Glorioso delirio belcantista
El Liceo enloquece con la soprano Mariella Devia en la versi¨®n de concierto de la ¨®pera 'Il Pirata' de Bellini
De las muchas formas de delirio que se pueden llegar a dar en el espect¨¢culo oper¨ªstico, el que se aplica a los t¨ªtulos belcantistas, cuando funcionan a la perfecci¨®n, es uno de los m¨¢s sonados y adopta divertidas formas de histeria colectiva. El enloquecimiento general del p¨²blico del Liceo el pasado viernes al t¨¦rmino de la interpretaci¨®n, en versi¨®n de concierto, de la ¨®pera Il Pirata de Bellini fue de los sonados y es impensable que tal algarab¨ªa se hubiera podido producir, por ejemplo, en una ¨®pera de Wagner, de Mozart o de Strauss por muy buena que hubiera sido la representaci¨®n. En los t¨ªtulos de estos compositores se aplaude el trabajo en equipo, la bondad de la direcci¨®n, el equilibrio y a veces hasta al autor, circunstancias, todas ellas, que provocan aplauso admirado, incluso encendido, pero nunca desembocan en la histeria.
En el belcantismo, en cambio, se aplaude a algo tan f¨ªsico y perturbadoramente cercano como la voz, la voz desplegada a alturas incre¨ªbles, la voz dominada, educada y amaestrada hasta ser capaz de convertirse en un hilo sobre una nota inacabable para, inmediatamente, devenir un torrente veloz de mil notas irisadas.
'IL PIRATA'
De Vincenzo Bellini (Versi¨®n concierto). Gregory Kunde, tenor. Mariella Devia, Vladimir Stoyanov, bar¨ªtono. Vicen? Esteve Madrid, tenor. Fernando Rad¨®, bajo. Elena Copons, soprano.
Orquesta Sinf¨®nica y Coro del Gran Teatro del Liceu. Antonino Fogliani, direcci¨®n musical.
Gran Teatro del Liceo. Barcelona, 4 de enero.
El belcantismo tiene un punto de espect¨¢culo circense, intelectualmente no es muy estimulante, pero enamora, seduce los sentidos, sobre el escenario funciona y la ¨®pera, como bien se sabe es, es un arte claramente de escenario.
Con unas exigencias de registro estratosf¨¦ricas en los dos papeles protagonistas, Il Pirata es un t¨ªtulo temprano de Bellini que se representa poco por la dificultad de encontrar cantantes que se atrevan con aquellos agudos. Para el Pirata del Liceu se convoc¨® a Mariella Devia, quiz¨¢ la mejor entre las pocas sopranos que hoy pueden con el personaje de Imogene, la antigua novia del pirata que por salvar a su padre de la prisi¨®n acept¨® casarse con el bar¨ªtono. Su actuaci¨®n inmaculada fue una lecci¨®n de estilo, de control de los recursos, de buen gusto interpretativo y expresivo.
El pirata, en realidad un noble expoliado que regresa a su tierra y encuentra a la soprano liada con el bar¨ªtono, fue interpretado por el norteamericano Gregory Kunde, que se enfrent¨® con una valent¨ªa digna de los piratas cinematogr¨¢ficos de Errol Flynn a una tesitura de tenor absolutamente inclemente. Algunos agudos los sac¨® a base de echarle testosterona al canto en perjuicio del estilo, pero los sac¨® todos y estuvo imponente.
Vladimir Stoyanov, malvado abusador de sopranos y p¨¦rfido expoliador de tenores, cant¨® la parte del bar¨ªtono con gran suficiencia, pero Il pirata, dram¨®n hiperrom¨¢ntico en donde al final el tenor mata al bar¨ªtono, el coro condena a muerte al tenor y la soprano, del disgusto, se vuelve majareta, es una ¨®pera que s¨®lo ofrece espacio a dos voces y aqu¨ª el bar¨ªtono, el coro, los personajes secundarios, la orquesta y el director, por mucho que se esmeren, y se esmeraron todos mucho y lo hicieron muy bien, quedan inevitablemente en segundo plano. El belcantismo es as¨ª: injusto, vanidoso, olig¨¢rquico, exhibicionista, fant¨¢stico y s¨ª, fatalmente seductor.
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