La corrala antes que la calle
Cinco edificios vac¨ªos de Sevilla han sido ocupados por 70 familias que carec¨ªan de vivienda Los nuevos vecinos, que cuentan con el asesoramiento de profesionales del 15-M, se organizan de forma asamblearia
¡°Si¨¦ntate, como si estuvieras en tu casa¡±. To?i invita a tomar asiento en uno de los sof¨¢s de mimbre que ha puesto en el sal¨®n del piso que comparte con su hijo. Ella pone nombre y sonrisa a una de las 70 familias que desde el pasado mayo ocupan cinco bloques vac¨ªos en Sevilla. Es una de las pioneras de una nueva forma de ocupaci¨®n en la ciudad, caracterizada por el perfil de los alojados ¡ªfamilias trabajadoras¡ª y por la respuesta social, m¨¢s comprensiva ante el drama de los desahucios. Son dos las palabras clave de este fen¨®meno en Sevilla: corrala, en femenino; y la utop¨ªa, como algo que se acerca a lo posible.
El origen lo abander¨® un grupo de vecinas del barrio de la Macarena que en tertulias vespertinas quedaban para charlar de sus dificultades econ¨®micas. De esa convivencia, y pensando que unidas ser¨ªan m¨¢s fuertes contra los desahucios, forjaron la Corrala de Vecinas La Utop¨ªa. Luego, un documentalista las grab¨® en v¨ªdeo contando sus vidas y lo difundi¨® por Internet. Posteriormente, con el asesoramiento de profesionales del 15-M de Sevilla y otras asociaciones, ocuparon un bloque el pasado mayo con 36 pisos deshabitados. Marcaron el paso.
¡°Es incomprensible. Miles de viviendas vac¨ªas, cada vez m¨¢s gente en la calle, y el Gobierno dando dinero a los bancos corruptos. No faltan viviendas, falta justicia¡±, resume Irma Blanco, trabajadora social en paro y una de las primeras inquilinas. A lo largo de estos 10 meses, otras 70 familias han ocupado cinco casas m¨¢s en la ciudad. Son las corralas: Conde Quintana, La Alegr¨ªa (desalojada), La Ilusi¨®n, La Esperanza y Libertad. Nombres inspiradores.
Ninguna de ellas tiene luz ni agua, aunque no faltan macetas que adornen las ventanas y den vida a los edificios. En La Utop¨ªa hay incluso un huerto de pimientos en un balc¨®n. ¡°?Est¨¢n riqu¨ªsimos, mejor que los del supermercado!¡±, exclama Inmaculada D¨ªaz despu¨¦s de arreglar el piso para el noveno cumplea?os de su hija Elisa, que lo celebr¨® junto a sus dos hermanos y sus primos. ¡°Mi marido es el que los cultiva, ¨¦l no trabaja y yo limpio casas¡±.
La repercusi¨®n medi¨¢tica
"La agencia de noticias Reuters cubri¨® el tema de la corrala La Utop¨ªa desde la primera semana, cuando hicimos p¨²blica la acci¨®n. Despu¨¦s de ellos han pasado por aqu¨ª The New York Times, la BBC, medios chinos, japoneses, alemanes... la repercusi¨®n medi¨¢tica ha sido espectacular, desbordante", cuenta Juan Jos¨¦ Garc¨ªa, un periodista que de forma voluntaria gestiona las relaciones con los medios de La Utop¨ªa. "He llegado incluso a ponerme de acuerdo con mi otra compa?era de comunicaci¨®n para cogernos las vacaciones de forma que el monstruo [en referencia a la corrala] disponga siempre de un responsable que atienda a los medios de comunicaci¨®n. No paramos de traducir del espa?ol, de explicarles, de convocar entrevistas, de buscar incluso los hoteles en los que se puedan quedar los periodistas", dice.
Garc¨ªa resalta adem¨¢s la atenci¨®n que le han prestado los medios internacionales. "The Guardian publicar¨¢ un extenso reportaje", asegura. Tal es el tr¨¢nsito de periodistas, curiosos, gente que lleva muebles, ropa o comida, que las inquilinas se pasan el d¨ªa abriendo puertas para ense?ar su modo de vida. "Hab¨ªamos pensado hacer una ruta tur¨ªstica que se llamara Vacaciones Reivindicativas y cobrar entrada por ello. Ser¨ªa un ¨¦xito", dice una de las residentes de broma.
