La huerta lucha contra el asfalto
La ampliaci¨®n de una carretera amenaza 80 huertos protegidos de Alboraia
A las diez y media de la ma?ana no cabe ni un alfiler en el bar de Les Tendes en Alboraia (Valencia). Mucho ruido, mucha gente y esmorzar de sobaquillo. Bocadillos envueltos en papel de aluminio y se?ores cortando con navaja cebollas tiernas reci¨¦n sacadas de la tierra fresca a unos metros de distancia. En las mesas, botellas de vino, cacaos y olivas. ?De postre? Carajillo. Pocas mujeres y muchos hombres, la mayor¨ªa por encima de los 50 a?os. ¡°?Este es el Brad Pitt de Alboraia!¡±, bromean unos agricultores con una joven que espera para sentarse en una mesa y se r¨ªe con ellos.
Les Tendes se encuentra en medio de la huerta de Alboraia, en la zona de Tendetes, y est¨¢ rodeada de campos de cultivo que producen dos cosechas al a?o. Entre ellas la del producto estrella del verano: la chufa, con denominaci¨®n de origen, con la que se hace la horchata. Este paisaje, en plena producci¨®n agr¨ªcola, est¨¢ calificado por el Plan de Protecci¨®n de la Huerta de Valencia como ¡°de alto valor ecol¨®gico¡± y seg¨²n la ¨²ltima revisi¨®n del Plan General de Ordenaci¨®n Urbana, la huerta protegida de Alboraia representa 220 de las 63.000 hect¨¢reas protegidas por este plan.
La huerta de Alboraia est¨¢ calificada como ¡°de alto valor ecol¨®gico¡±
Uno de los trabajadores de estos campos es Vicent Mart¨ª (60 a?os), premio nacional al mejor productor ecol¨®gico en 2006 y muy conocido por los consumidores, que vienen de la ciudad a comprar cajas de verdura directamente en su casa. Es tambi¨¦n muy conocido por los dem¨¢s agricultores y por el Ayuntamiento de Alboraia, contra el que ha batallado por defender los derechos de la huerta que trabaja. Vive en una alquer¨ªa a pocos kil¨®metros de donde naci¨®: un grupo de casas que siguen habitadas por las mismas familias desde hace m¨¢s de un siglo.
¡°Aqu¨ª viv¨ªamos m¨¢s de 60 personas y todos se dedicaban a la agricultura¡±, explica se?alando al horizonte. Por la zona de Tendetes pasa la transitada carretera CV-311 y los vecinos se quejan de que genera un tr¨¢fico que resulta molesto. La Diputaci¨®n de Valencia pretende ahora ensanchar la carretera y construir un nuevo tramo para solucionar el problema y 80 de estas huertas, que ya se libraron del boom urban¨ªstico, est¨¢n, otra vez, en riesgo de convertirse en asfalto.
El cielo, azul aborregado. La tierra, marr¨®n oscuro. Ladridos de perros. El aire que se respira, fluido. Cebollas tiernas con tallos verdes vigorosos que se mueven con el viento y naranjas maduras que se caen de los ¨¢rboles. ¡°La tierra tambi¨¦n es poes¨ªa¡±, dice Mart¨ª. Dos labradores miran el campo desde el linde con su bicicleta apoyada en un olivo.
La CV311 genera mucho tr¨¢fico en Tendetes y la diputaci¨®n quiere solucionarlo ampliando la carretera
La tierra que pisan, al borde de la carretera, est¨¢ dentro del plan de ampliaci¨®n. ¡°Este olivo lo plant¨® mi bisabuelo, ese limonero y esa higuera, mi abuelo. Todo lo que sabemos nos lo ense?aron ellos¡±, cuenta Vicent Mart¨ª. ¡°?Y ese ¨²ltimo olivo lo plant¨¦ yo!¡±, a?ade Juan Albiach (82 a?os) conocido por todos en la zona como el t¨ªo Juan. Se apoya en un bast¨®n, pero trabaja en esta huerta 12 horas al d¨ªa. ¡°Esto no es para aguantarme, ?es para rascar!¡±, explica coqueto ense?ando la empu?adura del garrote convertida en una min¨²scula azada con la que se pasa el d¨ªa trabajando sin necesitad de agacharse demasiado.
¡°Yo vivo de la tierra. Trabajo ahora igual que cuando ten¨ªa 12 a?os. Lo que pasa es que estoy jubilado y no quieren que trabajemos¡ y yo necesito trabajar. Si no trabajara ?yo qu¨¦ har¨ªa?¡±, se lamenta el t¨ªo Juan. Definido por los dem¨¢s agricultores como un maestro, Vicent Mart¨ª le tiene muy en cuenta: ¡°Es un hombre con mucho conocimiento, se fija mucho en las cosas y es muy inteligente. Tiene su car¨¢cter, porque a veces le dices, ?vete a dar un pase¨ªto! Pero te inspira mucho. Es un t¨¦cnico y adem¨¢s es un humanista¡±.
