El ¡®buf¨®n¡¯ del pr¨ªncipe Raniero
David Larible, ¡°el mejor clown del mundo¡±, imagen de una edici¨®n limitada de Master Card, salt¨® a la fama cuando el pr¨ªncipe Raniero de M¨®naco le descubri¨® y le acogi¨® en su 'familia'. Ahora llega a Madrid dispuesto a sembrar el j¨²bilo.
El Brunello di Montalcino es un vino toscano procedente de la regi¨®n que le da nombre, uno de los tintos m¨¢s caros y conocidos de Italia porque se produce exclusivamente con una uva propia del centro del pa¨ªs llamada Sangiovese. Es el vino que bebe David Larible cuando no va vestido de payaso. La exquisita carne Chianina procede de una especie de vaca aut¨®ctona del valle de la Valdiciana, al sur de Siena, que pasa por ser la m¨¢s grande que se conoce en el mundo. Es la que come David Larible cuando no va vestido de payaso¡ Hay leyendas y leyendas...
Est¨¢ la del payaso triste, que hace re¨ªr desde la pista pero fuera es un tipo de mirada sombr¨ªa, apesadumbrado y melanc¨®lico, que ¡°sufre un mal tan espantoso como su p¨¢lido rostro¡±, que dec¨ªa el conocido poema de Juan Dios Peza sobre el payaso Garrick, Re¨ªr llorando. Sin embargo, esta historia habla de un payaso alegre, con quien el Pr¨ªncipe Raniero III de M¨®naco compet¨ªa en el arte de hacer re¨ªr y que hoy se ha convertido en ¡°el mejor del mundo¡±, a ojos de expertos y aficionados. Larible es un tipo disfrut¨®n, triunfador, un domador de humanos a base de latigazos de risa, adem¨¢s de maestro de pediatras americanos. Pero tambi¨¦n una de las pocas estrellas que a¨²n brillan con fuerza ¡ªhasta hay una edici¨®n limitada de la Master Card Oro con su cara¡ª en una galaxia de arena y serr¨ªn que, casi desde siempre, parece apagarse dentro del gran universo de las pantallas.
Esta historia habla de un payaso alegre, con quien el pr¨ªncipe Raniero de M¨®naco compet¨ªa en el arte de hacer re¨ªr
Pese a su fama mundial y a haber ganado el Clown de Oro en el prestigioso Festival de Circo de Montecarlo en 1999 ¡ªes el primer payaso del mundo que logra ese galard¨®n, el ?scar del circo, por el mismo espect¨¢culo con el que llega ahora a Espa?a y no por toda una trayectoria, como ocurri¨® con los otros grandes clowns de la Historia, Oleg Popov y Charlie Rivel¡ª este hombre, con medio siglo de vida bajo las carpas, necesita presentaci¨®n porque apenas se le ha visto en nuestro pa¨ªs.
Llega ahora para estar dos semanas en el Circo Price de Madrid, del 22 de febrero al 3 de marzo, donde arranca su gira espa?ola. Quien suscribe fue invitada al estreno de su show en Florencia para descubrir si se trataba de la leyenda de un payaso o de un payaso de leyenda.
Se sabe que Charlie Rivel (Cubellas, Barcelona, 1896 - Sant Pere de Ribes, 1983) trabaj¨® en el departamento de propaganda del Tercer Reich y que era amigo personal de Adolf Hitler y de Joseph Goebbles. Tambi¨¦n que Oleg Popov (Mosc¨², 1930) es el payaso oficial de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, nombrado "artista del pueblo de la URSS", y enviado en misiones diplom¨¢ticas por medio mundo.
Lo que no sabe es que David Larible hechiz¨® al pr¨ªncipe de M¨®naco Raniero III, aficionado al humor y al circo ¡ª es posible que eso influyera en que su hija menor, Estefan¨ªa de M¨®naco, ¡°la princesa rebelde¡±, hiciera tambi¨¦n sus pinitos en la pista¡ª. Fue precisamente Raniero quien le descubri¨® en el festival de 1988, adonde Larible hab¨ªa llegado a ¡°hacer el trabajo sucio, a comerse el marr¨®n de los entreactos y las transiciones¡±, pero de donde sali¨® con el Clown de Plata y como amigo personal del que fuera marido de Grace Kelly. Tanto es as¨ª, que fue uno de los cincuenta invitados a la fiesta que se celebr¨® por la boda de Carolina de M¨®naco con Ernesto de Hannover en 1999.
