Feroz autorretrato con familia

La labor de la sala DT de la Calle de la Reina no est¨¢ suficientemente reconocida ni situada. No ser¨ªa justo ni serio hablar de una danza-teatro marginal pues precisamente, lo que muy conscientemente este espacio intenta, es sacar de cualquier encasillamiento f¨¢cil a artistas, grupos, montajes y propuestas que en otro sitio s¨ª ya les habr¨ªan colgado el sambenito de raros o fuera de circuito. Quiz¨¢s no hemos aprendido la suficiente frustraci¨®n aplaudiendo lo convencional, o lo que un sector tan bienpensante de la profesi¨®n denomina ¡°producto de ¨¦xito¡±. Y es por eso que a veces de DT se salga motivado, en la idea de que al menos algunos creadores de ¨²ltima generaci¨®n no est¨¢n tan perdidos ni tan pose¨ªdos por la selva neomoderna.

El trabajo del malague?o Cristian L¨®pez al alim¨®n con David Guerra plantea una organizaci¨®n muy precisa e intencionada. La obra empieza en la cava del teatro, con una exposici¨®n de pinturas propias de L¨®pez, a veces naif y otras muy gestuales (est¨¢ bien que pinte y lo archive: nunca se sabe); tambi¨¦n cuelgan de los ¨¢speros muros de ladrillo visto a la piqueta fotograf¨ªas de Luiscar Cuevas que anticipan el discurso: el cuerpo es camino. Hay m¨²sica y es envolvente. Entonces los progenitores reales del bailar¨ªn ocupan el centro de la nave, y ritualmente, se desnudan hasta abrazarse. Van dejando en el suelo sus prendas como se?ales mudas o una instalaci¨®n complementaria, un recordatorio de por d¨®nde desandar a la vestidura o una huella inevitable.

Luego, ya arriba en el teatro, el artista en pijama se manifiesta en una tiniebla figurada sobre una banda sonora compuesta, sin demasiado hilo, jugando al collage de electr¨®nica. Aun con sus limitaciones expresivas y t¨¦cnicas, Cristian respira sinceridad, hay en ¨¦l una constante y lenta b¨²squeda espacial, un asidero que informa al propio material de danza, cuando se le puede llamar as¨ª. Es un feroz autorretrato con familia, donde un v¨ªdeo de viejas pel¨ªculas familiares evoca la ni?ez, la adolescencia y un emborronado de recuerdos. Nada de eso existe m¨¢s que en la memoria; su utilidad es tan silenciosa como parcial en las aventuras del adulto.

Al final, el int¨¦rprete repite en sentido inverso ese acto de desnudarse en l¨ªnea recta, pero no lo espera un abrazo acogedor sino el oscuro y la nada.

OUTSIDE. Compa?¨ªa Kukuk Danza. Coreograf¨ªa, pinturas y baile: Cristian L¨®pez; luces, edici¨®n musical y v¨ªdeo: David Guerra; vestuario: Lucrecia Mart¨ªnez. DT Espacio Esc¨¦nico. Hasta el 6 de abril.