Se?ores de pluma y sello
La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando dedica una exposici¨®n a los notarios para conmemorar los 150 a?os de la Ley del Notariado de 1862
Nihil prius fides. Por encima de la fe, nada. Tal es el lema de los notarios, cuerpo de funcionarios p¨²blicos de ¨¦lite consagrado, precisamente, a dar fe de cuantos contratos extrajudiciales surgen entre particulares e instituciones. As¨ª lo define la ley del Notariado, vigente desde 1862. Siglo y medio de vida para una ley es todo un trofeo. Pero lo es m¨¢s una profesi¨®n en vigor a¨²n hoy, que hunde sus ra¨ªces en el Egipto n¨ªlico, donde la m¨¢s diminuta transacci¨®n de grano constaba inscrita en un papiro por un escriba. De su historia da noticia la exposici¨®n Comparece: Espa?a, que la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando prorroga hasta el 5 de enero. Su comisario es el historiador Fernando Garc¨ªa de Cort¨¢zar.
Al menos 22 instituciones, desde el Museo Arqueol¨®gico Nacional, al del Prado o el Museu Egipci de Barcelona han enviado objetos del m¨¢s alto valor documental a esta muestra, que resalta la importancia de la seguridad jur¨ªdica surgida de la palabra escrita en el universo contractual, el mismo que rige los acuerdos propietarios entre personas e instituciones sobre los que se asienta la vida econ¨®mica y social de la burgues¨ªa. Hipotecas, testamentos, contratos, actos notariales y copias de estos componen el grueso de la actividad notarial, sancionada con firmas, sellos y lacres sobre pergaminos, papeles o soportes virtuales; han sido inscritos con c¨¢lamo, pluma de ganso, plumilla de acero, m¨¢quina de escribir y, ya hoy, dispositivos de firma electr¨®nica. Las t¨¦cnicas signatarias han evolucionado vertiginosamente; pero el principio fedatario que acredita con firma notarial el valor de una relaci¨®n entre partes sigue inc¨®lume.
La emoci¨®n se despierta ante documentos como el que inscribe la desgarrada ¨²ltima voluntad del educador Jos¨¦ Ferrer Guardia reivindicando su inocencia horas antes de morir fusilado bajo la falsa acusaci¨®n de instigar la llamada Semana Tr¨¢gica de Barcelona. De la ciudad condal, precisamente, cabe admirar el proyecto de Antonio Gaud¨ª para la Sagrada Familia.
Es asombrosa la historicidad que rezuma del testamento, tachonado de lacre rojo vivo, del rey Carlos II de Espa?a, ¨²ltimo monarca de la dinast¨ªa de Austria: su muerte sin descendencia en 1700 sign¨® el cambio de familia reinante a favor de los Borbones, cambio cuyos efectos se perpet¨²an hasta hoy.
Parece mentira que simples pergaminos escritos y rubricados con entintadas plumas de ave y que, a la mirada de hoy, podr¨ªan parecer meros garabatos, hayan adquirido el significado y el alcance que han llegado a cobrar: es el caso del testamento del poderoso Felipe II, jalonado por enjundiosas graf¨ªas en 1594.
Es grato observar en tales tesoros notariales la pervivencia de t¨¦rminos del castellano a¨²n en uso o bien otros, ya malheridos por la obsolescencia, pero de gran sonoridad y belleza. Es el caso del sustantivo conceto o el adjetivo postrimeras, referido a las ¨²ltimas voluntades de la reina Isabel I de Castilla, firmadas ante el notario Gaspar de Grizio en Medina del Campo el 12 de octubre de 1504. En tal documento, por cierto, Isabel dispone que sus tres v¨¢stagos habr¨¢n de ser rey, arzobispo de Toledo y notario, respectivamente.
La exposici¨®n se ve acompa?ada de vivaces lienzos, como el excelso autorretrato de Francisco de Goya, joya de la Academia, cuyo testamento cabe ver; o los del marqu¨¦s de la Ensenada y el conde de Floridablanca, pr¨®ceres que dieron al Notariado el esplendor econ¨®mico y el realce social que, a¨²n hoy, pervive en sus privilegiados titulares.
Comparece: Espa?a. De 10.00 a 14.00 y de 17.00 a 20, de martes a s¨¢bado. Festivos: hasta las 14.00. Real Academia de Bellas Artes. Alcal¨¢, 13.
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