Sin ahorro no hay inversi¨®n
Numerosos libros de texto de macroeconom¨ªa recogen la evidencia de que pa¨ªses con abundantes recursos naturales suelen tener tasas de crecimiento por debajo de las que experimentan aquellos con menor cantidad de estos activos. Es lo que los economistas denominamos ¡°la maldici¨®n de los recursos naturales¡±, tambi¨¦n conocida como la ¡°enfermedad holandesa¡±.
Las explicaciones que dan cuenta del por qu¨¦ se produce este fen¨®meno est¨¢n relacionadas con los efectos que la explotaci¨®n de los recursos naturales de un pa¨ªs generan sobre su tipo de cambio, sobre la competitividad o sobre su grado de industrializaci¨®n. Otro argumento habitual es el que afirma que los pa¨ªses ricos en recursos no acaban de dise?ar programas de crecimiento sostenibles.
Viene esto a cuento porque, en el caso de muchas comunidades aut¨®nomas espa?olas, la disponibilidad de tierra y la posibilidad de construir en ella han constituido el recurso natural cuya excesiva explotaci¨®n ha acarreado una maldici¨®n en forma de burbuja inmobiliaria.
En la CAV nos libramos inicialmente de los fuertes efectos perversos de la crisis porque no dispon¨ªamos del recurso tierra en tanta abundancia. La prolongaci¨®n en el tiempo de los malos resultados econ¨®micos acab¨® por hacernos mella y en la actualidad precisamos resurgir de tanta destrucci¨®n de actividad, de empleo y de riqueza contando con muchas de las fuerzas de las que siempre hemos dispuesto, entre ellas el ahorro familiar y su canalizaci¨®n eficaz hacia la inversi¨®n productiva.
En los a?os 80, y por encargo de la Federaci¨®n de Cajas de Ahorros Vasco-Navarras (FCVN), varios investigadores del Instituto de Econom¨ªa P¨²blica (IEP) estudiamos lo que acontec¨ªa con el ahorro agregado que hab¨ªa descendido llamativamente ¡ªpr¨¢cticamente a la mitad¡ª en el Pa¨ªs Vasco entre 1972 y 1980, tendencia que se mantuvo en el trienio 80-83.
El gran responsable de este descenso era el colapso en el ahorro familiar, que representaba en torno al 40% del ahorro total. Las familias vascas en aquellos a?os decidieron ahorrar una proporci¨®n inferior a su renta, y la FCVN, consciente de que la evoluci¨®n del ahorro ten¨ªa una importancia vital para la salida de la crisis, quiso profundizar en el an¨¢lisis de los determinantes del ahorro familiar, con la idea de que este conocimiento pudiera ser utilizado para dise?ar una pol¨ªtica p¨²blica de fomento del ahorro.
Tambi¨¦n ahora el ahorro familiar est¨¢ en horas bajas. Este ¨²ltimo a?o ha disminuido en Euskadi. El desplome de las rentas salariales y la destrucci¨®n de empleo soportado hacen que vivamos con una restricci¨®n presupuestaria m¨¢s exigente, lo que ha hecho que disminuyan tanto el consumo como el ahorro.
Pero no se trata solo de datos y de evidencias acerca de la menor propensi¨®n al ahorro de las familias. Se trata de recordar que el inter¨¦s por el ahorro como factor de crecimiento parece haber desaparecido de los argumentos utilizados cuando se habla de recuperaci¨®n. Y se trata de resaltar que en lugar de analizar qu¨¦ se puede hacer para fomentar el ahorro familiar, lo que estamos observando es muy poco respeto hacia esta magnitud macroecon¨®mica.
Poner en cuesti¨®n la seguridad de los dep¨®sitos ¡ªrecuerden lo vivido en torno a Chipre¡ª, hablar de gravar, aunque sea a tipos peque?os, los dep¨®sitos de los ahorradores en los bancos o impulsar la utilizaci¨®n de instrumentos como el impuesto sobre el patrimonio sin un cuidado extremo en su aplicaci¨®n no es algo que en los a?os ochenta estuviera en la agenda.
Evidentemente, los hechos econ¨®micos son ahora m¨¢s tercos y su explicaci¨®n requiere de m¨¢s variables. A¨²n as¨ª, para promover la inversi¨®n en las actividades que nos ayudaran a crecer en producci¨®n, renta y empleo el ahorro familiar sigue siendo imprescindible.
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