Garc¨ªa resalta adem¨¢s la atenci¨®n que le han prestado los medios internacionales. "The Guardian publicar¨¢ un extenso reportaje", asegura. Tal es el tr¨¢nsito de periodistas, curiosos, gente que lleva muebles, ropa o comida, que las inquilinas se pasan el d¨ªa abriendo puertas para ense?ar su modo de vida. "Hab¨ªamos pensado hacer una ruta tur¨ªstica que se llamara Vacaciones Reivindicativas y cobrar entrada por ello. Ser¨ªa un ¨¦xito", dice una de las asistentes de broma.
Como su historia, hay centenares en las corralas: Vanesa, con tres hijos menores de siete a?os, uno de ellos con s¨ªndrome de Down, ha perdido la ayuda a la dependencia; Juan G¨®mez, de 60 a?os con dos hijas, tiene 40 a?os cotizados y est¨¢ vendiendo mostachones en la calle huyendo de la polic¨ªa; Roc¨ªo Garc¨ªa trabajaba en un catering hasta que la despidieron y se fue a vivir a un garaje con sus dos hijos. O To?i, que limpiaba casas y atend¨ªa en una residencia de ancianos, y ahora busca hierros en la basura. Ella tiene un generador compartido con su vecina, pero no usa la electricidad para ver la tele. ¡°No quiero, la vida real est¨¢ aqu¨ª¡±, dice se?alando el suelo.
A las corralas de la capital se le suman otras dos en la provincia; una en Alcal¨¢ de Guada¨ªra y otra en Villanueva del R¨ªo y Minas. Todas han desarrollado un peculiar patr¨®n de acceso a las viviendas: los ocupas entran en los pisos y lo hacen p¨²blico; las familias se distribuyen seg¨²n sus necesidades estudiadas con anterioridad; los alojados hacen convivencias antes de entrar en las casas para funcionar mejor en comunidad; y siempre se ofrecen a pagar rentas y facturas. ¡°Tenemos derecho a vivienda, pero tambi¨¦n tenemos obligaci¨®n de pagar¡±, coinciden todos.
De momento, los inquilinos de la Corrala Libertad, conformados en cooperativa, han sido los primeros en acordar con la inmobiliaria propietaria del edificio el pago de un alquiler social. ¡°El acuerdo es ¨²nico en Andaluc¨ªa y va a servir de modelo a otros due?os de inmuebles¡±, asegura Luis De los Santos, abogado del grupo de juristas 17 de marzo. ¡°Con respecto a los dem¨¢s, pedimos que se pare el procedimiento legal por delitos de usurpaci¨®n y que puedan acceder a un alquiler social¡±, dice el abogado entre otros requerimientos. Una cuesti¨®n jur¨ªdica paralela fue la detenci¨®n el pasado noviembre de cinco personas ajenas a la ocupaci¨®n, entre ellas la periodista Ana Garc¨ªa, durante una manifestaci¨®n por el derecho a la vivienda en la puerta de la corrala La Ilusi¨®n.
La delegada territorial de Fomento, Vivienda, Turismo y Comercio en Sevilla, Granada Santos (IU), cree que las corralas son algo m¨¢s que ocupaci¨®n. ¡°Tambi¨¦n son un proyecto social, de creaci¨®n de una conciencia de cooperaci¨®n y de solidaridad¡±, declara. Ella forma parte de una mesa de negociaci¨®n para resolver la cuesti¨®n de la corrala La Utop¨ªa. Aunque est¨¢ paralizada. Ibercaja ¡ªentidad propietaria del bloque¡ª espera informes de los servicios sociales para ofrecer a los alojados ayudas de alquileres en otro lugar, seg¨²n informan fuentes de Ibercaja. Por otro lado, la instalaci¨®n de electricidad en las viviendas depende de la autorizaci¨®n municipal, declaran desde Endesa. El Ayuntamiento, que no ha atendido la consulta de este peri¨®dico, opta por no resolver acuerdos de las negociaciones.
