Jornaleros compran peonadas para llegar al m¨ªnimo y cobrar el subsidio
Las patronales minizan estos episodios y les restan importancia
En pleno siglo XXI, el campo andaluz sigue sufriendo problemas estacionales y coyunturales propios del siglo XIX. Sujeto a los vaivenes del clima, el trabajo de los jornaleros y los sueldos de sus peonadas var¨ªan en funci¨®n del tiempo que pasan en los tajos. Pero si no cumplen un m¨ªnimo de horas en la faena, se enfrentan a un problema a?adido: no cobrar¨¢n el subsidio cuando termine la campa?a. En a?os como este, en el que la sequ¨ªa primero y las lluvias mal repartidas despu¨¦s, han vuelto exigua la recogida de la aceituna, los c¨¢lculos de los braceros se vuelve una obsesi¨®n. Muchos no llegar¨¢n al m¨ªnimo de 35 peonadas exigidas. Y algunos tampoco a las 20 que el Gobierno ha accedido reducir para poder acceder a la ayuda. ?La soluci¨®n? Algunos compran esa peonada al agricultor para poder cumplir el requisito. Las patronales minimizan estos episodios y les restan importancia.
Pero la compraventa no parece ocurrir solo en la aceituna. En C¨®rdoba, la semana pasada, los jornaleros de la naranja pon¨ªan fin a cinco d¨ªas de huelga en la Vega del Guadalquivir. Protestaban, entre otras cosas, por el incumplimiento del convenio laboral en el campo, la explotaci¨®n de trabajadores extranjeros y el abaratamiento del valor de la jornada. En su reuni¨®n con el subdelegado del Gobierno, Juan Jos¨¦ Prim¨® Jurado, no quisieron poner encima de la mesa el tema de la compra de peonadas. ¡°Pero muchos de nosotros las vamos a tener que comprar¡±, reconoc¨ªa uno de los portavoces. ¡°En mi caso va a ser mi mujer porque ella solo ha trabajado dos d¨ªas en dos meses¡±, se quejaba otro.
El problema de la escasez de peonadas para poder cobrar las ayudas se ceba especialmente con las mujeres, como reconoce un agricultor de la subb¨¦tica cordobesa. ¡°Es un tema de fuerza bruta. La opini¨®n general es que no son buenas para acarrear fardos y se contrata mayoritariamente a hombres¡±. Es un fen¨®meno inverso al de la provincia de Huelva, donde los extensos cultivos freseros buscan especialmente a mujeres, apreci¨¢ndose su trabajo m¨¢s delicado con el fruto, pero tambi¨¦n por su diligencia a la hora de acarrear trabajos pesados.
"Quien compra un jornal suele pagar lo mismo que hubiese cobrado", explica un agricultor
?Se producen abusos con la compraventa de peonadas? ¡°Yo creo que normalmente no¡±, dice el mismo agricultor, ¡°porque el mecanismo es bastante sencillo. Alguien se acerca a un empresario que ya conozca de campa?as anteriores; le explica que no llega al m¨ªnimo y ¨¦ste le vende las peonadas, apunt¨¢ndoselas¡±, se?ala el agricultor. ?Y el precio? ¡°Quien la compra suele pagar por la jornada lo mismo que hubiese cobrado del empresario si las hubiese trabajado realmente. Pero siempre puede haber alguien que lo venda m¨¢s caro para sacar un beneficio¡¡±, a?ade.
Al alcalde de Palma del R¨ªo, Jos¨¦ Antonio Ruiz Almenara (PSOE), no le constan estas pr¨¢cticas en su pueblo, capital de la vega cordobesa y los cultivos de la naranja en C¨®rdoba, aunque no descarta que ¡°existan figuras no deseables que puedan quedarse con dinero en mano al actuar completamente fuera del convenio¡±. Ruiz Almenara ha seguido muy de cerca el reciente conflicto entre los jornaleros de su pueblo y los empresarios. Ha estado presente en las reuniones con el subdelegado del Gobierno en C¨®rdoba. "Estamos instando a que se controle m¨¢s y se ordene mejor la situaci¨®n laboral entre los agricultores y los trabajadores. Y tambi¨¦n la agroindustria, que tiene que dar satisfacci¨®n a los trabajadores, porque no podemos bajar los precios a base de bajar los salarios de los peones".
?Qu¨¦ soluciones se pueden plantear ante estas pr¨¢cticas que muchos conocen pero pr¨¢cticamente nadie denuncia? Una de ellas ser¨ªa la reducci¨®n del n¨²mero de peonadas imprescindible para tener acceso a las ayudas, considera un agricultor del olivar de Baena (C¨®rdoba) consultado. Pero el alcalde de Palma del R¨ªo pide prudencia. Teme que un recorte as¨ª pudiera abrir la puerta a otras reformas ¡°o recortes¡± no deseados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.