Pareci¨® mentira
El Petit toca todo su nuevo disco y las canciones casi en orden
En la guarder¨ªa La Seta Feliz no hay maestras aburridas, sino un chaval con barba que tiene la voz como los ni?os que cuida. No hay tampoco historias tristes de cr¨ªos malcriados, ni sirenitas abobadas, perros tontorrones y dibujillos blandos de Walt Disney, sino canciones coloreadas y juegos de palabras que no sabes si te hablan del n¨²mero ocho o del vac¨ªo ¡ªvuit/buit¡ª. Hay una campana que est¨¢ all¨ª porque es bonita, nada m¨¢s por eso, y de los padres, esos seres siempre ansiosos que llegan tarde sistem¨¢ticamente no se sabe d¨®nde, no hay noticias. En la guarder¨ªa La Seta Silvestre, ?o era Feliz?, solo se juega y se canta. Parece un par¨¦ntesis de la vida. Parece mentira.
EL PETIT DE CAL ERIL
Sala Beckett
4 de abril de 2013
Esto es un concierto de El Petit de Cal Eril, en concreto as¨ª fue el primero de los cuatro en los que presenta su ¨²ltimo trabajo, La figura del buit. Si los viejos artistas se quitan el polvo para volver a tocar a?ejos discos que solo permanecen en la memoria de sus apolillados seguidores, El Petit toca todo su nuevo disco y las canciones casi en el mismo orden. Y entonces se repara, a¨²n m¨¢s, en que Joan Pons, el Petit barbudo, tiene traza para enhebrar una tras otra melod¨ªas maravillosas por su aparente sencillez, tanta que hace casi innecesarios los estribillos, pues las canciones comienzan, crecen y se despiden reiterando la misma melod¨ªa. Y no cansa. Parece mentira.<NO1>Y entre juegos de palabras, letras que se asombran de la vida misma, mirada con ingenua lucidez, pasaron las 17 piezas de su nuevo y encantador disco. Que s¨ª, que suena a antiguo, -?porqu¨¦ hay que descubrir la p¨®lvora cada tres minutos?-, a fuego en la cocina, a le?a y leche, a pop, a psicodelia, a soul, a folk, a pan, a canciones de siempre tocadas sin extraordinaria traza pero con intenci¨®n, a cosas sencillas que no apelan como si quien las escuchase fuese idiota o necesitase un manual de uso para armar su sentido, sino como si fuese eso en lo que se convirtieron los espectadores: ni?os felices en una guarder¨ªa sin m¨¢s norma que el juego. Parece mentira.
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