Cuando ruge la marabunta
Estamos gobernados por una mezcla de analfabetismo cultural y populismo televisivo que solo piensa en el beneficio
Me refugio en el hospital. No hab¨ªa otro remedio: mi cuerpo no aguantaba m¨¢s sin respirar, un agobio imposible denominado insuficiencia respiratoria. Una l¨®gica secuela de cuarenta a?os de humo, cafe¨ªna, prisas y esfuerzos hechos con sumo gusto en el periodismo. No considero que mis problemas de salud interesen en general, pero una vez instalada, protegida por unas gafas con ox¨ªgeno, mis maltratados pulmones volvieron a oxigenar de nuevo y el hospital se transform¨® en algo que hoy est¨¢ fuera de lo normal. Mi doctora dice que saldr¨¦ de esta y las enfermeras son amables, sonrientes y sol¨ªcitas. Aunque desde 2004 ya ten¨ªa experiencia de este tipo de situaciones, he agradecido m¨¢s que nunca los cuidados y ¨¢nimos. Sobre todo porque fuera de este bendito hospital ¡°ruge la marabunta¡±.
Hay que explicar a los m¨¢s j¨®venes que esa fue una fascinante pel¨ªcula (Byron Haskin, 1954) de t¨ªtulo y contenido tan sugerentes y ca¨®ticos, melodram¨¢ticos, de suspense, fantas¨ªa y realidad absurda, como los que hoy suceden en nuestro entorno. Me explico y recuerdo: imaginen a un Charlton Heston, machote como nadie, al frente de una enorme plantaci¨®n en Sudam¨¦rica. No lo creer¨¢n, pero ?el tipo en cuesti¨®n es virgen! S¨ª, a sus treinta a?os esplendorosos no lo ha probado nunca y, claro, quiere hacerlo. No se le ocurre otra cosa que pedir a su pa¨ªs natal, EE.UU. claro, que le env¨ªen una novia acorde con su rango. Y llega una maravillosa Eleanor Parker que a su encanto irresistible une la cualidad de la experiencia: es viuda, una honesta e impoluta viuda que, adem¨¢s, es buena pianista. ?Ah! Qu¨¦ desilusi¨®n: el caballero la quer¨ªa por estrenar. ?Y decide mandarla de vuelta en el siguiente pasaje de barco! Pero tienen que pasar una semana juntos y ah¨ª est¨¢ el meollo, ?ser¨¢n capaces?
¡°Espa?a (Catalu?a incluida) es un pa¨ªs que ha pasado del analfabetismo a la televisi¨®n¡±
Al problema del desencanto, el tiempo, siempre melodram¨¢tico, a?ade un inicio de inconfesada y mutua atracci¨®n. Pero el drama se masca cuando se anuncia la peligros¨ªsima invasi¨®n de la marabunta, miles de millones de enormes hormigas, que devoran todo lo que encuentran a su paso, sean casas o personas. Seg¨²n la RAE es cierto: la de las hormigas es la primera acepci¨®n de la palabra; la segunda es la de masas de ¡°gente alborotada y tumultuosa¡±. El devastador ataque de las hormigas corruptoras, voraces, incansables, lo destruye todo. Pero, y as¨ª ten¨ªa que ser en una pel¨ªcula como esta, al fin surge la lucecita del amor entre los protagonistas, que de esta manera se salvan.
Desde el hospital, con la radio, el ordenador (cuando funciona) y alg¨²n (escaso) programa de tele, lo que hoy sucede fuera en este pa¨ªs (Espa?a y Catalu?a con ella) sin olvidarnos de Europa, Mali, M¨¦xico, Estados Unidos, China y todo lo que importa, es perfectamente equivalente al rugido de la marabunta: gente alborotada y tumultuosa que no para de enredar e impedir que la gente viva su vida. Todo ello sin otro fin que el de acumular un dinero que Dios sabe para qu¨¦ van a querer: lo t¨ªpico de los seres incultos, desgraciados y lamentables que confunden sus personas y sus tribus con Dios mismo y sus coros celestiales, poder y adl¨¢teres.
El rugido de esta marabunta de incapaces, alborotadores y tumultuosos solo se explica con aquella sentencia tan acertada de V¨¢zquez Montalb¨¢n: ¡°Espa?a (Catalu?a incluida) es un pa¨ªs que ha pasado del analfabetismo a la televisi¨®n¡±. V¨¢zquez no lo dec¨ªa as¨ª pero aunque pensaba que la televisi¨®n era un instrumento estupendo inventado para abrir nuestros ojos al mundo, estaba ¡ªy est¨¢, salvo excepcionales excepciones¡ªen las peores manos: es otra marabunta. A ella se ha a?adido ahora la pretensi¨®n de que con esa trayectoria cultural: analfabetos + populismo televisivo, pueda salir una clase dirigente preparada. La prueba de que no es as¨ª es la man¨ªa de que todo el que se precie ha de ser un 'emprendedor' (?ay!) y disponer de un MBA (Master on Business Administration), como la v¨ªa m¨¢s directa para convertirse en Bill Gates o en Rupert Murdoch, el gran tramposo antieuropeo. Puro delirio.
El diagn¨®stico est¨¢ hecho ¡ªv¨¦ase el estupendo art¨ªculo de Rafael Argullol del pasado domingo en EL PA?S¡ª la cultura que era el alma de Europa (en cuya b¨²squeda deb¨ªa ir tambi¨¦n Espa?a) ha sido engullida por el beneficio econ¨®mico, el mercantilismo y la depravaci¨®n de la marabunta. Ahora queda el c¨®mo. El c¨®mo salir de esta, c¨®mo liberarnos de estos ni?os mimados melodram¨¢ticos que son tantos presuntos dirigentes. Tenemos ya algunos h¨¦roes: jueces, periodistas, currantes y gente que sonr¨ªe a los enfermos en los hospitales. No estamos solos ante la marabunta.
Margarita Rivi¨¨re es periodista.
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