Y el defensor del Pueblo, Jos¨¦ Chamizo, principal intermediador entre las corralas, las entidades financieras, las inmobiliarias y las Administraciones, urge a la resoluci¨®n del problema del acceso a la vivienda en Andaluc¨ªa. ¡°Hay que desarrollar m¨¢s acciones contra los desahucios y que se respete tanto el derecho a la vivienda como el de los propietarios¡±, declara Chamizo.
La Junta ha evitado un millar de desahucios, seg¨²n sus c¨¢lculos, con un plan para combatir los desalojos. ¡°Hay que cumplir con el Estatuto de Autonom¨ªa, con la Constituci¨®n y con la Declaraci¨®n de Derechos Humanos¡±, alega Granada. Puede sonar a utop¨ªa, s¨ª. Y de eso ya saben los vecinos de las corralas.
Perfil de los nuevos ocupas
La mayor¨ªa de las personas que est¨¢n residiendo en las corralas de Sevilla son parejas de 30 a 40 a?os con hijos. Gran parte de ellos ha sufrido desahucios o ha vivido con familiares, otros son j¨®venes con problemas de acceso a empleo, y en menor medida, personas mayores. Antes de instalarse en las corralas, muchos se acercaron a algunos de los 13 Puntos de Informaci¨®n de Vivienda y Encuentro (PIVE) de Sevilla, que la Intercomisi¨®n de Vivienda del 15-M, junto a otras asociaciones, tiene distribuidos por barrios.
¡°En cada uno de estos puntos, organizados en comisiones, atienden un abogado y varios activistas. Asesoramos sobre las opciones de la daci¨®n en pago, la posibilidad de parar un desahucio, de c¨®mo conseguir un alquiler social o cuestiones de ocupaci¨®n¡±, explica Ib¨¢n D¨ªaz, voluntario en el PIVE de San Pablo. D¨ªaz cuenta que atiende a una media de seis personas por semana y que algunas de ellas vienen derivadas de la Unidad de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Sevilla, o de C¨¢ritas.
¡°Nosotros trabajamos con cuestiones que est¨¢n fuera de la legalidad. Pero es que lo que est¨¢ dentro no es suficiente. Por eso, los servicios sociales no alcanzan a dar respuesta a las demandas¡±, declara.
Posteriormente, las comisiones de barrios organizan a los afectados por grupos, seg¨²n el car¨¢cter de urgencia o las necesidades que presenten. ¡°As¨ª van juntos a parar desahucios o a protestar¡±, a?ade D¨ªaz. Y por otro lado, un grupo de profesionales an¨®nimos organiza encuentros, convivencias y talleres en los que se ense?a c¨®mo funciona una asamblea a los grupos de personas que pueden llegar a convivir juntas si deciden ocupar alguna vivienda.
Estos profesionales tambi¨¦n estudian la situaci¨®n de los bloques vac¨ªos en la ciudad, para que, si llega el momento de la ocupaci¨®n, puedan organizar la distribuci¨®n de las familias. Los que tienen hijos se instalan en los pisos con m¨¢s habitaciones, los j¨®venes en pisos altos, y los enfermos o mayores en plantas bajas. Fernando, de 23 a?os, se hizo con uno de los pisos altos de la Corrala La Ilusi¨®n despu¨¦s de asistir a talleres durante cuatro meses. Ahora pertenece a la comisi¨®n t¨¦cnica y de mantenimiento del edificio. ¡°Antes de llegar aqu¨ª viv¨ªa en el Cerro del ?guila con nueve miembros de mi familia en 50 metros cuadrados¡±, cuenta. ¡°Ahora estoy mejor, aunque pase mucho fr¨ªo, y cada noche, en vez de ver la tele, lo ¨²nico que vea es como se mueve la llama de una vela¡±, dice con ¨¢nimo. Asiste a un curso trimestral de fontaner¨ªa organizado por un profesor de la Universidad de Sevilla para los residentes en las corralas. ¡°Espero encontrar trabajo pronto¡±, afirma.
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