Un salto de las asambleas al Parlament
La CUP imprime un nuevo estilo de hacer pol¨ªtica en su llegada a la C¨¢mara
¡°Alguien piensa que hoy nos estrenamos. Es cierto, en esta casa nos estrenamos. Pero venimos de muy lejos y vamos mucho m¨¢s lejos a¨²n¡±. As¨ª se present¨® el viernes David Fern¨¢ndez, diputado de la Candidatura d¡¯Unitat Popular (CUP). El nuevo partido irrumpi¨® en el Parlament y ha dejado huella desde el primer d¨ªa: se fijan un m¨¢ximo de 1.600 euros de sueldo, renuncian a todos los beneficios materiales de ser diputado y su intenci¨®n es seguir yendo en tejanos al Parlament. La formaci¨®n alcanz¨® la c¨¢mara catalana tras obtener 126.000 votos en las primeras auton¨®micas en las que se presentaron. Tienen tres diputados: Fern¨¢ndez, Georgina Rieradevall y Quim Arrufat.
La CUP se define como municipalista, asamblearia, anticapitalista e independentista. ¡°Nuestro enemigo es el Estado espa?ol ¡ªque no el pueblo espa?ol¡ª y los mercados financieros¡±, resume Fern¨¢ndez, que describe a la CUP como ¡°la herramienta de intervenci¨®n pol¨ªtica de las clases populares¡±. Sus usos asamblearios deben probarse en el Parlament.
La CUP tiene tres niveles de decisi¨®n: asambleas locales, en las que puede participar cualquier ciudadano pero votan los militantes; el consejo pol¨ªtico, con representaci¨®n de cada ¨®rgano municipal, y la asamblea nacional, abierta a todos los militantes. Adem¨¢s, elige a un secretariado nacional que dirige el d¨ªa a d¨ªa del partido. ¡°Nos debemos al mandato zapatista: una persona, un voto. De abajo a arriba¡±. Fern¨¢ndez reconoce que el proceso puede parecer lento, pero niega que cualquier votaci¨®n deba pasar por todas las estructuras de poder: ¡°El 92% de lo que se vota lo han fijado los militantes. Otro 4% lo puedes decidir por instinto, en base al pensamiento pol¨ªtico de la CUP. Y con el otro 4%, si hay dudas, nos abstenemos y lo consultamos a las bases¡±, mantiene Fern¨¢ndez.
La CUP no tiene l¨ªderes, y el diputado, jefe de filas en el Parlament y cabeza de lista en las elecciones, se obstina en negar que ¨¦l lo sea, pese a ser su cara visible. A ojos del resto de diputados y de los medios, Fern¨¢ndez es el l¨ªder, pero este periodista y cooperativista no es ni siquiera militante de la CUP. Fern¨¢ndez sorprendi¨® en su primer discurso de la legislatura por su relato. El portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran Lleida, lo defini¨® como ¡°discursazo¡±. Artur Mas alab¨® la ¡°autenticidad¡± del partido.
Fern¨¢ndez ha estudiado el perfil del concejal de la CUP para el libro Cop de CUP (Columna, 2012), de referencia del partido que elabor¨® junto al escritor Juli¨¤ de J¨°dar. El perfil medio es un hombre de 33 a?os con estudios superiores, mileurista, que se define catal¨¢n, ateo, participa de entidades sociales y es de izquierdas o extrema izquierda. Entre las figuras de referencia, destacan el pol¨ªtico asesinado durante la guerra civil Andreu Nin, el presidente de la Generalitat en la Rep¨²blica Francesc Maci¨¤, Karl Marx y el l¨ªder abertzale, Arnaldo Otegi. La CUP no esconde sus lazos con la izquierda abertzale.
La CUP pugna con ICV y ERC por el votante m¨¢s alternativo y soberanista
De hecho, Unitat Popular y Herri Batasuna significan lo mismo, y ambas retrotraen a la Unidad Popular chilena de Salvador Allende. La historia de la CUP se origina en la lucha antifranquista; enlaza con las primeras candidaturas alternativas municipales; y nace formalmente como se conoce hoy en 1986. Desde entonces, su trayectoria ha sido ascendente, hasta lograr los 101 concejales. Y su impronta se nota. Las consultas soberanistas que se celebraron en m¨¢s de 500 municipios catalanes y prendieron la mecha del independentismo llevan la firma de una asamblea local de la CUP, la de Arenys de Munt (Maresme).
El descontento por la pol¨ªtica tradicional ha aumentado el foco sobre la formaci¨®n. Sus interconexiones con los movimientos sociales influyen en atraer a la pol¨ªtica a los descontentos. ¡°Somos la unidad popular entendida como todo el espacio de las luchas populares, ligado con el proyecto hist¨®rico de la izquierda independentista y en plena sinton¨ªa con los movimientos sociales, los antiguos y los nuevos. Somos una herramienta¡±, proclama Fern¨¢ndez.
El modelo de la CUP, de momento, solo ha arraigado en municipios peque?os. Y est¨¢ por ver como su gesti¨®n participativa de la pol¨ªtica es aplicable a los Gobiernos municipales. De momento, cuentan con cuatro alcald¨ªas. Una de ellas es Viladamat (Girona): el pleno municipal se completa con un consejo asesor del pueblo, formado por los regidores y las asociaciones vecinales. Y la decisi¨®n m¨¢s importante del municipio, la suspensi¨®n de una recalificaci¨®n urban¨ªstica, se tom¨® por refer¨¦ndum vinculante.
El margen de actuaci¨®n de la CUP son los llamados Pa¨ªses Catalanes, aunque de momento solo ha arraigado en Catalu?a. Fern¨¢ndez niega que la uni¨®n de las tres comunidades sea ficticia, y defiende que se trata de un proyecto ¡°a muy largo recorrido¡±. ¡°Trabajamos en este contexto, que es una realidad social y cultural innegable. Queremos que sea tambi¨¦n una realidad pol¨ªtica, pero eso lo debe reconocer cada territorio¡±.
Un verso de Mart¨ª i Pol resume el alma de la CUP: ¡°Todo est¨¢ por hacer; todo es posible¡±
Con este bagaje, la CUP llega al Parlament con la intenci¨®n de ¡°estresar a la izquierda y atolondrar a la derecha¡±. Su irrupci¨®n pone en aprietos a Iniciativa per Catalunya, hasta ahora baluarte de la izquierda alternativa, y a Esquerra Republicana, con un rival que se reivindica m¨¢s independentista y m¨¢s de izquierdas.
Los tejanos y camisetas de los diputados de la CUP sorprenden en un Parlament acostumbrado a la corbata. Fern¨¢ndez asegura que nunca se pondr¨¢ traje y responde a las demandas de decoro de la presidenta de la C¨¢mara, N¨²ria de Gispert, citando el poema de referencia de los independentistas, de Miquel Mart¨ª Pol: ¡°I en acabat, que cadasc¨² es vesteixi com bonament li plagui, i via fora! Que tot est¨¤ per fer i tot ¨¦s posible¡± Este lema resume el alma de la CUP: todo est¨¢ por hacer, pero todo es posible.
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