El v¨¦rtigo
Alguien en la c¨²pula de CiU se pregunt¨® por la viabilidad del referendum que pactaba con ERC y decidi¨® frenar
Convertida de nuevo en ¨¢rbitro del Parlament por la voluntad de los electores, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) ha enfocado las negociaciones para la formaci¨®n de la mayor¨ªa de gobierno de forma muy distinta a como lo hizo en 2003. Entonces actu¨® deslumbrada por la posibilidad de asaltar el aparato pol¨ªtico-administrativo de la Generalitat, que CiU hab¨ªa patrimonializado a lo largo de 23 a?os. Era la alternancia democr¨¢tica, que, como se vio, los republicanos entend¨ªan como un ¡°qu¨ªtate t¨², que me pongo yo¡±. Ahora quiere otra cosa: que se aplique en esta legislatura su principal objetivo program¨¢tico: un refer¨¦ndum sobre la independencia de Catalu?a.
El cambio es notable. En 2003, ERC exigi¨®, para comenzar a hablar de alianza con el PSC e ICV, la mitad de las carteras del futuro gobierno catal¨¢n, la presidencia del Parlament y la garant¨ªa de que la radiotelevisi¨®n de la Generalitat emitir¨ªa en clave independentista. Era el momento en que un euf¨®rico Josep Llu¨ªs Carod exhib¨ªa una llave como expresivo s¨ªmbolo de la posici¨®n de su partido. Ahora, Oriol Junqueras ha rechazado la oferta que CiU le hizo para compartir el Gobierno. Este lunes ERC cedi¨® graciosamente la presidiencia del Parlament a la candidata de CiU. Que la radiotelevisi¨®n de la Generalitat seguir¨¢ siendo independentista se da por supuesto.
Ahora no es como en 2003. De acuerdo con su enfoque para esta legislatura, ERC parec¨ªa tener el viernes al alcance de su mano un acuerdo program¨¢tico con CiU para por lo menos dos a?os, que inclu¨ªa la elecci¨®n de Artur Mas como presidente de la Generalitat y garant¨ªas de estabilidad parlamentaria a cambio de la ejecuci¨®n de una hoja de ruta para la convocatoria de un refer¨¦ndum antes de 2015. Am¨¦n de otras condiciones coadyuvantes, lo que los nacionalistas denominan como construcci¨®n de estructuras de estado.
De pronto, sin embargo, algo surgi¨® en la c¨²pula de CiU que fren¨® en seco lo que se hab¨ªa anunciado como acuerdo pendiente solo de ratificaci¨®n. Los consejos nacionales de Uni¨®, Converg¨¨ncia y Esquerra, convocados para el s¨¢bado, no pudieron ratificar nada ese d¨ªa, porque nada se les present¨® para ello. ?Qu¨¦ ha pasado? Conocer los detalles del par¨®n, el por qu¨¦ y el quien, es ahora mismo un asunto de notable inter¨¦s pol¨ªtico. Pero estas son las t¨ªpicas situaciones en las que algunos pol¨ªticos atribulados piensan una cosa, dicen otra y hacen una tercera. Esto no obsta, claro est¨¢, para que sea cierta la excusa que CiU presenta: antes de dar pasos de cierta transcendencia, hay que pens¨¢rselo dos veces.
Dicho en otras palabras, lo que ha sucedido del viernes para ac¨¢ es que en algunas mentes dirigentes de CiU se impuso el principio de realidad. Y con ¨¦l, lleg¨® el v¨¦rtigo. Alguien en la c¨²pula nacionalista debi¨® de preguntarse sinceramente a s¨ª mismo por la viabilidad real del programa en v¨ªas de pactar con ERC. Alguien se plante¨® con crudeza las posibilidades de respuesta de los otros protagonistas pol¨ªticos ante el envite independentista, singularmente la del Gobierno de Espa?a.
Quiz¨¢ alguien pens¨® que si CiU fue a las elecciones del 25 de noviembre poniendo en su programa la propuesta de independencia que hasta entonces estaba solo en el programa de ERC y perdi¨® 12 diputados, convertir ahora este mismo programa en el principal objetivo de un gobierno minoritario de CiU bien podr¨ªa costarle otros 12 en la siguiente cita con las urnas. Quiz¨¢ alguien en CiU pens¨®: Si poner la independencia en el programa ha hecho crecer a ERC por un lado y al espa?olismo catal¨¢n por el otro, ?qu¨¦ va a ser de nosotros si seguimos por esta v¨ªa? ?C¨®mo se convoca y realiza un refer¨¦ndum que el Gobierno espa?ol est¨¢ decidido a evitar??Qu¨¦ ser¨¢ de nosotros si no conseguimos llevarlo a cabo, despu¨¦s de tanto ruido? ?Quien gana qu¨¦ si le ponemos fecha a algo que no sabemos c¨®mo llevar a cabo?
Preguntas de este cariz u otro parecido est¨¢ sin duda en la base del par¨®n del fin de semana. El miedo est¨¢ en la base del principio de realidad. No digamos ya si la batalla es para la pervivencia del Estado espa?ol. Una de las cosas que los votos enterraron el 25 de noviembre es la idea de que las huidas hacia adelante no tienen precio y no tienen fin. S¨ª los tienen. En el lugar de esa idea hay ahora un gran v¨¦rtigo.
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