El retorno del p¨¢nico

¡°Tut¨¦ame¡­ No me tutees¡±, exige contradici¨¦ndose, cual madre esquizofren¨®gena, el desconocido que acaba de colarse con las peores intenciones en casa de la joven protagonista de Ternura suite, obra del mexicano Edgar Ch¨ªas que reproduce una agresi¨®n sexual con crudeza rayana en el naturalismo. Cuando, vencida la resistencia de su v¨ªctima, la bombilla que los ilumina tenuemente comienza a parpadear para ponerle un velo a tanto horror, encuentra su justo tono inquietante este espect¨¢culo cuyo aliento ritual, realismo radical y af¨¢n de impactar actualizan el esp¨ªritu del Grupo P¨¢nico de Alejandro Jodorowsky, director que anduvo en M¨¦xico durante los a?os sesenta y setenta.

El espect¨¢culo es pura acci¨®n extrema. Richard Viqueira, su director, no ha creado met¨¢foras que rebajen la violencia ejercida por sus protagonistas, figuras sin psicolog¨ªa: apenas nada sabemos del psic¨®pata ni de su v¨ªctima, cris¨¢lida que acaba convirti¨¦ndose en letal mariposa monarca, pero por debajo de cuanto sucede palpita impetuosamente una pulsi¨®n que alimenta a diario la secci¨®n de sucesos de los diarios mexicanos e internacionales (con v¨ªctimas espa?olas esta semana). Espl¨¦ndido, el trabajo interpretativo kamikaze de Emmanuel Morales, y, especialmente, el de Patricia Luna, cuyo desnudo de cintura para abajo, mantenido casi desde principio a fin, pone un contrapunto emocionalmente inteligente. Ante el truculento final, el grito de espanto de una espectadora provoc¨® una l¨®gica risa de alivio general.