Chema Madoz, ¡®fotopoeta¡¯
El artista expone en La Pedrera sus im¨¢genes a partir de los sutiles objetos que crea
La llama de una cerilla que en realidad son nudos de una madera, un arco rom¨¢nico formado por libros, una hoja impresa con letras mecanografiadas, una diana de dardos cuyo fondo es uno de los hemisferios repleto de estrellas, la soga de una horca formada por perlas, un podio ol¨ªmpico de cubitos de hielo que comienzan a derretirse o una jaula que encierra una nube blanca. Los objetos que fotograf¨ªa Chema Madoz (Madrid, 1958) no son lo que parecen a primera vista.
¡°Hasta los a?os noventa fotografi¨¦ figuras humanas, pero me di cuenta que no participaban en la imagen, que no cuentan nada de lo que esconden. Por eso me pas¨¦ a los objetos¡±. Madoz, uno de los fot¨®grafos contempor¨¢neos espa?oles m¨¢s destacados (Premio Nacional de Fotograf¨ªa en 2000), no hace retratos, ni reportajes. Llleva m¨¢s de dos d¨¦cadas creando met¨¢foras combinando objetos en composiciones sorprendentes, po¨¦ticas, ¨ªntimas, ir¨®nicas y filos¨®ficas. Setenta de estas im¨¢genes, aut¨¦nticos gui?os, que ilustran su trayectoria desde la d¨¦cada de los a?os 80 hasta la actualidad pueden verse en La Pedrera de Barcelona en Ars combinatoria, una exposici¨®n que se podr¨¢ ver hasta finales de julio.
Poeta visual y artista conceptual, el encuentro con el poeta Joan Brossa parec¨ªa inevitable
Su estudio de Galapagar, en la sierra de Guadarrama, reproducido en una enorme fotograf¨ªa que recibe al visitante, aparece lleno de objetos: huesos, zapatos, libros antiguos, jaulas, relojes, botellas, espejos, pero tambi¨¦n ramas de ¨¢rbol, hojas secas o piedras, que aparen en sus im¨¢genes. Luminoso y limpio parece uno de sus trabajos los que no hay nada superfluo y en lo que importa es la segunda lectura m¨¢s all¨¢ de la primera impresi¨®n.
Poeta visual y artista conceptual, el encuentro con el poeta Joan Brossa parec¨ªa inevitable. ¡°Fue en 1995 en el taller de un amigo y pronto quiso que trabaj¨¢ramos juntos. Escribi¨® los poemas a partir de doce im¨¢genes m¨ªas¡±, asegura con cierto pudor.
La exposici¨®n brinda la oportunidad de ver los objetos-poemas, puros brossas, que el propio Madoz realiza antes de fotografiarlos tras comprobar lo dif¨ªcil de entender sus encargos: un guante de piel monedero, un sobre que contiene en su interior un mapa, un libro-buz¨®n de cartas y un cuello de camisa-partitura.
Sus im¨¢genes no tienen t¨ªtulo que descubra algunas de las intenciones del autor: ¡°Creo que corta las alas a las im¨¢genes, prefiero dejarlas abiertas, sin demasiada informaci¨®n¡±, explica Madoz junto a una on¨ªrica fotograf¨ªa de una escalera apoyada en una ventana, en realidad un espejo que parece estar esperando a que Alicia cruce desde el otro lado.
¡°Sus obras, sin hacer una clara cr¨ªtica social, sin hace alusiones a la codicia, a las drogas o a la fragilidad del ser humano¡±, asegura la comisaria Oliva Maria Rubio. Lo vemos en sus relojes o en el frasco de perfume acabado en una jeringuilla, que tiene mucho de rascacielos como el Empire State de Nueva York.
El mundo de Madoz es en blanco y negro, fruto de su trabajo anal¨®gico que sigue realizando con su vieja?Hasselblad que compr¨®, de segunda mano, hace 25 a?os. ¡°No necesito trabajar en digital, mis im¨¢genes son un reflejo de la realidad¡±, asegura.
La exposici¨®n es la primera que organiza Fundaci¨® Catalunya-La Pedrera tras la transformaci¨®n de la obra social de la Caixa d¡¯Estalvis de Catalunya, Tarragona y Manresa. Desde el 1 de enero, la nueva entidad cuenta con un presupuesto anual de 24 millones de euros, 16 de los cuales provienen de las entradas de los miles de turistas que cada d¨ªa visitan La Pedrera, el buque insignia que cre¨® hace cien a?os Gaud¨ª.
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