Corrupci¨®n valenciana
La doctrina oficial dice que la corrupci¨®n no es general, pero est¨¢ gravemente equivocada
Que en la Comunidad Valenciana tenemos un problema con la corrupci¨®n no es una afirmaci¨®n que, a estas alturas, me temo, sorprenda demasiado a nadie. Tampoco, a la vista de c¨®mo la realidad se acaba imponiendo machaconamente frente a ciertos prejuicios, resulta llamativo ya en estos momentos sostener que es un problema compartido con Espa?a. Lo que, por otro lado, no deja de ser normal, dado que no son tan diferentes los c¨®digos culturales que en el fondo est¨¢n en la base de todo el chapapote de comisiones, defraudaci¨®n y trinques (sean legales o no) de que se compone gran parte de nuestro tejido econ¨®mico. Pero, sobre todo, porque tambi¨¦n compartimos un sistema legal y de incentivos (y desincentivos) que acaban condicionando y orientando comportamientos. Quiz¨¢s nuestra estructura econ¨®mica (el monocultivo ladrillista de los ¨²ltimos a?os, por ejemplo) agrave el problema, pero poco m¨¢s.
En todo caso, llama la atenci¨®n que por aqu¨ª, donde desgraciadamente s¨ª tenemos identificada la existencia de la patolog¨ªa y de su gravedad desde hace ya tiempo, no hayamos tratado de iniciar alg¨²n tipo de reflexi¨®n sobre qu¨¦ habr¨ªamos de cambiar. La doctrina oficial dice que la corrupci¨®n no es general y que se combate con procesos penales para quienes cometen delitos. Esta visi¨®n est¨¢ gravemente equivocada, por cuanto, m¨¢s all¨¢ de la funci¨®n ejemplarizante que puedan tener estas reacciones, ni se logra as¨ª combatir toda la corrupci¨®n ni, sobre todo, se ataja el mal esencial, que no son las grandes ilegalidades, sino las peque?as y generalizadas situaciones donde la corrupci¨®n de baja intensidad, d¨ªa a d¨ªa, lo acaba contaminando todo. Entre otras cosas porque, adem¨¢s, muchas veces, estos comportamientos ni siquiera est¨¢n considerados delictivos, de tan generalizada que est¨¢ la pauta y asumida socialmente.
Urge pues modificar muchas normas y dotarnos de un ordenamiento jur¨ªdico administrativo taliban¨ªstico en esta cuesti¨®n. La rigidez tiene muchos problemas, como es sabido, y genera ineficiencias. Pero no hay otra. Cuando alguien es alcoh¨®lico no se puede permitir tomar ni un vaso de buen vino ocasionalmente. Lo que es un fastidio que, sin duda, le hace perder calidad de vida. Ahora bien, no hay m¨¢s remedio que actuar as¨ª porque, si no, a la larga, la cosa se descontrola. Con esta misma aproximaci¨®n habr¨ªa que afrontar la reforma de normas y procedimientos, de forma general, en la Administraci¨®n valenciana. Porque, a la vista est¨¢, es suicida que nos permitamos siquiera una copichuela de vez en cuando.
Muchas de las normas que han de ser m¨¢s estrictas dependen del Estado que, a la vista est¨¢, tiene poca intenci¨®n de hacer cambios al respecto. Pero al igual que en otras ocasiones hemos llevado al l¨ªmite nuestras competencias (para crear normas neoforales civiles, por ejemplo) tiene sentido experimentar aqu¨ª y cambiar algunas leyes, as¨ª como extremar las exigencias en la aplicaci¨®n reglamentaria propia de las mismas, para dar transparencia, rigidificar la contrataci¨®n p¨²blica, eliminar personal no funcionario de la toma de decisiones sobre dinero p¨²blico e impedir cualquier contrataci¨®n de personal que no se base en concursos muy serios. Si la autonom¨ªa sirve para algo es para, precisamente, tratar de arreglar por uno mismo las cosas cuando detecta que hay un problema. As¨ª que habr¨ªa que intentarlo.
@Andres_Boix blog en http://blogs.elpais.com/no-se-trata-de-hacer-leer/
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.