Delicioso (re)encuentro
Afterplay, una pieza muy chejoviana incluso con sus giros en el desarrollo
Hay personajes secundarios que llegan a tener suficiente entidad por ellos mismos como para formar parte de la nebulosa que nos sigue una vez ha finalizado una obra que nos gusta. Quedan ah¨ª, como flotando, y pienso ahora, tras ver Afterplay, que puede que lo que hagan sea reclamar nuestra atenci¨®n. Ch¨¦jov tiene varios personajes de este tipo. El relieve de los que Brian Friel recuper¨® en 2002 en esta obrita deliciosa que nos ocupa es tan incuestionable que sorprende que nadie se haya fijado en ellos antes. Se trata de Sonia, la sobrina del Tio Vania, y Andrei, el hermano de Las tres hermanas, dos seres con tanto en com¨²n que parecen hechos para encontrarse un d¨ªa m¨¢s all¨¢ de sus respectivas tramas y, como m¨ªnimo, llevarse bien.
Sonia, la hija del profesor Serebriakov de su primer matrimonio, se ha pasado la vida trabajando sin descanso junto a su t¨ªo al frente de la finca en la que tiene lugar la acci¨®n de T¨ªo Vania, y es la que cierra la obra mientras vuelve de nuevo a las facturas y los libros de cuentas abandonados durante la pieza. ¡°?Hay que vivir!¡±, exclama, y ¡°?Descansaremos!¡±. Pobre Sonia. Enamorada del doctor Astrov sin ser correspondida, encuentra sin embargo la fuerza para seguir adelante. Por otro lado, Andrei, el hermano de Olga, Masha e Irina, las tres hermanas que sue?an con volver a Mosc¨², se deja llevar por Natasha, con la que se casa y, por su causa, acaba destruyendo el sue?o de sus hermanas. Desaparece de la obra a mitad del cuarto acto.
AFTERPLAY
De Brian Friel. Traducci¨®n: Jordi Fit¨¦. Direcci¨®n: Imma Colomer. Int¨¦rpretes: Fina Rius, Pep Ferrer. Espacio esc¨¦nico: Enric Planas, Imma Colomer. Iluminaci¨®n: Enric Planas. Sonido: Damien Bazin. Sala Atrium. Barcelona, hasta el 28 de abril.
Brian Friel, dramaturgo influenciado por Ch¨¦jov, conocedor de Las tres hermanas y T¨ªo Vania como traductor y adaptador respectivamente, rescata a Sonia y a Andrei de sus peque?os mundos y les da una segunda oportunidad, consciente, sin embargo, de que no son suyos: hace que coincidan en un caf¨¦ de Mosc¨² 20 a?os despu¨¦s del final de sus obras.
La primera escena, con Sonia sentada en una mesa llena de papeles, enlaza con el final de Las tres hermanas, un poco como si no hubiera pasado el tiempo. Y no adelanto nada m¨¢s sobre Afterplay, una pieza muy chejoviana incluso con sus giros en el desarrollo. Imma Colomer, directora del montaje, consigue que esa corriente submarina que siempre recorre el teatro del autor ruso fluya tranquilamente, a su ritmo, y que los int¨¦rpretes, perfectos los dos (Fina Rius y Pep Ferrer), m¨¢s que contarnos su historia, nos dejen observar c¨®mo la viven.
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