Y all¨ª se present¨® ¨¦l, sin su disfraz de payaso, aunque todo el mundo, asegura, le miraba como si lo llevara puesto. Hasta que lleg¨® el pr¨ªncipe¡ ¡°Me cogi¨® por el cuello de espaldas y empez¨® a darme coscorrones en la cabeza de manera cari?osa ante la sorpresa de los presentes¡±, cuenta Larible. ¡°Le dije que me sent¨ªa observado y que nadie sab¨ªa qui¨¦n era y me dijo: ¡°Perfecto jugaremos a eso toda la noche. No le diremos a nadie quien eres¡±. Y dio orden a todos sus empleados de guardar el secreto¡±.
El secreto de la fiesta
Larible se convirti¨® en el cuchicheo de la fiesta con las carcajadas c¨®mplices del pr¨ªncipe. Al final de la velada, Raniero, que ya hab¨ªa competido en chistes con ¨¦l en largas cenas hasta la madrugada y que conoc¨ªa sus habilidades para el canto, le pidi¨® que subiera al escenario. ¡°Cant¨¦ y actu¨¦ y as¨ª fue como se desvel¨® el misterio. Todos los invitados descubrieron que yo era el payaso que hab¨ªa ganado el Clown de Oro en el ¨²ltimo festival de Montecarlo¡±. Larible era el buf¨®n del pr¨ªncipe.
Hablar de payasos hoy es, por un lado, recordar la comedia tradicional italiana y a esa especie de bufones que se vest¨ªan con ropas estrafalarias confeccionadas con la misma tela basta que se usaba para recubrir los colchones de paja (paglia y, de ah¨ª, pagliaccio). Y, por supuesto, es hablar de circo. Y, por ende, de dinast¨ªas, de clanes, de familias que han conformado complicados ¨¢rboles geneal¨®gicos a base de equilibrismos y saltos mortales que cruzan fronteras y oc¨¦anos. Y tambi¨¦n de hombres millonarios que montan partidas de p¨®ker de millones de d¨®lares en los casinos de Las Vegas, como Kenneth Feld, el propietario del Circo Ringling, el gran circo americano, ¡ªel que llena las 18.000 butacas del Madison Square Garden, hace una caja de un mill¨®n de euros diarios y donde Larible fue cabeza de cartel durante 12 a?os mientras viv¨ªa en uno de los vagones del tren en los que viajan sus carpas... Hasta que se cans¨® ¡°de comer siempre en un restaurante gourmet¡±¡ª. No Hablamos, o no solo, de freaks, de animales feroces domesticados y enjaulados, de artistas del lumpen o de feriantes, ni siquiera de aquellos desheradados filmados por Federico Fellini en I Clowns o por Ingmar Bergman en Noche de circo, sino de una industria del espect¨¢culo que, a la sombra de las carpas, mueve centenares de miles de espectadores al a?o y millones de euros.
S¨®lo en Espa?a, donde se consensu¨® un Plan General de Circo en noviembre de 2011 para tratar de dimensionar un sector que a¨²n vive en los m¨¢rgenes de la cultura, se calcula que giran unos 45 circos, que pueden mover, a pesar de las dificultades administrativas y espaciales con que todav¨ªa se encuentran en sus itinerarios ambulantes, unos 3,5 millones de espectadores, el equivalente a unos 70 millones de euros. Un c¨¢lculo meramente estimativo por la falta de datos y de rigor que reina en el sector.
S¨¦ptima generaci¨®n
David Larible pertenece a la s¨¦ptima generaci¨®n de una familia de circo tradicional. Hijo de un conocido trapecista, Eugenio Larible, y de una acr¨®bata ecuestre, Lucina Casrtelli, naci¨® en Novara (regi¨®n de Piamonte, norte de Italia) porque all¨ª es donde estaba levantada la carpa del Circo Coliseum aquel 23 de junio de 1957.
Y de una familia a otra. La de Manuel Gonz¨¢lez. El hijo de Rafael Gonz¨¢lez Villa, uno de los tres hermanos que dirig¨ªan el Gran Circo Mundial, el circo m¨¢s importante de Espa?a. Tras morir su padre en un accidente de tr¨¢fico el 13 de enero de 1988, Manuel, que entonces ten¨ªa 18 a?os, sus dos hermanos peque?os (Rafa y Mar¨ªa) y su madre viuda se alejaron de las pistas de arena. Pero hace siete a?os los tres v¨¢stagos volvieron como por inercia al circo. Hoy, Manuel tiene 37 a?os. Es el joven vocal de la Asociaci¨®n de Amigos de las Artes Circenses en el Consejo Art¨ªstico del Circo de Espa?a, gira por todo el mundo con espect¨¢culos que aglutinan a decenas de miles de personas como El Circo de los Horrores (500.000 espectadores en la ¨²ltima gira) y que son capaces de vender 90.000 entradas montando por cuarto a?o consecutivo La Navidad en el Price, salv¨¢ndole el a?o a ese espacio casi desheredado de la cultura madrile?a.
