Librer¨ªas por bandera
El escritor, cuyo musical, ¡®El ¨²ltimo jinete¡¯, se traslada a Londres tras una corta estancia en Madrid, pasea con sus recuerdos de infancia por el centro de la ciudad
1. Santiago Bernab¨¦u. Vengo a este estadio desde mi m¨¢s tierna infancia y a¨²n la siento como mi casa, aunque echo de menos aquellas tardes y noches en el gallinero, bajo la lluvia, con Pirri, Santillana o Juanito G¨®mez. Cuando hab¨ªa menos soberbia y m¨¢s coraje, elegancia y cordura.
2. Librer¨ªa Trama. En Madrid todav¨ªa quedan buenas librer¨ªas: Ocho y Medio, Pasajes, M¨¦ndez, Panta Rhei, Machado... Pero Trama es una de mis favoritas y est¨¢ cerca de mi casa. Es tambi¨¦n editorial y publican libros hermosos, inteligentes y cuidadosamente editados (Blanca de Navarra, 6).
3. El Cock. Si no estoy aqu¨ª, o en el Del Diego, a pocos metros, es que no he salido. De hecho mis d¨ªas de apurar las noches ya casi han desaparecido. Sin embargo, de cuando en cuando paso por la calle de la Reina a ver a viejos amigos. El Cock es m¨¢s que un bar. Sus due?os y quienes all¨ª trabajan son ya parte de mi familia.
4. Galer¨ªa Moriarty. He seguido a esta galer¨ªa durante muchos a?os en sus distintas localizaciones y siempre han albergado propuestas interesantes y exigentes. Ahora tambi¨¦n es sede de un fascinante proyecto art¨ªstico-radiof¨®nico, llamado El Estado Mental (Tamayo y Baus, 6).
5. Jugueter¨ªa Gorostiola. Aqu¨ª compraba con mi hermano maquetas de la II Guerra Mundial. Para mi sorpresa, la tienda a¨²n sobrevive, as¨ª que ahora puedo ir con mis hijos. Desgraciadamente desapareci¨® Jorge Juan, donde completaba uno a uno mi colecci¨®n de soldados de plomo de las guerras napole¨®nicas (Princesa, 78).
Letras para un musical
Ray Loriga (Madrid, 1967) debut¨® con gran ¨¦xito en 1992 con la novela Lo peor de todo. Ha trabajado tambi¨¦n como director y guionista de cine. En 2012 se estren¨® como libretista en el g¨¦nero musical con El ¨²ltimo jinete.
6. Restaurante Juli¨¢n de Tolosa. Sencillo, honesto, amable y con la mejor carne de Madrid. La carta es breve y perfecta, as¨ª que cuando uno va ya sabe lo que quiere comer y puede disfrutar de la conversaci¨®n. No es exactamente barato, pero vale su precio. Adem¨¢s son encantadores (Cava Baja, 18).
7. Caf¨¦ Gij¨®n. Cuando era un joven aspirante a escritor (a¨²n aspiro a serlo alg¨²n d¨ªa) pasaba los d¨ªas entre la Biblioteca Nacional y el Caf¨¦ Gij¨®n. La primera amistad all¨ª la hac¨ªas casi en la puerta, con el vendedor de cigarrillos, que ya no est¨¢ entre nosotros, y aunque tuvieses muy poco o nada en el bolsillo te trataban como a un se?or. Ser pobre y con la cabeza llena de sue?os nunca fue un problema en el Gij¨®n y sigue sin serlo (paseo de Recoletos, 21).
8. Museo del Prado. Mi padre, Jos¨¦ Antonio Loriga, es dibujante y pintor. Con ¨¦l aprend¨ª a recorrer el Prado. Siempre que voy sigo su consejo: no pasar m¨¢s de una hora dentro y disfrutar y aprender de pocas obras cada vez, con calma. Es una suerte enorme vivir en Madrid y visitarlo a menudo y dulcemente, sin empachos. Todav¨ªa sigo descubriendo cosas nuevas y no creo que termine nunca (Ruiz de Alarc¨®n, 23).
9. La Gran V¨ªa. Sol puede ser el centro exacto, pero la Gran V¨ªa es la m¨¢s guapa de las calles de Madrid. Incluso en estos tiempos despersonalizados, de franquicias de moda en lugar de cines y de caf¨¦s en cadena, pasear de Cibeles a plaza de Espa?a esconde a¨²n muchas sorpresas. No todas buenas, claro est¨¢.
10. Parque de la Fuente del Berro. Nac¨ª y me cri¨¦ muy cerca de este parque que sigue siendo mi favorito. Aqu¨ª aprend¨ª a jugar al f¨²tbol y aqu¨ª tuve mis primeras peleas de bandas. Y tiene, a no ser que me equivoque, la ¨²nica estatua de la ciudad de mi admirado poeta, Alexander Puskhin.
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