Alternativas a perder un ojo
No tiene sentido buscar alternativas a las pelotas de goma cuando el problema es que se utilizan en escenarios para los que no fueron dise?adas y en casos en los que no mejoran la seguridad
El caso Ester Quintana,la mujer que perdi¨® un ojo al ser golpeada en la manifestaci¨®n de la huelga del 14-N por un objeto no identificado, ha dado un vuelco esta semana al imputar el juez a dos agentes de la brigada m¨®vil de los Mossos d¡¯Esquadra, los conocidos antidisturbios. La lesi¨®n es, seg¨²n el auto judicial, ¡°compatible¡± con el impacto de una bala de goma.
?En relaci¨®n con este mismo caso, en breve debe abrirse la comisi¨®n parlamentaria que estudiar¨¢ la posibilidad de eliminar las pelotas de goma del repertorio armament¨ªstico de la polic¨ªa catalana. El Departamento de Interior, sin embargo, ya ha advertido que las cartas del debate est¨¢n marcadas: en ning¨²n caso se aceptar¨¢ que los mossos tengan que renunciar a las pelotas de goma sin que se autorice el uso de alternativas. Hay ya dos posibilidades sobre la mesa: gases lacrim¨®genos o tanques de agua a presi¨®n.
Limitar las posibilidades del debate antes de que empiece no es balad¨ª. Centrando la discusi¨®n en el proyectil y las alternativas se consigue dejar en segundo plano el necesario debate sobre c¨®mo abordar el orden p¨²blico en democracia, c¨®mo desescalar las situaciones de conflicto y c¨®mo proteger de forma adecuada los derechos que colisionan en el espacio p¨²blico.
Porque el problema del caso Ester Quintana no son las balas de goma, sino el uso desproporcionado e inadecuado que de ellas hacen los antidisturbios. Lo que requiere alternativas no es el repertorio de armas de los mossos, sino el dise?o t¨¢ctico de las intervenciones policiales y el ajuste del repertorio armament¨ªstico al riesgo real y sus caracter¨ªsticas.
Las pelotas de goma son proyectiles dise?ados para la dispersi¨®n de grandes masas de personas que suponen un riesgo para la seguridad ciudadana. Las balas de goma, igual que los gases lacrim¨®genos y los tanques de agua, pueden ser una herramienta adecuada en los casos en los que una multitud descontrolada intente asaltar un edificio o un dispositivo policial, por ejemplo. Que un arma de este tipo se utilice en manifestaciones pac¨ªficas en las que no se producen incidentes, o estos est¨¢n protagonizados por solo unos individuos concretos, y no por la masa en general, desaf¨ªa todos los principios de la gesti¨®n del orden p¨²blico y la proporcionalidad. ?Qu¨¦ sentido tiene buscar alternativas a las pelotas de goma cuando el problema es que estas se utilizan en escenarios para los que no fueron dise?adas y en casos en los que no contribuyen a mejorar la seguridad, sino a escalar la confrontaci¨®n? Si alguien mata moscas a ca?onazos, ?el problema es la munici¨®n del ca?¨®n?
En Reino Unido, por ejemplo, en agosto de 2011 la polic¨ªa estuvo a punto de utilizar pelotas de goma para atajar las revueltas que llevaron al incendio y saqueo de cientos de tiendas y edificios en diferentes ciudades del pa¨ªs. A pesar de contar con la autorizaci¨®n para ello, los mandos de la polic¨ªa decidieron no utilizarlas. En algunos municipios, los jefes policiales declararon que consideraron que su uso era in¨²til en un escenario de actuaci¨®n de peque?os grupos descontrolados, y que pod¨ªan empeorar la situaci¨®n.
Adecuar el despliegue t¨¢ctico al diagn¨®stico del problema que se quiere atajar es la clave de la actuaci¨®n policial. Y buscar soluciones a problemas reales y definidos es la clave del dise?o de buenas pol¨ªticas p¨²blicas. La comisi¨®n parlamentaria nos brinda la posibilidad de debatir de verdad qu¨¦ orden p¨²blico queremos y para qu¨¦ sociedad. Dedicar ese espacio a hablar de si sustituimos las balas de goma por gases lacrim¨®genos o tanques de agua es, nunca mejor dicho, una pobre alternativa.
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