?xitos encadenados

A falta de repertorio nuevo, buena cosa es reinventar el antiguo. Sidonie ya le hab¨ªa exprimido casi todo el jugo a El fluido Garc¨ªa¡¯(2011), tambi¨¦n en Madrid, as¨ª que anoche nos regalaron un colosal divertimento en un Teatro Lara muy proclive a la seducci¨®n. El concierto ten¨ªa poco de ac¨²stico y nada de sosegado, pero el tr¨ªo barcelon¨¦s lo abord¨® relajad¨ªsimo, a sus anchas, alardeando de buen humor sin rebajar por ello un cent¨ªmetro el list¨®n de la exigencia. Fueron breves, directos, contagiosos. Y hasta did¨¢cticos, en algunas socarronas introducciones de su cantante, poco veros¨ªmil solo cuando se lament¨® de su prolongada sequ¨ªa en materia sexual.

Hay que llevar muchas horas de escenario para salir con zapatos carmes¨ª y americana a rayas y no parecer rid¨ªculo, sino pint¨®n. Pero as¨ª es Marc Ros, avasallador incluso cuando se le subleva el cable de la guitarra. Le sucedi¨® con Giraluna, solito en escena, y lejos de incomodar a la platea se gan¨® un piropo femenino: ¡°?Vaya voz tienes!¡±. A partir de ah¨ª, el paseo fue triunfal. Sidonie se regode¨® con sus discos presentes y pret¨¦ritos, en una exhibici¨®n de poder¨ªo: Un d¨ªa m¨¢s en la vida es la canci¨®n que ganar¨ªa un festival de Eurovisi¨®n sin cuota de horteras, Bajo un cielo azul acredita ecos a ?Crosby, Stills & Nash!, A mil a?os luz reverdece la fascinaci¨®n infantil por los ovnis y la inici¨¢tica Sidonie goes to Varanasi atrapa el viejo encanto lis¨¦rgico del sitar.

Parec¨ªa que escuch¨¢semos una de esas emisoras de ¨¦xitos encadenados, solo que con los derechos de autor concentrados en solo tres apellidos. Y ni siquiera: el tr¨ªo (cuarteto, con la elegante guitarra de David T. Ginzo) se atrevi¨® con versiones de Dylan, Marc Bolan y MGMT, ese Kids que ellos han convertido en Ni?os, un absoluto himno de euforia.