Espriu, en su laberinto
Una biograf¨ªa de Agust¨ª Pons se adentra en la simb¨®lica vida y obra del poeta
Si en la infancia est¨¢ la clave de lo que nos marcar¨¢ para siempre, los momentos de Salvador Espriu son dos: las tertulias de su padre Francesc, notario, que exhibe como si de un Mozart se tratara a su hijo peque?o, que ya con americana oscura y corbata es mostrado para que recite y responda a casi todo como superdotado que es, para satisfacci¨®n de los notables de Alella. El otro es un poco antes, cuando con nueve a?os, un sarampi¨®n le asom¨® a la muerte. Su hermana, Maria Isabel, no escap¨® de la parca; poco despu¨¦s, por una herida mal curada, el hermano mayor, Francesc, tambi¨¦n fallecer¨ªa. El car¨¢cter de Salvador cambi¨®: todo se le antoj¨® precario y el ni?o mud¨® en alguien quedo y reflexivo, apesadumbrado.
Lo recoge con riqueza de detalles el periodista Agust¨ª Pons en la biograf¨ªa (764 p¨¢ginas) de provocativo t¨ªtulo Espriu transparent (Proa), que trenza vida y obra de uno de los m¨¢s significados, en lo literario y en lo simb¨®lico-civil, personajes del siglo XX catal¨¢n. ¡°He querido situar a Espriu como uno de los grandes catalanes de todos los tiempos, si bien contradictorio, obsesivo, corrosivo, inteligent¨ªsimo y con una influencia decisiva¡±, apunta el bi¨®grafo.
Dise?¨® su liderazgo civil pero temi¨® que ¨¦ste tapara su faceta literaria
Los tres a?os que Pons ha invertido en la biograf¨ªa del autor, del que ahora se celebra su centenario, dan para dibujar la trayectoria de un personaje con los dotes, pero tambi¨¦n la voluntad, para liderar de un joven marcado por la intransigencia del padre para con ¡°los est¨²pidos¡± y por los grabados en madera sobre la historia b¨ªblica de Esther que ten¨ªa su madrina en casa y que, tras la posterior lectura de la Biblia, tanto se?alar¨ªan vida y obra de Espriu. Ese joven que con s¨®lo 15 a?os escribir¨¢ (el ¨²nico, en castellano) su primer libro, Israel, Antiguo Testamento, historia del pueblo jud¨ªo y experiencia de la muerte tan pr¨®xima todo en uno, base de su discurso posterior. Ese chico marcado por Spengler y Spinoza que formar¨¢ parte del crucero por el Mediterr¨¢neo de 1933 con la flor y nata de los universitarios espa?oles, l¨ªder del grupo de los catalanes ante los que llorar¨¢ de emoci¨®n en Israel o Delfos.
Con los Fets d¡¯Octubre de 1934, que calificar¨¢ de ¡°disparate vergonzoso¡± y, ya m¨¢s claramente, con la Guerra Civil, algo en lo personal, pero tambi¨¦n en lo pol¨ªtico, se rompe: ese chico que ha hecho ¡°una entrada de caballo siciliano¡±, como lo describir¨¢ Josep Pla por obras como El doctor Rip o Ariadna al laberint grotesc (¡°la traicionada y enga?ada democracia¡± en el laberinto hisp¨¢nico de la Rep¨²blica, la definir¨¢ la estudiosa Rosa Delor) forma parte de una generaci¨®n que intenta la liquidaci¨®n est¨¦tica del Noucentisme y que estaba alcanzado su posici¨®n en el ¨¢mbito cultural; pero, de golpe, ve que ese mundo se desintegra.
¡°A Espriu le interesa que la guerra termine como sea, pero no se har¨¢ franquista como su hermano¡±, matiza Pons, que constata concordancias filofascistas entre los j¨®venes Lloren? Villaronga y Espriu y recuerda los esfuerzos posteriores del poeta para que el mallorqu¨ªn destruyera su correspondencia). Tambi¨¦n influir¨¢ el saqueo del patrimonio familiar en Arenys de Mar por anarquistas.
Casi un cuarto de siglo invirti¨® en el anonimato m¨¢s absoluto Espriu desde la muerte de su padre, en 1940, en una notaria para que su hermano Jos¨¦ pudiera acabar Medicina y su otra hermana, casarse. Constata Pons que Espriu, que antes de la guerra s¨®lo aborda la prosa, estalla como poeta en 1946 con Cementiri de Sinera, como si la ausencia de su querido (a pesar de las diferencias cuando la guerra) Bartomeu Rossell¨®-P¨°rcel fallece. Otro superdotado con el que mantuvo un duelo t¨¢cito por Merc¨¨ Muntanyola, amiga del grupo y que forma parte de lo poco que se sabe sobre la vida sentimental de Espriu. ¡°Descarto episodios de homosexualidad entre ellos¡±, cree el bi¨®grafo.
Espriu ir¨¢ labrando su camino, partir de 1952, inexorable hacia el liderazgo cultural y moral de Catalu?a, chocando con el a¨²n titular de esa c¨¢tedra, Carles Riba (los educados menosprecios de uno al otro se suceden en los cen¨¢culos dom¨¦sticos en los que se cruzan) y, ya m¨¢s decididamente, a partir de la muerte del autor de Elegies de Bierville. As¨ª, dejar¨¢ que un doble t¨¢ndem ¡ªel de los cr¨ªticos literarios formado por Josep Maria Castellet y Joaquim Molas y el teatral de Maria Aur¨¨lia Capmany y Ricard Salvat¡ª acent¨²e la vertiente de su poemario civil (Inici de c¨¤ntic en el temple, el libro La pell de brau¡) y la de su obra dram¨¢tica (Ant¨ªgona) para consolidar la imagen de autor comprometido.
¡°Su Catalu?a es la ¡®anti-Pol¨°nia¡¯ del programa de TV-3¡±, dice el bi¨®grafo
Con los a?os, quien se quej¨® del escaso eco de su obra fuera de Catalu?a pese a sus esfuerzos por la entente entre los pueblos ib¨¦ricos (lo que ayuda a entender radicalismos del tipo: ¡°El di¨¢logo con Madrid es imposible¡±); quien ¡°defendi¨® la cooficialidad de catal¨¢n y castellano¡±; quien critic¨® al exilio (¡°no tiene ni la m¨¢s peque?a autoridad moral¡±), ten¨ªa el resquemor de que su obra quedara enmascarada por lo pol¨ªtico; su amistad con Raimon hizo que ¨¦ste popularizara su faceta l¨ªrica, tambi¨¦n.
En esa l¨ªnea s¨®lo Joan Ferrat¨¦ le cuestion¨® un liderazgo po¨¦tico a quien ¡°nunca renunci¨® a salvar els mots, lo que le cost¨® caro¡±, y de quien vivi¨® las 24 horas del d¨ªa para su obra, revis¨¢ndola y acentuando su trasfondo cabal¨ªstico¡±, dice el bi¨®grafo. Y todo con ¡°una alt¨ªsima exigencia: la Catalu?a de Espriu es la anti-Pol¨°nia del programa de TV-3¡±, ejemplifica Pons. ?Y el acento del A?o Espriu en su vertiente m¨¢s pol¨ªtica? ¡°Su proyecto de vida no pasaba por eso pero seguro que defender¨ªa que Catalu?a no se puede dejar avasallar¡±.
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