Dinero negro para la audacia
?lex Ferreira bien merece una atenci¨®n que por ahora solo ha prendido en c¨ªrculos noct¨¢mbulos El artista presenta en la Moby Dick su segundo disco, 'El af¨¢n', con entrada libre
La noticia, de entrada, se encontraba en la salida. La f¨®rmula era ocurrente y esas cosas son de agradecer: ?lex Ferreira presentaba en la Moby Dick su segundo disco (El af¨¢n), con entrada libre y la sugerencia de que los asistentes aportasen ¡°la voluntad¡± al finalizar la actuaci¨®n. Claro que no siempre las buenas ideas gozan de ¨¦xito, sobre todo porque no est¨¢n los tiempos para poner tan f¨¢cil el sinpa. En los conciertos previos de Valencia y Barcelona, la media satisfecha por asistente apenas super¨® los dos euros, y nada hace pensar que el balance fuera anoche mucho m¨¢s alentador en el recuento final.
Queda la esperanza de que el invento haya servido como acicate noticioso, porque Ferreira bien merece una atenci¨®n que por ahora solo ha prendido en c¨ªrculos noct¨¢mbulos. Quiz¨¢s porque el dominicano se aparte de toda previsi¨®n con ese cancionero que no tiene un gramo de Caribe pero s¨ª todo el gusto del mundo por la herencia anglosajona, aunque sea en perfecto (e inteligente, y agradecido) castellano. A?adan el encanto del seseo latino y los atractivos se multiplican tanto como el desconcierto y la audacia. Pensemos en la intersecci¨®n entre el Fito P¨¢ez el¨¦ctrico, la vibrante nueva ola brit¨¢nica y el power pop yanqui. Sal, sin ir m¨¢s lejos, tiene ese mismo bajo zumb¨®n y contagioso de My Sharona.
M¨¢s sorpresas: la valiente y brillante versi¨®n de Psycho Killer. La pregunta que se est¨¢n haciendo tiene respuesta afirmativa. En efecto, el de Santo Domingo alcanza las notas altas de aquel delirante estribillo a grito pelado con el que conocimos a David Byrne.
Las letras son algo cr¨ªpticas pero estimulantes, muchas veces a caballo del orgullo y la frustraci¨®n. Menci¨®n especial merece La apuesta, notable medio tiempo con el que se incorpor¨® al escenario Campi, productor de El af¨¢n e integrante destacado en el equipo m¨¦dico habitual de Drexler. Y sobre todo la sorprendente reflexi¨®n desdramatizada sobre la muerte (¡°lo inevitable nunca corre prisa¡±) de Bailando en las orillas, osada y magn¨ªfica con el refuerzo del argentino Martin Br¨¹hn en las percusiones.
Casi al final, ?lex mostr¨® su cajita de lat¨®n y la ofreci¨® al p¨²blico para que cada cual aportase lo que tuviera a bien. ¡°Es para cobrar en b y saltarnos el IVA, que en Francia es del 5,5% y aqu¨ª del 21%¡±, inform¨® razonablemente. Esperemos que nadie lea estas l¨ªneas desde la calle G¨¦nova, porque nos lo pueden fichar como tesorero. Y nos perder¨ªamos un rockero tan inesperado como alentador.
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