¡ª Vengo a pedirte disculpas en mi nombre y en el de todos los promotores de circo de Espa?a, le dijo Gonz¨¢lez a Larible la primera vez que le vio actuando con un peque?o n¨²mero en el festival de circo estable de Albacete.
Hablamos de una industria del espect¨¢culo que, a la sombra de las carpas, mueve millones de euros
¡ª ?Por qu¨¦?, pregunt¨® el payaso camino de su camerino
¡ª Por no haberte tra¨ªdo antes.
Han pasado siete a?os de aquel cruce en los pasillos del backstage y ahora Gonz¨¢lez es el responsable de que Larible vaya a aterrizar en unos d¨ªas en Espa?a, despu¨¦s de haberle seguido y perseguido por todo el mundo. Las Vegas, M¨¦xico, Alemania, Italia. Y, antes, Suiza, Inglaterra, Espa?a¡
El hombre David Larible naci¨® en Novara. El payaso, en Espa?a, en el Circo Atlas, donde trabajaban sus padres y donde ¨¦l empez¨® a imitar a Pepe Tonetti con s¨®lo tres a?os. ¡°Me fascinaba c¨®mo le quer¨ªa la gente, le adoraban, yo quer¨ªa ser como ¨¦l¡±, cuenta.
El pasado 13 de enero se levant¨® el tel¨®n del teatro Verdi de Florencia. Era el d¨ªa del estreno de Larible en la ciudad italiana. Hab¨ªa llegado el momento de descubrir si todo lo dicho, o¨ªdo y le¨ªdo acerca del clown era cierto. Que si bati¨® un r¨¦cord siendo la cabeza de cartel del gran circo americano durante 12 a?os; que si su cara estaba impresa en una edici¨®n limitada de la Master Card; que si es un Casanova y que, entre sus conquistas, se encuentran primeras damas y princesas; que si desde 1999 da cursos y conferencias en universidades americanas a pediatras para ayudarles a ganarse la confianza de los ni?os; que si entre sus admiradores est¨¢n Woody Allen, Spielberg, Tarantino¡
El poder del ¡®domador¡¯
Pero qu¨¦ es lo que no se sabe de David Larible, qu¨¦ es lo que no est¨¢ en la Wikipedia, ni en Google, ni en los libros de historia del circo, ni en las miles de rese?as y entrevistas de prensa que ha cosechado a lo largo de su dilatada carrera, ni estar¨¢ tampoco en ¨¦sta. Pues lo que s¨®lo se descubre vi¨¦ndole actuar: su poder.El poder de alguien capaz de crear y recrear el j¨²bilo en un auditorio predispuesto a que le hagan re¨ªr.
Todo el mundo espera de un payaso que provoque la risa, o por lo menos la sonrisa, pero resulta imposible describir la sorpresa de un espectador cuando, esperando esa risa, alcanza la hilaridad, cuando se descubre atrapado por las redes invisibles de la alegr¨ªa, contagiado por una especie de gozo desenfrenado, vencido a carcajadas, hasta las l¨¢grimas, manipulado como una marioneta, a golpe de chistes¡ Solo entonces, cuando uno se ha sentido como una rata en Hamel¨ªn, se entiende cu¨¢l es el poder de Larible. El que se descubri¨® ¨¦l mismo en aquel internado de monjas italiano, donde sus padres le dejaron con 10 a?os. El que le salv¨® de estar solo los domingos y de comer guisantes. El que le hizo ganarse todo el amor y el apoyo de sor Gabriella¡
Un payaso que no habla, que usa un lenguaje universal y que solo se acompa?a de un pianista
Lo que se pudo ver aquella tarde-noche en ese teatro florentino, lleno hasta la bandera de familias, ni?os, abuelas, parejas de novios, amigos m¨¢s y menos j¨®venes¡ fue el derroche de ese poder. Un patio de butacas que basculaba sobre s¨ª mismo de adelante atr¨¢s, partido de la risa; una catarsis colectiva provocada por un payaso que no habla, que usa un lenguaje universal y que solo se acompa?a de un pianista alem¨¢n, de elementos sencillos como instrumentos musicales ¡ªtoca todos ¡°menos el piano porque no cab¨ªa en carromato¡±¡ª y de algo que hace ¨²nico e irrepetible cada espect¨¢culo, el p¨²blico. Larible mete en la pista a los espectadores, ¡°m¨¢s o menos al azar¡±. Y consigue algo ins¨®lito. Hace desaparecer un temor tan antiguo como el ser humano: el miedo al rid¨ªculo, ese que separa a la especie de los hombres de la de los payasos.
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