Benditos sean los raros
Javier ?lvarez vuelve al Libertad 8 dos d¨¦cadas despu¨¦s de su debut como cantautor
Hace mucho que Javier ?lvarez ejerce sin rubor de verso libre. Se siente c¨®modo en esa piel porque es la suya, la que le pertenece. Hombre de muchas idas y venidas, pero ning¨²n respeto por los guiones establecidos, ahora le ha dado por regresar a ese mismo rinconcito del Libertad 8 que le vio nacer como cantautor hace, ?uf!, dos d¨¦cadas ya. Y as¨ª, a su aire y en solitario, se basta para emocionar y entretener, para mostrar su lado confesional y tambi¨¦n el gamberro. Como el perfecto friki que siempre fue antes de que nadie utilizara semejante palabro.
Empez¨® por Sunset Boulevard con esa voz fr¨¢gil pero no quebradiza. Voz temblorosa como un abrazo que no supi¨¦ramos si ser¨¢ el ¨²ltimo. Entreg¨® No te acuerdas en un susurro y acompa?¨¢ndose con acordes tenues, apenas acariciados. Nos record¨® Lover, lover, lover, peque?o prodigio de ingenio que solo incluye t¨ªtulos de canciones en su letra. Y todo era quedo, hermoso; hipn¨®tico como la sombra de los ventiladores que proyectaban sus aspas sobre el techo. Voz, guitarra, silencio: el Libertad 8, erigido en sigiloso templo profano donde se mide hasta el pesta?eo.
En ese contexto, La edad del porvenir son¨®, al fin, como el himno generacional que nunca se atrevi¨® a ser, y De aqu¨ª a la eternidad resurgi¨® de algunos a?os de inmerecido destierro. Pero enseguida llegar¨ªa la sorna, esa media sonrisa traviesa que tanto le define en el cantar y, seguramente, en el vivir. Un ?lvarez fascinante por poli¨¦drico, de rostros m¨²ltiples y hasta contradictorios, al que solo vamos desentra?ando a lo largo del tiempo. Jug¨® Javier al playback, a las coreograf¨ªas gansas, a la canci¨®n en catal¨¢n, al surrealismo de contemplar un v¨ªdeo inexistente en la pared desnuda. J? es un raro, s¨ª. Pero benditos sean los raros como ¨¦l. Los necesitamos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.