Historias de una sala X con caldera de carb¨®n
Un documental retrata la vida del encargado y la taquillera de la sala porno de Duque de Alba
¡°Quer¨ªa preguntarle sobre estas corbatas. Estoy interesado en comprar una gran cantidad para un regalo de empresa¡±. La dependienta del bazar chino, inmune al regateo, termina por venderle a Rafael S¨¢nchez 120 corbatas de colores a 1,40 euros la pieza. ¡°Siempre damos un detallito a los clientes en Navidad¡±, le explica el encargado del Alba, la ¨²ltima sala X de Madrid.
Este cine habita el baqueteado edificio en el que tuvo instalada su imprenta el peri¨®dico liberal El Imparcial entre 1913 y 1933, y a¨²n se calienta con una vetusta y se?orial caldera de carb¨®n que alimentan a carretadas sus empleados. Esos s¨®tanos cavernosos han sido escenario sin apenas maquillaje de alguna pel¨ªcula de terror, y sobreviven a base de remiendos, como el resto de este bloque triangular construido en el patio de manzana y adherido a un palacete. El peri¨®dico fundado por Eduardo Gasset y Artime (abuelo del fil¨®sofo Ortega) a mediados del siglo XIX traslad¨® su redacci¨®n en 1913 a un elegante edificio flanqueado por torreones en el n¨²mero 4 de la calle de Alba. Al lado, ocupando el patio interior, se levant¨® un anexo para las rotativas. Y esa ligaz¨®n es precisamente su condena un siglo despu¨¦s de la reforma, explica uno de sus due?os, Miguel ?ngel Barrag¨¢n.
El Ayuntamiento no permite devolver la gloria perdida al palacete si antes no se tira abajo el edificio que alberga el cine para recuperar el antiguo patio de manzana. As¨ª lo estipula el plan urban¨ªstico aprobado en 2006, antes de que la inmobiliaria del padre de Barrag¨¢n se hiciera con el edificio para albergar su fundaci¨®n cultural. Los due?os llevan meses batallando contra la burocracia municipal y auton¨®mica (el palacete goza de la mayor protecci¨®n hist¨®rico-art¨ªstica) para cambiar ese plan urban¨ªstico y remozar el edificio sin tocar el cine. Primero, porque necesitan el dinero que les reporta el alquiler (unos 8.000 euros mensuales). Segundo, porque tampoco tienen dinero para tirarlo abajo. Y, sobre todo, porque quieren conservarlo, por su encanto de posguerra y para, alg¨²n d¨ªa, sumarlo a su proyecto de centro cultural. En el palacete quieren instalar locales de ensayo y clases musicales, adem¨¢s de mantener el uso que le est¨¢n dando desde hace un par de meses para organizar eventos privados. Pero por ahora, en su barriga seguir¨¢ albergando un cine X.
Parecidas quejas contra la burocracia municipal y las trabas a los emprendedores tiene Miguel ?ngel Santa, uno de los promotores de la iniciativa Triball para relanzar el barrio trasero de la Gran V¨ªa. All¨ª, en el n¨²mero 39 de la Corredera Baja de San Pablo, malvive sus ¨²ltimos d¨ªas otro cine X, ubicado en un local de 750 metros cuadrados de la inmobiliaria Gorbea al que un enorme cartel amarillo condena como disponible. ¡°Desde ya mismo¡±, informa una de sus empleadas, que desgrana: 115 metros cuadrados de s¨®tano, 555 de planta baja y 75 de primera planta. Alquiler m¨¢s comunidad de vecinos: 8.000 euros al mes. M¨¢s o menos el mismo precio del Alba. El otro cine X que ten¨ªa Madrid, en la calle Postas, ya est¨¢ cerrado y recientemente adjudicado para montar una tienda que no desentona en esa zona pr¨®xima a la plaza Mayor, dedicada casi en exclusiva a baratijas para turistas apresurados.
El cartel en la Corredera Baja de San Pablo avisa, y la empleada de la inmobiliaria reitera: ¡°No sirve para hosteler¨ªa¡±. Miguel ?ngel Santa explica as¨ª su queja contra el Ayuntamiento: ¡°Intentamos recuperar su uso natural como local cultural, para cine, teatro y exposiciones. Hab¨ªa gente muy interesada, empresarios que quer¨ªan dedicarlo a pel¨ªculas alternativas fuera del circuito, o para organizar eventos comerciales. Pero la cultura es deficitaria, el proyecto no saldr¨ªa adelante sin dedicar parte a la restauraci¨®n. Y ah¨ª no se puede poner ni una helader¨ªa¡±.
El cine se levanta donde anta?o ardi¨® hasta los cimientos el teatro Cervantes y, para su desgracia, dentro de la zona de protecci¨®n ac¨²stica del distrito Centro, en una calle en la que, por ser ya muy ruidosa, la norma municipal proh¨ªbe desde este a?o abrir nuevos establecimientos de hosteler¨ªa. ¡°Es una aberraci¨®n, pero el Ayuntamiento se ha negado incluso a hablarlo. As¨ª que, con suerte, se convertir¨¢ en supermercado. Y si no, en un bazar chino¡±, a?ade.
Aunque no lo llame as¨ª, lo que quiere Miguel ?ngel Santa para este local es un ambig¨² como el que con tanto mimo cuida y decora Rafael S¨¢nchez en el cine Alba, y que resulta clave no solo para la supervivencia econ¨®mica del negocio, sino tambi¨¦n para preservar su alma: ¡°La mayor¨ªa de la gente que viene no quiere ver la pel¨ªcula sino charlar, son del barrio y quedan para tomarse algo¡±, explica el due?o del edificio, Miguel ?ngel Barrag¨¢n. Esa atm¨®sfera familiar, cuajada de cari?o y respeto, es la que transmite el documental Paradiso, una sucesi¨®n de escenas cotidianas hilada por los desvelos de Rafael S¨¢nchez, encargado, decorador, operador y lo que se tercie. Junto a la taquillera, Luisa Mart¨ªnez, son los anfitriones del Alba.
