Monstruos de cada d¨ªa
Luis Eduardo Aute, a pesar de una voz que baja enteros, convirti¨® el auditorio del Art¨¨ria Paral¡¤lel en c¨®mplice de su magia musical
El pasado viernes Luis Eduardo Aute volvi¨® a tomar contacto con su p¨²blico barcelon¨¦s en el escenario del hasta ahora infrautilizado teatro Art¨¨ria Paral.lel. Local para el que parecen estar cambiando las cosas aunque hoy por hoy las noticias sobre la nueva l¨ªnea de programaci¨®n son inciertas y solo se intuyen por los espect¨¢culos ya anunciados en su cartelera. Hac¨ªa dos a?os desde la ¨²ltima actuaci¨®n de Aute en Barcelona y esta vez se present¨® de una forma poco convencional: iniciando su actuaci¨®n con la proyecci¨®n de una pel¨ªcula.
El ni?o y el basilisco es un nuevo filme de Aute dibujado totalmente a mano en blanco y negro y animado de forma un tanto rudimentaria, hecho este que le confiere un atractivo muy especial frente al derroche de digitalizaci¨®n de cualquier pel¨ªcula de animaci¨®n actual. El corto, de unos veinte minutos, habla sin palabras de los monstruos de cada d¨ªa. Y precisamente de esos monstruos vers¨® tambi¨¦n todo el concierto que sigui¨®.
LUIS EDUARDO AUTE
Teatro Art¨¨ria Paral.lel
Barcelona, 14 de diciembre
de 2012
Aute present¨® ¨ªntegramente su disco reci¨¦n aparecido, El ni?o que miraba el mar, intercalando entre las nuevas canciones otros temas m¨¢s antiguos y tambi¨¦n m¨¢s populares. Como un cronista de la actualidad m¨¢s cruda y, al mismo tiempo, m¨¢s cercana, fue repasando esos monstruos en los que, seg¨²n sus palabras, el hombre va convirti¨¦ndose. Todo salpicado de sexo, tonalidades anticlericales y bastante poes¨ªa de lo cotidiano. En eso, Aute es un mago: aunque su voz hay perdido bastantes enteros sabe explicar las cosas con las justas dosis de distanciamiento e implicaci¨®n que las hacen cre¨ªbles, convierte a cada oyente en un c¨®mplice sin caer nunca ni en el victimismo ni en la proclama mitinera.
As¨ª sucedi¨® en Art¨¨ria Paral.lel donde, entre tanto horrible monstruo del presente, recuper¨® alg¨²n recuerdo del pasado, como sus Somnis de la pla?a Rovira, cantada en catal¨¢n, que estren¨® hace un par de a?os y que habla de la plaza de Gr¨¤cia en la que vivi¨® de ni?o. Recuerdos inocentes que, seg¨²n su visi¨®n, se han ido convirtiendo en monstruos con el paso de los a?os.
Un concierto sin sobresaltos en el que la voz del cantautor estuvo perfectamente arropada por un sucinto tr¨ªo en el que destac¨® una y otra vez la omnipresente guitarra de Tony Carmona.
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