Una propuesta plausible
Me llam¨® la atenci¨®n la noche del lunes que ninguno de los tertulianos del nuevo (e interesante) programa nocturno del canal 3/24 (titulado 23/24), hiciera ninguna menci¨®n del ganador de las elecciones italianas en la c¨¢mara de diputados, Pier Luigi Bersani. Y, sin embargo, s¨ª se extendieron todo lo que pudieron sobre los otros tambi¨¦n sorprendentes ganadores, Silvio Berlusconi y el nuevo referente de la antipol¨ªtica (o no pol¨ªtica) italiana Beppe Grillo. Eso viene a demostrar c¨®mo los medios de comunicaci¨®n est¨¢n m¨¢s atentos al desagradable espect¨¢culo de la pol¨ªtica, seg¨²n la entienden el d¨²o Berlusconi-Grillo, que de un candidato como Bersani, serio, con a?os en el ejercicio democr¨¢tico y, para acabar de adobarlo, experto en la historia del cristianismo.
Dichos tertulianos se encontraban tan c¨®modos comentando las travesuras antidemocr¨¢ticas de Berlusconi y las salidas de tono de Grillo (entre las que se cuenta el llamado a Al Qaeda para que bombardee no recuerdo bien si el parlamento europeo o toda Europa), que casi parec¨ªa que les ca¨ªan simp¨¢ticos. Del candidato del centro izquierda, ni una palabra.
Las reacciones a la propuesta de que el Rey abdique en su hijo es una muestra de la superficialidad del debate pol¨ªtico
Prueba de lo que digo la encontramos d¨ªa a d¨ªa en el tratamiento de lo que se entiende por actualidad informativa (no me cabe la menor duda de que la actualidad tambi¨¦n puede ser muy formativa).
Los asuntos casi infantiles relacionados con el espionaje de personalidades p¨²blicas, tipos con antifaz, agentes del CNI, floreros-trampas, hicieron que lo m¨¢s interesante y digno de debatirse en los ¨²ltimos 15 d¨ªas, la apelaci¨®n de Pere Navarro a que el rey Juan Carlos abdique en favor de su hijo Felipe, pasara casi sin pena ni gloria, excepto por las iras que levant¨® tanto en las filas de la derecha como de la izquierda. Salvo las sensatas consideraciones de Josep Ramoneda el domingo en Ara y Enric Company ayer en este mismo espacio a no despreciar la propuesta del secretario general de los socialistas de Catalu?a, nadie consider¨® necesario dedicarle dos minutos o dos rayas a la cuesti¨®n. Y, sin embargo, bien valdr¨ªa la pena hacerlo.
Los dirigentes del PSOE se apresuraron a menospreciar a Navarro. Los m¨¢s airados lo acusaron de entorpecer la actuaci¨®n de su secretario general en el debate del estado de la naci¨®n. Personalmente, no voy a acusar a Navarro ni siquiera de inoportuno. El jefe de la oposici¨®n en el congreso de los diputados se entorpeci¨® ¨¦l solito en dicho debate al pedir la dimisi¨®n de Mariano Rajoy, como si ese fuera su mejor argumento (que a lo mejor s¨ª lo era, a juzgar por los resultados del debate) y como si, para redondear su insolvencia, esa apelaci¨®n a la dimisi¨®n no nos recordara el tristemente famoso ?V¨¢yase se?or Gonz¨¢lez! del no menos tristemente famoso expresidente de Gobierno espa?ol Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.
En las interpretaciones que se hicieron de las palabras de Pere Navarro se apreci¨®, como m¨ªnimo, apresuramiento. Tambi¨¦n en algunos casos mala fe. Y, por encima de todo ello, falt¨®, como ya viene siendo habitual, un criterio de la pol¨ªtica entendida no solo como acci¨®n o gesti¨®n del d¨ªa a d¨ªa, sino como reflexi¨®n, como oportunidad de debate constructivo que a la larga nos tiene que beneficiar a todos los ciudadanos independientemente del color ideol¨®gico que vistamos. Pero como estamos atentos solo a los suburbios de la pol¨ªtica, mucho m¨¢s pendientes del ¨²ltimo correo de Urdangar¨ªn o del ¨²ltimo sobre de B¨¢rcenas, indudablemente presuntos desfalcadores del erario p¨²blico, se nos van escapando las ideas o las plausibles hojas de ruta que nos ayuden a salir del marasmo institucional en que estamos metidos, am¨¦n del cada vez mayor empobrecimiento de amplios sectores de la poblaci¨®n.
?Alguien cree que Pere Navarro pidi¨® que el rey abdicara en su hijo solo porque se levant¨® ese d¨ªa con ganas de tocar las narices? ?Y si el pr¨ªncipe Felipe estuviera predispuesto a una modificaci¨®n de la Constituci¨®n y con ello a un cambio del modelo territorial? Si Navarro no tuviera alg¨²n indicio de ello, ?por qu¨¦ habr¨ªa de arriesgarse a hacer una apelaci¨®n de ese calado en el vac¨ªo?
J. Ernesto Ayala-Dip es cr¨ªtico literario.
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