Cuando voy a Madrid pienso que, si se intensifica la crisis, all¨ª la gente se muere de hambre Vicent Mart¨ª, agricultor
En 2005 el proyecto de traslado hacia el interior del supermercado Alcampo, situado en la zona de la playa de Alboraya, supuso tambi¨¦n un conflicto entre esta huerta y la construcci¨®n. Cinco vecinos, entre ellos Vicent Mart¨ª, fueron detenidos y juzgados por protestar en el pleno del Ayuntamiento con pancartas. Finalmente, no fueron condenados. Ahora se dice que ese supermercado va a cerrar.
Aunque la Diputaci¨®n asegura que el proyecto de ampliar la carretera es solo una idea y que no arrancar¨¢ durante este mandato porque no se dispone de presupuesto, los habitantes de esta tierra no est¨¢n dispuestos a dejarlo avanzar. ¡°Para m¨ª, este lugar significa todo. Aqu¨ª aprend¨ª a andar, a ir en bicicleta¡ Esto es mi vida. Para m¨ª es lo mejor del mundo¡±, cuenta Juan Albiach.
Para Vicent Mart¨ª, adem¨¢s de su modo de vida, esta huerta es el futuro: ¡°Cuando voy a Madrid, me echo las manos a la cabeza. All¨ª, si viene una crisis como se espera que venga, la gente se muere de hambre¡±. Los ecologistas aseguran que esta zona verde perif¨¦rica genera de manera gratuita beneficios ecol¨®gicos a la ciudad y es un espacio por el que muchas urbes europeas pagar¨ªan. Solo el tiempo dir¨¢ si esta huerta acaba convirti¨¦ndose en carretera. Un asfalto sobre el que no crecer¨¢ la hierba.
Jos¨¦ Gimeno
En este momento tiene el huerto lleno de alcachofas. Jos¨¦ cuenta que, de peque?o, iba con su padre a recoger la basura de la ciudad con la que se abonaban los campos. A sus 64 a?os ya se ha visto afectado por dos planes anteriores de construcci¨®n y asegura que se morir¨ªa si le quitan este trozo de campo: ¡°Somos arrieros de la tierra. Nos han parido con el recelito de tener tierra para poder subsistir. Lo hemos mamado. Y si me quitan esto me quitan el sustento con el que mi abuelo cri¨® a dos t¨ªas m¨ªas y a mi padre¡±.
Miquel Mart¨ª
Tiene 56 a?os y es hermano de Vicent Mart¨ª, agricultor y activista por la conservaci¨®n de la huerta de Alboraia. La destrucci¨®n de este espacio tiene para Miquel ¡°unas implicaciones econ¨®micas vitales¡±, porque siendo viverista trabaja en el campo para unos clientes que son tambi¨¦n agricultores. Para ¨¦l, el tema es importante por razones culturales, sociales, pol¨ªticas y agron¨®micas. Tiene un hijo de 14 a?os y una hija de 12 y dice no saber si ellos querr¨¢n dedicarse a la agricultura. ¡°Los agricultores estamos todos en la quiebra¡±.
Salvador Albiach
¡°Los viejos de aqu¨ª nos conoc¨ªamos porque ¨ªbamos al mar a por arena para mezclarla con la tierra¡±, dice este labrador de 77 a?os que sigue viviendo de lo que produce. Es primo de Juan Albiach, el t¨ªo Juan. En primavera plantar¨¢ chufas en un campo que tiene ahora en barbecho. Vive en la alquer¨ªa donde naci¨®, en la zona afectada. Se enfada cuando piensa en la ampliaci¨®n de la carretera y asegura que el tramo actual se ha convertido en la ciudad sin ley porque la polic¨ªa no controla el tr¨¢fico ni a los infractores.
Miguel Mart¨ª
En Tendetes no todo el mundo es reacio a la ampliaci¨®n de la carretera. Hay quien no se opone, como Miguel, pero pide que, si se hace finalmente, la Administraci¨®n pague la expropiaci¨®n. A sus 66 a?os, dice que est¨¢ cansado de sentir que siempre ha tenido el campo bajo amenaza de construcci¨®n. Las cebollas tiernas de su huerta est¨¢n a punto de recogerse. ¡°Ahora estoy jubilado y si no puedo trabajar en el campo porque cometo un delito, pues que me paguen la tierra y me voy a pasearme¡±.
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