Un toque castizo
Al actor, en cartel con la obra Wilt, le gusta pasear por los rincones de su ni?ez, Tambi¨¦n recorrer la Gran V¨ªa en descapotable y refugiarse en el parador de Chinch¨®n
1. El parador de Chinch¨®n. Suelo visitarlo cuando busco la quietud y el silencio que necesito para estudiarme los guiones. Me encanta refugiarme en el claustro y leer los papeles mientras tomo una rica tostada de la mermelada de ar¨¢ndano que preparan en el parador (Los Huertos, 1, Chinch¨®n).
2. La ermita de San Antonio de la Florida. Un plan perfecto de domingo: visitar los frescos que pint¨® Goya en esta ermita, pasear por las inmediaciones de Madrid R¨ªo y acabar la jornada probando uno de los pollos que preparan en Casa Mingo. Este toque de casticismo me gusta mucho. Intento llevar siempre que puedo a mi hijo, como hac¨ªa conmigo mi abuelo (San Antonio de la Florida, 5).
3. La Posada de la Villa. En este local he probado el mejor cordero de Espa?a. Es tal mi predilecci¨®n por esta posada que incluso me han hecho una silla con mi nombre. Me hizo m¨¢s ilusi¨®n que conseguir un Goya. Recomiendo tambi¨¦n la gallina en pepitoria, las croquetas y el jam¨®n (Cava Baja, 9).
Una vida en Madrid
Fernando Guill¨¦n, de 49 a?os, naci¨® en Barcelona pero ha crecido en Madrid, su ciudad del alma. El actor ¡ªuna de las caras m¨¢s conocidas del cine espa?ol¡ª vuelve a los escenarios en el Bellas Artes con Wilt. El crimen de la mu?eca hinchable.
4. Museo Chicote. He pasado grandes momentos en esta cocteler¨ªa y todos est¨¢n relacionados con mi trayectoria teatral. En este local, con tanto sabor a la historia de Madrid, es un placer tomarse un gin-tonic con los compa?eros cuando acaba la funci¨®n. Tambi¨¦n solemos celebrar el cumplea?os de mi hermana (Gran V¨ªa, 12).
5. Teatro Bellas Artes. En este teatro recib¨ª mi ¡°bautismo¡± profesional porque fue aqu¨ª donde hace 30 a?os comenc¨¦ como ayudante de direcci¨®n. En su escenario represent¨¦ mi pen¨²ltimo papel hace 18 a?os con la obra Eclipse Total. Y, ahora, he vuelto con la obra Wilt (Marqu¨¦s de Casa Riera, 2).
6. Plaza de la Paja. He vivido durante 15 a?os en el barrio de la Latina y he pasado largas tardes en los rincones de la que considero una de las plazas m¨¢s bonitas de Europa. El ambiente ha cambiado bastante: en los noventa sus bancos los poblaban las se?oras mayores con sus perros. Ahora se ha puesto de moda entre los j¨®venes, pero su esencia de plazuela de barrio no ha cambiado.
7. El Telef¨¦rico. Esta atracci¨®n me trae maravillosos recuerdos de mi infancia y, siempre que puedo, intento revivir aquellos momentos subido a una de sus cabinas que, por cierto, han cambiado de color pero siguen igual (Pintor Rosales s/n).
8. Templo de Debod. Sin duda, los mejores atardeceres que he vivido en la capital han sido desde las inmediaciones de este templo, con la Casa de Campo al fondo. Para a?adirle magia al encuentro, nada mejor que encontrarse con un escarabajo saliendo de sus paredes milenarias. Y no es broma, a m¨ª me pas¨® y tengo material gr¨¢fico para demostrarlo.
9. Casa Mono. Es un bar restaurante con aire neoyorkino en el que puedes desayunar, comer, merendar, cenar e incluso tomar un buen coctail.El trato de sus due?os (Carlos, Marlom y Gema) es exquisito y te hacen sentir como en casa. Recomiendo el carpaccio de buey (Tutor, 37).
10. Gran V¨ªa. Es un placer recorrerla en descapotable y mirar hacia arriba la cabeza para poder disfrutarla al m¨¢ximo. En los ¨²ltimos a?os se ha convertido en un aut¨¦ntico Brodway madrile?o.
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