¢ a duras penas esta sesi¨®n de las 17.00 hasta la medianoche.
Fue precisamente en la primera fiesta de Tower of Meaning en la que debut¨® en Madrid el m¨²sico con mayor proyecci¨®n que ha dado la escena local desde ?scar Mulero: Miguel Barros, m¨¢s conocido como Pional. Con 26 a?os, Barros dej¨® su trabajo en un estudio de doblaje para dedicarse por completo a la m¨²sica. Ayer estaba en Barcelona, ensayando con su amigo John Talabot, m¨²sico barcelon¨¦s que es adem¨¢s el due?o de Hivern, el sello en el que grabar¨¢ su debut, si su agenda se lo permite. Juntos llevan meses girando por el mundo. Ahora de teloneros del tr¨ªo ingl¨¦s The XX. Barros es muy cr¨ªtico con la escena madrile?a. ¡°Desgraciadamente, no puedo dejar en buen lugar a mi ciudad. ?ltimamente, despu¨¦s de estar por Europa y Estados Unidos, me he dado cuenta de que tenemos clubes antiguos, con sistemas de sonido ro?osos, sin mencionar el garraf¨®n y cosas de ese tipo que son algo muy typical spanish. Quiz¨¢s, puede ser, que sea una persona muy especial, pero ese es el Madrid que conozco. Considero que he estado en gran parte, por no decir la gran mayor¨ªa, de los clubes de la ciudad. Y no ha habido uno del que haya salido satisfecho¡±. Esas pegas se repiten constantemente. Los locales bien equipados se cuentan con los dedos de una mano. Nombres como Siroco, que se ha renovado recientemente, o Specka se repiten.
El ¨²ltimo ciclo de la electr¨®nica en Madrid podr¨ªa marcarse entre dos sucesos que no son estrictamente musicales. Por un lado estar¨ªa el ¨¦xito de la Red Bull Music Academy, que llen¨® la ciudad de m¨²sica desde el 23 de octubre de 2011, durante cinco semanas, dejando adem¨¢s unas nuevas equipaciones. Pero casi exactamente un a?o despu¨¦s, un festival en el que el cabeza de cartel era el dj estadounidense Steve Aoki terminaba en tragedia. El exceso de aforo y la deficiente organizaci¨®n del Madrid Arena terminaban con cinco personas fallecidas.
Los clubes veteranos intentan que esta tragedia no les afecte extremando las precauciones. Escrupuloso cumplimiento de las normas. Es el caso del Cassette Club, la sesi¨®n que se celebra en la sala Boite cada domingo. El mismo lugar acoge los mi¨¦rcoles Phantom Clubbing, donde se hiceron las fotos que ilustran este art¨ªculo. Cassette, junto a las sesiones de la sala Mondo de los jueves y s¨¢bados, son las mayores citas peri¨®dicas de la electr¨®nica madrile?a. Excepto cuando hay Goa, la macrofiesta que se celebra en Fabrik, la discoteca de Humanes que se ha convertido en la cumbre mensual del g¨¦nero. Varios miles de personas de toda Espa?a acuden all¨ª para ver a las primeras espadas mundiales. ¡°Yo no veo un renacer, para nada¡±, se?ala Petro Ortiz, de Tryp Family. ?l empez¨® con Goa hace 18 a?os, y sigui¨® hace ocho en Fabrik. ¡°Lo que pasa es que la electr¨®nica se ha vuelto masiva. Antes ¨ªbamos dirigidos a un p¨²blico muy concreto. Y eso ha cambiado. Pero cada vez cuesta m¨¢s sacar a la gente de casa. De la misma manera que cada vez hay menos clubes en Madrid¡±.
Algunos apuntan a que hay la misma cantidad de p¨²blico, quiz¨¢s menos, pero este ha cambiado. ¡°Hay un salto generacional. Los adolescentes escuchan m¨²sica en el m¨®vil y buscan pildorazos que funcionen¡±, apunta M¨¢ximo Lario, de la promotora Introm¨²sica. Otros se?alan que el mundo de la electr¨®nica ha dejado de ser herm¨¦tico. ¡°Es verdad que el minimal y su ambiente se miraban demasiado el ombligo y la f¨®rmula parec¨ªa agotarse. Hubo a?os de desierto, salvo Goa y Cassette Club. Ahora surgen propuestas interesantes de electr¨®nica cada d¨ªa. Ha habido un estallido de estilos con m¨²sica de calidad que ha posibilitado todo esto¡±, dice el responsable de Eclecticlub, fiesta que volver¨¢ en enero a la sala Clamores. Este nacimiento de peque?os clubes es uno de los s¨ªntomas de que hay un mayor inter¨¦s, como lo ha sido la celebraci¨®n de festivales como ECO o 981, que fueron un gran ¨¦xito de p¨²blico. ¡°Yo ah¨ª me di cuenta de que por fin hab¨ªa una demanda¡±, dice Tom¨¢s Fernando Flores. ¡°Que, no nos enga?emos, es lo que faltaba¡±.
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