El vitriolo mediterr¨¢neo

Qu¨¦ peligro, los t¨®picos. Richards se esnif¨® las cenizas de su padre, Michael Jackson emulaba a Peter Pan y Vinicio Capossela es ¡°el Tom Waits italiano¡±. La comparaci¨®n resulta halagadora, pero no precisa. El transalpino nacido en Hannover (primer indicio biogr¨¢fico de su brutal heterodoxia) llega mucho m¨¢s lejos en su concepci¨®n ind¨®mita del arte musical. Capossela no es solo un tipo callejero, bohemio y maldito. Es, adem¨¢s, un explorador refractario a las fronteras. Solo as¨ª se explica su incursi¨®n en el folclor griego, materializada en ese disco, Rebetiko gymnastas, que en la noche del lunes apur¨® hasta su ¨²ltima nota en una Joy Eslava divertida y at¨®nita. En t¨¦rminos comparativos, Waits es un se?or chapado a la antigua.

La inmersi¨®n griega tiene lugar apenas un a?o despu¨¦s del asombroso Marinai, profeti e balene, doble tratado sobre piratas, bucaneros y dem¨¢s malhechores de ultramar. Desde esa perspectiva, la actual gimnasia helena se antoja un divertimento, una simp¨¢tica obra menor. La plasmaci¨®n de un talento inmenso a trav¨¦s de un ejercicio estil¨ªstico y ese rudimentario disfraz de tirantes, sombrero y mostacho.

El rebetiko es un g¨¦nero tan portuario, canalla y deshaparrado como otros alumbrados por gente de baja estofa al abrigo de la madrugada. El tango y el fado, sin ir m¨¢s lejos. Vinicio exprime ese caudal cr¨¢pula y bufo, a lo Leo Bassi, con todas las consecuencias. ¡°El rebetiko es m¨²sica de golfos, justo lo que el momento hist¨®rico requiere¡±, advirti¨® en una velada en que terminar¨ªa mencionando a Rajoy o Mourinho como genuinos fantoches. La realidad bien merece esta raci¨®n de vitriolo mediterr¨¢neo, pero nos perdemos parte del otro Capossela, ese fascinante notario de quebrantos que apenas asoma en Non ¨¨ l'amore que va via o, aprendiendo de Chavela, la Canci¨®n de las simples cosas. A la golfer¨ªa le falt¨® a veces el contrapunto de la desolaci¨®n.