El ¡®escaparatista¡¯ del Alba
A principios de los a?os ochenta, cuando se permitieron las pel¨ªculas X, se prohibi¨® la exhibici¨®n de material promocional en las fachadas. Rafael encontr¨® una ingeniosa soluci¨®n: realizar ¨¦l mismo los carteles. Con dos cartulinas DIN-A2 y rotuladores que compra en una tienda vecina, ha realizado dos por semana durante los ¨²ltimos 15 a?os. M¨¢s de un millar de piezas ejecutadas de un tir¨®n, en un par de horas, que regala al aficionado que se los pide". [Cartelex est¨¢ disponible en http://librosdeblur.blogspot.com.es]
La pel¨ªcula retrata conversaciones insustanciales en el vest¨ªbulo del cine sobre todo y sobre nada: las pesetas, Cristina y los Stop, un antiguo compa?ero de mili en Melilla al que se echa de menos 40 a?os despu¨¦s¡ Y cine, mucho cine, cl¨¢sico o moderno. ¡°Las pel¨ªculas hay que verlas en un cine, y si es en una pantalla grande, mejor¡±, asegura Rafael, mientras Luisa asiente. Los clientes, entre tanto, ligotean o se dedican a sus afanes. Los di¨¢logos surrealistas de las pel¨ªculas porno se cuelan de fondo como cuando, en un complejo multisala moderno, se escuchan explosiones ajenas a trav¨¦s de la pared. Tiene mucho m¨¢s sentido ver a Rafael comprar un maniqu¨ª ¡°de tipo Danone¡± y vestirlo con ayuda de Luisa, ahora de futbolero, ahora de dependiente de El Corte Ingl¨¦s, que esas ejecutivas cachondas que anuncian los coloridos carteles que rotula a mano el propio Rafael con mucha retranca (almacena ya cientos).
El cine Alba lleva proyectando pel¨ªculas porno desde 1986, cuando dej¨® 45 a?os de sesi¨®n continua a sus espaldas. Rafael S¨¢nchez apenas vivi¨® esa ¨¦poca: cuatro a?os despu¨¦s de empezar a trabajar como ayudante de cabina, en 1975, el Alba empez¨® a proyectar pel¨ªculas er¨®ticas (clasificadas S). Ahora funciona con 380 butacas de 10.30 a 23.00 de forma ininterrumpida aunque con descansos marcados como anta?o por una campana.
El responsable de la empresa es Juan Ram¨®n G¨®mez Fabra, presidente de la Federaci¨®n de Cines de Espa?a y due?o tambi¨¦n del cine Palafox. ¡°El Alba no pierde dinero, y en una etapa lo gan¨®. Mientras se mantenga el statu quo, los due?os del edificio quieran y no se pierda dinero, lo mantendremos, por el compromiso con la plantilla que trabaja all¨ª, con Rafael y Luisa. Los ingresos han ca¨ªdo un 30%, pero sigue habiendo una generaci¨®n con unos h¨¢bitos, y mientras perdure¡ Es una singularidad, han creado un ambiente muy especial pero al mismo tiempo serio. Lo que mantiene el cine es esa relaci¨®n con el p¨²blico, que se siente all¨ª como en el sal¨®n de su casa¡±.
¡°Ahora la gente no va a ver cine sino a consumir cine. Pero como todo va girando, como una bobina, yo creo que, si volviera ahora la sesi¨®n continua, a la gente mayor le seguir¨ªa gustando y a los j¨®venes les encantar¨ªa ir a ver un programa doble¡±, sue?a en voz alta Rafael, que ya ha pensado incluso en qu¨¦ pel¨ªculas proyectar¨ªa: Mejor imposible y Memorias de ?frica. Alaba entregado a Meryl Streep, protagonista de esta ¨²ltima: ¡°Ser guapa y ser buena no es tan f¨¢cil, tener todo no es tan f¨¢cil¡±.
Omar Razzak (director) y Mayi Guti¨¦rrez (productora) se han pasado casi dos a?os rodando Paradiso en su tiempo libre, en total unas 40 jornadas de trabajo con 13.500 euros de subvenci¨®n que apenas les dio para comprar la c¨¢mara. Junto a Daniel Rem¨®n (guionista) y dos socios m¨¢s, fundaron la productora Tourmalet, que ya les est¨¢ dando alegr¨ªas (m¨¢s que dinero). Paradiso es su primera pel¨ªcula, aunque a¨²n est¨¢ por estrenar, pero con Koala han paseado de festival en festival acumulando parabienes.
En una escena de la pel¨ªcula, Rafael calla, apoyado contra la puerta de cristal, sin nadie con quien conversar. El puesto de Luisa lo ocupa una joven que trastea mientras con el m¨®vil. Quiz¨¢ piense en lo que contaba semanas antes: ¡°De ni?o, con cinco a?os, viv¨ªa en Campamento, y me iba al aer¨®dromo de Cuatro Vientos con una cuerda, pensaba que iba a coger aviones con la cuerda¡±. ¡°Era un so?ador, y yo creo que ha cambiado, sigue pensando que con la cuerda va a coger el avi¨®n¡±, le respond¨ªa Luisa. Sus sue?os sostienen el ¨²ltimo cine X, o de sesi¨®n continua, seg¨²n se mire, que queda en Madrid.
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