Autismo pol¨ªtico
Pere Navarro ha conectado mejor con los ciudadanos que quienes le afean la impertinencia de pedir al Rey que abdique
La segunda gran pitada al Rey Juan Carlos, acompa?ado esta vez por el ministro Jos¨¦ Ignacio Wert, en un acto p¨²blico multitudinario, la final de la Copa de Baloncesto, el d¨ªa 10 en Vitoria, pas¨® desapercibida. La pen¨²ltima bronca, en la final futbol¨ªstica de mayo de 2012, sorprendi¨® y no pudo ser silenciada. Con la segunda, se ha hecho como si nada, como si eso fuera ya lo normal. Pero cuando el primer secretario del PSC, Pere Navarro, plantea que el Rey abdique para que su hijo Felipe pueda dirigir una puesta al d¨ªa de unas instituciones pol¨ªticas obviamente en crisis, se organiza un gran esc¨¢ndalo.
Los aspavientos se enmascararon con aspectos laterales del asunto, convertidos en descalificaciones de Navarro por su impertinencia. ?C¨®mo se atreve a decir estas cosas sin permiso del PSOE? ?C¨®mo se atreve a salir con estas el mismo d¨ªa en que Alfredo P¨¦rez Rubalcaba le daba la r¨¦plica al presidente del Gobierno en el Congreso de los Diputados? ?Es una maniobra de Carme Chac¨®n? Lo que ha ocurrido es que, esta vez, Navarro ha conectado mucho mejor con una gran parte de la ciudadan¨ªa que sus contradictores. Y, desde luego, ha puesto en evidencia el autismo del presidente Mariano Rajoy y el conservador inmovilismo del PSOE en esta materia. El presidente ha intentado colar que en Espa?a hay solo una crisis econ¨®mico-financiera y ha ignorado la otra, la constitucional y pol¨ªtica que, poco a poco, va tomando cuerpo.
La escandalera provocada por Navarro proviene, sin embargo, del fondo del asunto. La idea de que los responsables de ciertos desaguisados deben dejar sus cargos p¨²blicos por una elemental necesidad de higiene pol¨ªtica y de exigencia moral. Si no hay ni higiene ni moral p¨²blicas, lo que se expande es la podredumbre. Y esto vale para todos, de la Familia Real para abajo. Si el Rey debiera abdicar porque a estas alturas solo un gesto de este tipo limpiar¨ªa a la Corona del bald¨®n que le ha ca¨ªdo por los manejos econ¨®mico-pol¨ªticos de su familia con los corruptos gobiernos aut¨®nomos del PP en Baleares y Valencia, por qu¨¦ no tendr¨ªa que dimitir Mariano Rajoy ante la abrumadora andanada que B¨¢rcenas ha lanzado contra la direcci¨®n de partido que dirige, el PP?
M¨¢s todav¨ªa, sin ¨¢nimo de redundancia. ?C¨®mo puede tolerarse que el presidente de Converg¨¨ncia Democr¨¤tica (CDC) y de la Generalitat, Artur Mas, siga negando la financiaci¨®n ilegal de su partido a trav¨¦s de F¨¨lix Millet, tal como Rajoy niega la de B¨¢rcenas? ?C¨®mo puede Josep Antoni Duran Lleida seguir otros 20 a?os al frente del otro partido de CiU, Uni¨® Democr¨¤tica (UDC), incluso cuando ya las sentencias firmes han desmenuzado su tinglado de financiaci¨®n ilegal? ?C¨®mo puede seguir en su cargo Arturo Fern¨¢ndez, el vicepresidente de la patronal espa?ola que paga en negro a sus empleados, no abona la cuota de sus trabajadores a la Seguridad Social y adem¨¢s proclama que ¡°a mucha honra¡±?
Casi todos los partidos menos el PP consideran necesaria una reforma de la Constituci¨®n
El presidente Rajoy fue capaz de pasar de puntillas sobre tales asuntos en el debate parlamentario sobre el estado de la naci¨®n y al hacerlo dio la medida de su estatura pol¨ªtica. Pasar de puntillas es tambi¨¦n lo que hizo respecto a otros dos grandes retos, distintos, aunque relacionados entre s¨ª, surgidos durante el a?o que lleva en el cargo: la reforma de la Constituci¨®n y la demanda de una consulta en Catalu?a sobre su pertenencia al Estado espa?ol.
Casi todos los partidos menos el PP consideran necesaria una reforma de la Constituci¨®n, por diferentes motivos. Entre ellos se cuentan cuatro de los que en 1978 estuvieron en el consenso constitucional, el PSOE, CiU, y los herederos del PCE y el PSUC, Izquierda Unida e Iniciativa Verds. No es el caso del PNV ni de ERC, que tambi¨¦n la reclaman. Ni del partido de Rosa D¨ªez, UPyD, que la persigue con objetivos opuestos. En conjunto, representan una gran mayor¨ªa ciudadana.
Rajoy parece creer que puede no hacerles caso. Lo mismo que a la demanda de una consulta sobre la pertenencia de Catalu?a al Estado espa?ol que ha formulado el Parlamento catal¨¢n. ?C¨®mo puede comprenderse que tal petici¨®n, planteada democr¨¢ticamente por una amplia mayor¨ªa parlamentaria y que afecta nada menos que a la tan cacareada unidad de la naci¨®n espa?ola, quede fuera del principal debate parlamentario anual sobre la pol¨ªtica general del Gobierno, salvo para expresar un despreciativo desd¨¦n? Puro autismo.
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