Descubierta una mina de oro romana
El yacimiento puede llegar a ocupar 150 hect¨¢reas. Es el primero de estas caracter¨ªsticas que aparece en A Mari?a, entre Foz y Barreiros
Las jornadas micol¨®gicas dan a veces frutos inesperados. Sobre todo cuando el amante de las setas sabe leer los mensajes ocultos bajo los montones de piedras y las formas onduladas del terreno, que no acostumbran ser caprichosas. En A Mari?a coincide que hay varios de estos aficionados al n¨ªscalo y el cantarelo que adem¨¢s son capaces de emocionarse ante un petroglifo, una m¨¢moa o lo que podr¨ªa parecer el parapeto de un castro.
La ¨²ltima vez, en Foz, cesta de mimbre en mano, lo que creyeron toparse dos de estos vecinos de la comarca lucense fue precisamente eso, un parapeto y el consiguiente foso. Pero pas¨® que despu¨¦s de este foso se levantaba otro parapeto, seguido nuevamente de un foso, y de otro parapeto y otro foso. Parec¨ªa una sucesi¨®n eterna. La fortificaci¨®n semejaba excesiva, imposible, y entonces Manuel Miranda, que era precisamente uno de los dos colectores de setas, se llev¨® la duda a casa tras la excursi¨®n. Y no se le ocurri¨® mejor cosa, a quien tambi¨¦n ejerce de portavoz del colectivo Mari?apatrimonio, que empezar a despejar su intriga repasando la toponimia de la zona.
Rego Grande, Pozo Mouro, Quebradoiro, Cal, Furada, Piego, Meixador, por la banda de Foz. Lagoa, Covas y Carral, ya al otro lado del l¨ªmite municipal, en el ayuntamiento de Barreiros. ¡°Nos dimos cuenta de que muchas de estas palabras hac¨ªan referencia al agua, a las conducciones, a los pozos, y que eso ten¨ªa que indicar algo¡±, explica Miranda. ¡°Cal es canal; Piego es pi¨¦lago, que en castellano tiene tambi¨¦n la acepci¨®n de estanque; Meixador es, seg¨²n algunos estudiosos de la toponimia, un lugar por donde se vierte agua; Carral es, entre otras cosas, un lugar con surcos que recuerdan el rastro de las ruedas de los carros¡±.
Los miembros de Mari?apatrimonio, un grupo que en el ¨²ltimo lustro ha informado a la Xunta de numerosos hallazgos arqueol¨®gicos que nadie antes hab¨ªa identificado, comprobaron que aquella extra?a estructura de fosos y parapetos encontrada en el lugar de A Espi?eira (Foz) ten¨ªa su continuidad en la vecina zona de As Covas, al borde de la r¨ªa, en Barreiros. Y descubrieron otros signos, como unos mont¨ªculos de cantos rodados que bien pod¨ªan ser murias, las escombreras que dejaban a su paso los romanos despu¨¦s de explotar una mina. Las fotos a¨¦reas que consultaron en Internet no ayudaban mucho. La zona est¨¢ repoblada con pinos y eucaliptos que apenas dejan ver el suelo desde el cielo. Hasta que, buscando con paciencia, se toparon con im¨¢genes en blanco y negro, del a?o 56. Ah¨ª la vegetaci¨®n todav¨ªa no hab¨ªa crecido, y el terreno aparec¨ªa dibujado de surcos que desembocaban en otros canales m¨¢s grandes, ladera abajo.
Por entonces, y ya con la sospecha de que aquello se trataba de una mina, hab¨ªan telefoneado al arque¨®logo Santiago Ferrer, uno de los mayores expertos gallegos en yacimientos romanos, que dirige en Bande la excavaci¨®n del campamento militar de Aquis Querquennis siempre que lo permite el nivel de las aguas (las ruinas duermen buena parte del a?o sumergidas en el embalse de As Conchas). Seg¨²n Miranda, cuando le enviaron la vieja foto a¨¦rea, la respuesta de Ferrer fue rotunda. No cab¨ªa duda de que se trataba de una mina de oro romana, con canales, balsas y dep¨®sitos para el lavado y la decantaci¨®n del mineral. Nadie antes hab¨ªa sospechado que en A Mari?a se hubiese extra¨ªdo oro. Es la primera mina que aparece, y seg¨²n Mari?apatrimonio, a juzgar por las estampas a¨¦reas, podr¨ªa alcanzar unas dimensiones enormes: 150 hect¨¢reas de terreno repartidas entre Foz (50 hect¨¢reas) y Barreiros (unas 100). Efectivamente, si as¨ª fuese, se tratar¨ªa del aur¨ªfero romano m¨¢s grande de Galicia, y el ¨²nico conocido que lavar¨ªa el metal precioso no en direcci¨®n a un r¨ªo, sino a una r¨ªa.
Pero el arque¨®logo, que visit¨® el lugar con miembros de Mari?apatrimonio y el alcalde de Foz, es cauteloso. Seg¨²n ¨¦l, lo que de momento se puede decir de este yacimiento es que se encuentra en buen estado de conservaci¨®n y que es ¡°novedoso¡±, porque ¡°nadie imaginaba que pudiera existir¡±. Miranda a?ade que esta mina, ¡°una obra de ingenier¨ªa bestial¡±, podr¨ªa explicar la abundancia de castros en la zona. Alrededor hay registrados 20 asentamientos que pudieron haber surgido para alimentar de mano de obra el fil¨®n. Se supone que los t¨¦cnicos que dirigieron la construcci¨®n del complejo sistema de canales y compuertas eran ingenieros de la Legio VII Gemina, es decir, de Le¨®n. La mina era propiedad de Roma, y los pobladores castrexos pagaban los impuestos al Imperio con su trabajo y las pepitas de oro que con ¨¦l obten¨ªan.
La actividad pudo llegar a extenderse, como en el resto de las minas romanas, del siglo I al III. ¡°Entonces, todas se abandonaron¡±, ilustra Santiago Ferrer. ¡°Se cree que en alg¨²n momento se dio una fluctuaci¨®n en el precio del mineral. Baj¨® mucho y ya no interesaba... No, no fue porque se acabase el oro. El oro todav¨ªa sigue estando¡±.
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