Inmensa Butterfly

Madama Butterfly, quiz¨¢ el Puccini m¨¢s popular, es una ¨®pera monoplaza con un ¨²nico y gran personaje, Cio-Cio-San, que tiene que ser servido vocalmente por una primer¨ªsima soprano que tiene que sabe plasmar, adem¨¢s, en la voz y en el gesto, la evoluci¨®n dram¨¢tica del personaje: ni?a en el primer acto, mujer fuerte que se enfrenta sola al mundo en el segundo y gran figura tr¨¢gica, se?ora de su destino, en el ¨²ltimo. Todo lo dem¨¢s es accesorio.

Con la soprano china Hui He hubo gran, inmensa Cio-Cio-San en el escenario del Liceo y, por ello, hubo, una vez m¨¢s, triunfo sonoro, redondo de Madama Butterfly, un t¨ªtulo incombustible que abarrota teatros y salva presupuestos.

Hui He, que lleva diez a?os haciendo este personaje en los principales teatros de ¨®pera, le tiene tomadas las medidas a la desdichada geisha. En el primer acto tiene que controlar un poco la voz para que no le crezca el personaje antes de hora, pero en el segundo y especialmente en el tercero est¨¢ soberbia de potencia y de belleza vocal y dominadora de todos los recursos expresivos.

Pinkerton es un papel que no gusta a los tenores, da m¨¢s trabajo musical del que parece pero luce poco y, adem¨¢s, el personaje, un sinverg¨¹enza redomado, es tan cretino e inconsistente dram¨¢ticamente que roza el rid¨ªculo. Para cantar Pinkerton no hace falta un gran tenor, con un buen tenor basta; pero el Liceo, tirando la casa por la ventana, contrat¨® a un grand¨ªsimo tenor, Roberto Alagna, que, adem¨¢s, est¨¢ en un momento vocal precioso. Si no hubiera sido porque el personaje no lo permite, Alagna habr¨ªa igualado el triunfo de Hui He. Cant¨® con arrojo y poder y dram¨¢ticamente elev¨® con sabidur¨ªa el papel a una de las formas m¨¢s abyectas del sinverg¨¹enza: el guaperas seductor.

Sharpless y Suzuki, dos personajes ingratos que tambi¨¦n dan mucho trabajo musical y esc¨¦nico y cunden poco, fueron muy bien interpretados por la mezzo Jossie P¨¦rez y el bar¨ªtono Giovanni Meoni.

La producci¨®n, coproducida con el Covent Garden londinense, con direcci¨®n esc¨¦nica de Moshe Leiser y PatriceCaurier, era la misma que ya se vio en el Liceo en 2006: una producci¨®n convencional pero eficaz, respetuosa pero sin chispa. Exteriormente gris y sosona, pero sin nada que estorbara el gran drama central. Una producci¨®n esencial que parec¨ªa comprada en Ikea.

En el podio orquestal se cont¨® Jos¨¦ Miguel P¨¦rez-Sierra, debutante en el Liceo. Fraseo siempre con gusto y, m¨¢s en la segunda parte que en la primera, obtuvo del conjunto un sonido de buena calidad y con expresividad genuinamente pucciniana, intensa, c¨¢lida y con un punto de arrebato.