Los ¡®se?ores¡¯ del cielo de Madrid gozan de buena salud
El censo urbano de halcones aumenta a siete parejas tras la incorporaci¨®n de una nueva Su poblaci¨®n tiene buenas perspectivas, aunque en estado silvestre est¨¢ amenazada
Erguidos e inm¨®viles, posados sobre una cornisa, sus cuerpos oscuros recuerdan a las g¨¢rgolas de las catedrales, aquellas figuras p¨¦treas que ocultan un desag¨¹e y cuyo espantoso aspecto se dec¨ªa que ahuyentaba a los demonios. Sus siluetas, sin embargo, son majestuosas. Son los halcones peregrinos, que desde hace a?os se ense?orean de los cielos de la capital.
En estado silvestre est¨¢n muy amenazados y su poblaci¨®n, en declive, se incluye en el cat¨¢logo de especies amenazas en la regi¨®n. En la ciudad, sin embargo gozan de buena salud. El censo urbano de halcones ha aumentado a siete parejas reproductoras tras la incorporaci¨®n este a?o de una m¨¢s, el r¨¦cord desde que se estudia la poblaci¨®n.
Desplazados por el deterioro de su h¨¢bitat, llegaron procedentes de las poblaciones de alrededor de la capital, probablemente los riscos y cortados que hay junto a Alcal¨¢ de Henares. ¡°Primero aparecieron y buscaron zonas donde reproducirse. Cuando las encontraron, acabaron estableci¨¦ndose¡±, cuenta Arantza Leal, bi¨®loga especialista en ornitolog¨ªa de la organizaci¨®n conservacionista SEO/Birdlife, que lleva haciendo seguimientos de esta especie en la regi¨®n desde 1996. Seg¨²n la organizaci¨®n conservacionista, en el censo de 2008 se revisaron los 98 territorios conocidos y se estim¨® una poblaci¨®n silvestre de 28 parejas reproductoras concentradas en dos grandes grupos: Sierra de Guadarrama y los cortados fluviales de los r¨ªos Henares, Jarama, Taju?a y Tajo
La presencia de estos animales no entra?a ning¨²n riesgo para las personas. ¡°Se alimentan exclusivamente de otras aves, como palomas, estorninos y cotorras ex¨®ticas¡±, asegura Leal. Ni perros, ni gatos. No atacan a las mascotas porque no pueden. Los halcones cazan al vuelo: cuando divisan una presa con su magn¨ªfica vista alzan el vuelo y se lanzan en picado desde gran altura ¡ªentre 0,5 y un kilo disparado a m¨¢s de 150 kil¨®metros por hora¡ª. ¡°No pueden cazar animales en el suelo porque se estrellar¨ªan. A veces ha ocurrido que alg¨²n halc¨®n ha muerto estrellado contra alguna cristalera cuando cazaba¡±.
A finales de marzo y principios de abril de cada a?o, coincidiendo con el periodo de incubaci¨®n, la organizaci¨®n realiza un estudio de las parejas reproductoras. ¡°La hembra se dedica a incubar los huevos, por lo que deja de salir y es normalmente el macho quien caza¡±, explica Leal. ¡°Cuando las cr¨ªas hacen tienen plum¨®n y su madre debe calentarlas¡±. Durante un mes, los pollos son alimentados por sus padres, pero luego tienen que aprender a cazar. Aproximadamente un mes y medio despu¨¦s de salir del huevo, a mediados de junio, los j¨®venes halcones se atreven con sus primeros vuelos.
Estos p¨¢jaros comparten su h¨¢bitat con otra rapaz, el cern¨ªcalo, una especie tambi¨¦n protegida, aunque menos amenazada que el halc¨®n peregrino. Esta ave, de cuya poblaci¨®n en la capital no hay cifras, es m¨¢s peque?a y sus h¨¢bitos de caza son distintos. ¡°Se ciernen sobre sus presas ¡ªratones, peque?as aves como gorriones e insectos como saltamontes¡ª. Cuando est¨¢n en el cielo se quedan suspendidos en el aire, como inm¨®viles, controlando lo que hay abajo¡±, asegura la bi¨®loga. ¡°Cuando localizan a su presa se tira a por ella¡±, de manera que cualquiera que pase por alg¨²n parque podr¨¢, con suerte, ver alguno de ellos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.