Los duendes sueltos
La gala organizada por A¨ªda G¨®mez en el Teatro Mira llena la sala acompa?ada de alg¨²n traspi¨¦
La gala de danza espa?ola que organiz¨® la bailarina y core¨®grafa A¨ªda G¨®mez en el Teatro Mira de Pozuelo (donde es residente con su propia compa?¨ªa) fue una noche con duendes de diverso tipo. El teatro se llen¨®, y como a veces pasa en el teatro, hubo algunos accidentes de ocasi¨®n y otros peque?os desajustes que sin embargo no demeritan en absoluto el alto nivel de los artistas y lo positivo de esta iniciativa, que como relat¨® la directora, es un primer experimento que se repetir¨¢ varias veces al a?o variando la oferta de los estilos de baile y ampliando la n¨®mina de participantes. Es un tipo de espect¨¢culos del que est¨¢ necesitada la escena madrile?a.
Con una idea precisa de dar una visi¨®n abierta, prism¨¢tica y actual, G¨®mez convoc¨® no solo a estrellas nuevas y maduras del tac¨®n y la bata de cola, sino a otros core¨®grafos y bailarines del ballet contempor¨¢neo. Es el caso de Francisco Lorenzo (cuya pieza Andante affettuoso fue bailada por Biosca y Vidal) y de Gentian Doda (en este caso, el solo A NA fue interpretado por Riazuelo); todos estos nombres provienen del sector m¨¢s inquieto y renovador de la Compa?¨ªa Nacional de Danza, y del que no se avizora un futuro preciso. La pieza de Lorenzo es un muy r¨ªtmico paso a dos donde la pulsaci¨®n de la segunda secci¨®n de una sonata para piano y viol¨ªn de Morton Feldman (Nueva York, 1926-1987) evidencia esa ¡°febril abstracci¨®n¡± influenciada por Cage y que da, si se quiere, las pautas de la coreograf¨ªa.
GALA DE DANZA ESPA?OLA
Direcci¨®n A¨ªda G¨®mez. Con Jos¨¦ Merino, Elisabet Biosca, Lucio Vidal, Christian Lozano, Susana Riazuelo, Eduardo Guerrero, Elena Cerro, Sergio Bernal y Tamara L¨®pez. Teatro Mira, Pozuelo. 6 de abril.
El solo de Doda es un mon¨®logo ¨ªntimo y tratado en un interior oscuro; la bailarina evoca o espera en una disposici¨®n espacial que la lleva, con Schubert como transporte, a los extremos del escenario, al contenido abisal, como una sugerencia l¨ªrica de hilos invisibles.
El bailar¨ªn Jos¨¦ Merino abri¨® la gala con?Lapso, un solo de flamenco moderno donde este artista, siempre entregado, busca un relato propio y circular. Tambi¨¦n estuvieron los solos de Christian Lozano en?Asturias (Alb¨¦niz) siendo la vez quien mejor y m¨¢s personalmente ha hecho esta obra propia, y Eduardo Rivero ofreci¨® dos muestras de su particular¨ªsimo arte: siempre hondo y racial pero a loa vez virtuoso; en lenguaje coloquial, fue que se llev¨® el gato al agua sin discusi¨®n ni rifa. En?Sole¨¢ de mis pesares se hizo acompa?ar del cante de terciopelo de Fernando Soto, voz de un color tan especial como propio para acompa?ar la danza; la intensidad iba en proporci¨®n a la duraci¨®n de la pieza.
Elena Cerro mostr¨® su t¨¦cnica precisa y en estilo en el?Fandango de Candil (Dur¨¢n/Mariemma) y Tamara L¨®pez dej¨® en la retina del espectador su estampa pl¨¢stica, una belleza muy cl¨¢sica y arm¨®nica como La Molinera o en las ¡°Alegr¨ªas¡± finales, donde hizo vela y dibujo con el floreado mant¨®n.
Se esperaba con mucha expectaci¨®n a Sergio Bernal, actualmente solista del Ballet Nacional de Espa?a y figura en claro ascenso. Primero hizo una versi¨®n del?Anhelo de A¨ªda G¨®mez sobre m¨²sica de Juan Parrilla, donde mostr¨® su l¨ªnea y su pericia t¨¦cnica, casta?uelas incluidas. Despu¨¦s vino el momento dif¨ªcil, pues en su Farruca de El sombrero de tres picos, que habitualmente borda, se le raj¨® el pantal¨®n desde los m¨¢rgenes del Tajo hasta el final de la pernera. El chico sigui¨® mientras pudo con temple, pero aquello lo descentr¨® y desluci¨® su actuaci¨®n. Dicen que son los duendes del teatro, a veces aportando magia y otras haciendo de las suyas.
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